Un sueño extraño

Capítulo siete.

Era una tarde común en namimori o al menos lo sería de no ser por la presencia de cierto chico piña y lo que parecía ser un chico perro herido.

Mukuro arrastraba a su buen lacayo Ken a una de sus anuales visitas con el veterinario, sin embargo la visita de ese día era ligeramente diferente.

–¡No quiero!–Joshima intentaba con todas sus fuerzas escabullirse del agarre del mayor.

–Kufufufu~, no me importa lo que quieras o no, tienes que ir–El ilusionista reforzó su agarre en la correa alrededor del cuello del rubio, tal vez debería agradecer a Chikusa por ese regalo.

–¡Juro que me bañaré más a menudo, sólo no me lleve con ese loco, Mukuro-sama!–Lloriqueo el valiente adolescente.

Los habitantes de namimori miraban con extrañeza al dúo de amigos, no lograban entender mucho de lo que estaba pasando y sinceramente estaban seguros de que no querían saber, si algo habían aprendido del grupo de Sawada Tsunayoshi era que ante cualquier anormalidad en la ciudad lo mejor es hacer oídos sordos y apartar la mirada.

Las valientes y coherentes quejas del más leal de los miembros de la banda fueron ignoradas por la siempre amable y preocupada piña, una vez llegaron a su destino la amable y para nada malévola sonrisa del guardián se ensanchó al notar la presencia del doctor que atendería a Ken, sin embargo su sonrisa no tardo en desaparecer.

–¡Mukuro-kun~! ¡Viniste!–Un albino le saltó encima al adolescente, quien lo evito y provocó que se terminara donde un cabezazo con el chico perro.

–¿Qué se supone que hace eso aquí?–Rokudo señaló con desprecio al hombre que lloriqueaba mientras el rubio al que golpeo le gritaba.

–Olvide decirte, Byakuran vino de visita–Verde miró desinteresado la expresión hastiada de su mejor... ¿Paciente?.

–Kufufufu~, bueno como sea, no vine para tener dulces reencuentros con mafiosos ni para jugar al buen samaritano–La piña sonrió burlesco mientras halaba la correa que mantenía a Ken en el local.

Las frutas sádicas compartieron una mirada de burla mientras el Gesso les observaba con temor y Joshima recordaba lo que estaban haciendo y retomaba sus lloriqueos, el ex-arcobaleno del rayo miro por primera vez al rubio y casi se va de espaldas, la risa lo mataría un día de estos.

–¿¡Qué demonios le hiciste al pobre perro!?–La reencarnación de Da Vinci miro alegremente a la niebla, una mirada inocente se planto en el rostro de Mukuro.

–Ni idea, cuando llegue él había rodado por las escaleras después de tener una cita con mi linda Nagi–Las infantiles quejas del animal herido cesaron y su rostro se sonrojo furiosamente.

–Yo... ¡Yo no tuve una cita con ella!–Exclamó el avergonzado paciente.

–Ya veo, entonces rodó por las escaleras y tu tridente casi se entierra misteriosamente en uno de sus ojos, imagino que el hecho de que no pueda regresar a su forma humana no tiene nada que ver contigo–El científico observó divertido los múltiples golpes en el cuerpo del menor, ignorando olímpicamente todas y cada una de sus excusas.

–¡Exacto! ¡Sabía que todo aquello de ser un loco no te servía sólo para molestar!–Mukuro sonrió y miro con inocencia al infante frente a él.

Después de aquellas palabras, Verde se dedicó a utilizar al pobre Ken como su conejillo de indias en sus innumerables experimentos, de pura casualidad el chico volvió a la normalidad y mientras la tortura del rubio se llevaba a cabo, el guardián de la niebla lo esperaba pacientemente en la sala de espera ignorando completamente la presencia del monstruo come malvaviscos.

–¿Sigues enojado, Mukuro-kun?–Byakuran observaba al ilusionista con una sonrisa socarrona mientras se dedicaba a comer malvaviscos.

–Kufufufu~, a Tsunayoshi le encantaría esta ridiculez para regalárselo a su querido alondra-kun–La piña observó con interés una revista de tonfas y objetos que definitivamente amaría Hibari.

–No seas así, ya te dije que Sho-chan y yo no hicimos nada malo, él sólo se resbalo, Mukuro-kun–El albino se acercó hasta el menor e hizo que le mirará.

El ilusionista miro con molestia al hombre frente antes de sonreír con burla, el tratamiento de Ken había terminado.

Muchas cosas pasaron esa tarde, como siempre, entre las cuales sólo destacaron el hecho de que Gesso Byakuran siguió a Rokudo Mukuro hasta Kokuyo land y casi fue atravesado por un tridente, cortesía de la mala puntería de Chrome, Joshima Ken se juro a sí mismo tener citas... Salidas secretas con la ilusionista del grupo, Kakimoto Chikusa y Fran quedaron en comprarle un bozal al rubio del grupo para su cumpleaños, M.M disfruto en secreto de sus mangas yaoi 10069 y Sebaciel, Tsuna se dio un paseo por Kokuyo para visitar a su guardiana seguido por Hibari y terminó siendo participe de una discusión matrimonial de parte de un cielo y una niebla, Irie Shoichi casi muere de un susto cuando se vio rodeado por un niebla y terminó en medio del desierto, Yamamoto vio un OVNI y se lo comentó a Hayato quien corrió por la ciudad en busca de Juudaime para cuidarlo de los UMA y Reborn se partió de la risa al notar la normalidad de los guardianes de su aprendiz, eso mientras sujetaba a Lambo de cabeza desde la cima de un edificio de treinta pisos.

–¡Dokuro-san!–Un tridente de materializó y casi atravesó el cuello del profesor de historia, Chrome se sonrojó.

–L-Lo siento–Murmuró avergonzada mientras desaparecía su arma.

El profesor se alejó asustado y decidió no volver a despertar a la chica en caso de que volviera a verla dormir en clase.

La pelivioleta dedicaba miradas nerviosas en dirección a la puerta, tenía una... Reunión con Ken esa tarde y tenía el presentimiento de que nada bueno saldría de todo eso.

Tsuna sonrió levemente mientras observaba el sonrojado rostro de su guardiana, por algún motivo se sentía culpable y no sabía por qué, sólo había hablado con Mukuro en la mañana sobre la posible cita que tendrían Joshima y Nagi, y también había quedado con M.M para ver la segunda temporada de kuroshitsuji.
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¡Waza! ¡Esta historia revivió! El sueño de Chrome es normalito porque ella es la más cuerda de todos los personajes de khr :v