Era una mañana como cualquier otra en el poblado de nami-chū, se podía respirar la paz en el ambiente, aja claro, en especial en la residencia Hibari.
El menor de los hermanos observaba furioso a sus hermanos mayores, Alaude le miraba con frialdad mientras sostenía en una mano el testamento de su fallecido padre, mientras Fon le extendía lo que parecían ser un par de tonfas y una piña, tenía que ser una broma.
–No quiero nada de ese herbívoro–Gruñó, por doceava vez en el día, la idea poseer aquél par de armas le tentaba demasiado, sin embargo aún tenía su orgullo.
–Kyōya, no seas así, sabes que padre no tenía la culpa de ser torpe cuando Romairo no estaba–El azabache mayor suspiro con pesadez al recordar a la deshonra de su progenitor, él también se avergonzaba de Hibari Dino.
–Era un herbívoro–Tanto el menor como el rubio de los Hibari fulminaron con la mirada el pulcro ataúd que se encontraba cerca de ellos.
El experto en kempo suspiro resignado, no podía contradecirlos, colocando la fruta y las armas frente al menor decidió salir de allí, tenía alumnos que atender y no podía perder más tiempo, no paso mucho tiempo hasta que el mayor de los hermanos soltará un leve carnívoro y se retirará del lugar.
Una vez a solas un pesado suspiró escapó de los labios de Kyōya momentos antes de tomar una de las tonfas y golpear con ella el lugar de descanso de su padre, como le molestaba que ese estúpido herbívoro se hubiera muerto después de caerse por unas escaleras al tratar de evitar pisar una cáscara de banana, en serio ¿Quién podía ser tan patético?.
–Kufufufu~, Alondra-kun esa no es manera de tratar a tu padre–Aquella burlona voz irrito al adolescente, sabía que esa piña tenía que ser él.
–¿Qué demonios quieres, piña?–La alegre mirada monocromática se afiló ante esas palabras, como le irritaba ser llamado así.
–Escuche que el potro había muerto y me dije "¿Por qué no ir a jugar con Alondra-kun ahora que su padre no esta?" y bueno, termine aquí–La expresión de molestia en el rostro del azabache le hizo gracia al ilusionista, ambos sabían que no hablaba en serio.
Luego de una largo charla, en la que el uso de violencia y malas palabras fue protagonista, ambos chicos se miraron aburridos, pelear no era lo mismo sin nadie torpe a quien llevarse por el medio, es así como Mukuro recordó el objetivo principal de su visita, conseguir una nueva víctima de sus peleas con la alondra.
–¿Sabes? He escuchado que en el reino vecino hay una princesa bastante hermosa–El repentino, y futa de lugar, comentario de Rokudo desconcertó a Hibari.
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Un sueño extraño
HumorHistoria (o tal vez historias) sin sentido que han salido de lo más oscuro de mi mente. Paz y amor ✌