Tras mucho deambular llegamos a lo que parece una mansión, y bastante protegida según vemos. Hay unas doce personas de seguridad, vigilando el perímetro, no son fáridos—menos mal, ya empezaba a estar cansado de ellos—.
—Tengo hambre, ¿cenamos pierna de "segurata"?—me dijo Tom desafiante.
—Pierna y costillar, brindémonos una buena barbacoa—chocamos las manos y nos acercamos lentamente.
Nos movemos con sigilo, parece que llevemos toda la vida trabajando juntos, nos compenetramos bastante bien.
Llegados al punto clave, unos pocos metros más adelante, nos lanzamos a por dos de esos guardianes, a los que ahogamos gracias al salto que damos desde nuestra posición. Al tercero que cubría la puerta de entrada le habia rebanado el esofago desenfundando la katana en tiempo récord.
—Bien, ya tenemos asegurada la puerta, sigamos avanzando—le dije de forma comprensiva.
—De acuerdo, sigamos, puede que ahora nos busquen—mencionó Tom.
Cojo la pistola de calibre 5 milímetros de uno de los tres guardias, nunca viene mal un poquito más de seguridad. Por suerte no ha podido ni desenfundarla, así que tenemos balas gratis.
Abrimos el portón y al hacerlo con tal violencia, me viene a la cabeza un capítulo de Starkie y Hutch, esa serie que estaba día si, día también en el televisor del salón de mi casa, a todos le gustaba, a mí, ni la casa.
El olor a sangre y los gritos se van haciendo más y más pudorosos a medida que avanzamos en dirección este.
Entramos a un salón y lo que primero vemos es una joven chica, con la ceja izquierda rota y la cara ensangrentada, pero de unos hermosísimos ojos verdes y de un pelo entre castaño y rubio. La chica está llorando y deja de hacerlo repentinamente, lo cual nos extraña muchísimo y hace que nos demos la vuelta, pero al ver que entra un encapuchado con un machete damos rápidamente un paso atrás, y la chica comienza a gritar despavorida, está claro que sabe como va a acabar la función.
Tom no se lo piensa dos veces y le arroja el tridente a la tráquea del "verdugo", lo cual le concede una muerte rápida y asegurada, aunque una fuente de sangre se iba asentando progresivamente en el suelo, como una fuente de color de muerte. Nos acercamos a la chica para calmarla. Abrimos la celda en la que estaba para liberarla, lo más rápido que podemos—no tenemos tiempo para presentaciones, hay que seguir con el golpe—.
Seguiremos investigando la mansión entre los tres, y ya sabéis que 6 ojos ven más que 4.
Un pestilento olor se hace notar detrás de la celda en la que estaba la chica. Nos miramos Tom y yo gesticulando con la cabeza en modo de afirmación para adentrarnos al abismo. Eran unos 15 verdugos, asesinado jóvenes de no más de ocho años. La mayoría eran torturados por diversos métodos, cada cuál mas desagradable. A cuatro o cinco les están amputando las piernas para que no escaparan, otros son disparados en la nuca, muertos por inanición...
—¡¿¡¿¡AAAAAAAAAAGHH!?!?—grité con toda la rabia que tenía contenida en mi cuerpo y dirigiéndome hacia ellos, mientras increíblemente estaba disparando las balas que tenía el cargador a todo ser despreciable de ese lugar.
—¡Tom pásame la tuya, vamos!
—Roux, cuando cuente 3, agachate.
—¡Pero dale YA!
—¡TRES!
La bala me rozó la cabeza pero salió bien ya que le atravesó el cráneo al fárido que tenía detrás.
—¡Cabrón casi me matas!—le dije con un cabreo más que notable.
Pero bueno, no obstante gracias.
—De nada eh—dijo Tom con un tono vanidoso, aunque sabía que lo decía para hacerme reír y que se me pasara el cabreo.
—Bueno, ¿nos hacemos una barbacoa con estos verdugos? Vuelta y vuelta están bien crujientes—dije riéndome a más no poder.
—Venga vale—asintió Tom con la cabeza.
Estábamos asombrados por lo que acababa de pasar. Me sorprende ver a Tom cogiendo unas extremidades de los múltiples cuerpos mutilados que había ahí—menudo desperdicio—.
Lo que yo le dije como una broma parece habérselo tomado en serio, no sé si prepcuparme o pensar que está siguiendome la broma, y por ende un humor que admiro.
Ahora que parece que los humos se han calmado, creo que deberíamos volver a por la chica y huir de aquí cuanto antes...
Corremos los tres hacia el portón por dónde habíamos entrado en un principio, pero nuestra nueva amiga no puede correr demasiado debido a las múltiples heridas que tiene en las piernas, a priori me parecen cortes bastante profundos, ¿cómo no me había fijado antes?
—Cógela en brazos Roux o haz lo que quieras, no queda otra opción, pero date prisa—exigió Tom.
Así lo hago, simplemente por el hecho de apresurarnos y salir de aquí.
—¿Pero qué tenemos aquí? Una traidora y dos jovenes salvadores, que curioso...¿Adónde pretendiais ir?—comentó una sombra de un tamaño más bien enano.
—Espera, ¿quién eres tú?—preguntó Tom.
—Eso no importa, lo que realmente nos compete saber es qué hacéis aquí—dijo ese señor, cuya voz era más malévola que su altura (aunque tampoco era difícil).
Bueno, da igual os voy a dejar vivir, todo sea por hospitalaridad.
Acto seguido desenfunda una pistola que guardaba en un sitio poco recomendable, sin ir más lejos.
—Soltad las armas chicos—exigía el extraño hombre.
—De acuerdo...—dije mientras disparaba una bala a su rodilla cuando estaba soltando el arma.
—Mi nombre es Patterson—dijo mientras comenzaba a reirse sin motivo aparente.
—Muy bien, Patterson, dinos qué es lo que estás escondiendo para tener tanta seguridad, que, por cierto, debes buscar mejor personal—dijo Tom desafiante.
—¿O sino qué "pequeño elfo"?
—¡EH!—gritó Tom cabreado mientras me estaba abalanzando a por él, sabía que pensaba hacer...dispararle y acabar con esto...bien pensado, pero aún no.
—No entres en su juego, tío—supliqué.Acabamos entrando a una especie de desván, muy de película (de esas que me fascinan, sí, de terror). Hay una tenue bombilla colgada en mitad de las escaleras que bajan al enorme desván; el ambiente es de un frío casi siberiano...poco ayuda.
Al bajar el último escalón vemos que destacan principalmente mucho inventario de tortura—seguramente usado por los "ex" verdugos—, y...
—¿Qué...coño es eso?—musité atormentado.
—Dime que no es lo que yo creo—dijo incrédulo Tom.
—Sí, son fetos, ¿podemos avanzar ya? Este sitio me da mal rollo.—dijo la nueva amiga.
Las arcadas empezaron hacerse ver, bueno, ver...más bien notar, un hedor que era la guinda para este antro de mierda.
—Roux, ¿qué estás haciendo?—dijo la chica.
—No soy yo, son recuerdos...—dije mientras empezaba a observarlos.
Lo que no nos esperábamos ninguno de nosotros era ver lo que estábamos viendo ya. Bebés, siendo asesinados por sus propios padres, todos con una misma metodología, es como si estuvieran alienados...
Todos eran apaleados como si de un partido de béisbol se tratara, un acto deleznable que, según parece a estos seres les causaba mucha gracia.
Uno...tras otro...otro más...contamos cerca de diez, los garajes dónde los "bateaban" parecían teñidos de un color rojo intenso...risas...muerte...fe perdida en la humanidad...
—JODER ROUX HAZ QUE PARE—gritaron ambos.
—No...no puedo...no lo controlo yo—mencioné tartamudeando.
Poco después, los recuerdos expiran y caigo al suelo, debido a lo que acababa de presenciar...
—O sea, ¿que estos fetos son familia de los hijos bateados? Alguna importancia tendrán para que los guarden en estas celdas...
—Vámonos de aquí Roux
—Venga. Vale—dije con tono confiante.
![](https://img.wattpad.com/cover/80758050-288-k507772.jpg)