Jongin, ¿Dónde Está el Gato? → KaiSoo

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A puertas de graduarse, de cumplir los dieciochos años, y de ingresar a la universidad, Jongin tenía un problema serio.

Los sueños húmedos.

Todo era culpa de Do Kyungsoo porque la imagen de su espalda, cintura, trasero y pene se mantuvieron tan vivas en su mente como las sacudidas húmedas y disparatadas cuando se despertaba a media noche. Sinceramente, y cuando sólo era testigo la luna de la madrugada allá afuera, se había follado en más de veinte posiciones distintas a Kyungsoo en sueños. Y eran LAS posiciones. El primer sueño vino el mismo día del incidente en el baño, hace una semana. Se había acostado con la cabeza llena de problemas matemáticos ahora que estaban en la recta final, y de verdad pensó que soñaría con Yang dándole lecciones y llenando hasta el tope una pizarra de mil centímetros por mil de números y ecuaciones, pero contrario a ello (o siguiendo la misma línea de sus traumas) se encontró con un profesor sexy llamado Do Kyungsoo, con una regla, y a él mismo con las pompas al aire y gimiendo cosas como «¡Castígueme, profe!» Fue excitantemente vergonzoso pero se sintió real, en algún punto del lenguaje sucio y las nalgadas, Jongin se perdió en esa piel blanca que insistía en sus recuerdos, esa voz ronca pidiendo por más, esos movimientos de cadera.

La estreches...

Otras veces lo soñó vestido de medieval, culpa de su clase de historia; imagínense, en la clase de salud y sexualidad ni siquiera necesitaba ropa. Era una puta locura. Movido por la desesperación, invitó a Taemin a dormir para que lo vigilara y lo despertara cuando comenzara a gemir o esas cosas, pero el desgraciado sólo lo había grabado porque «Marica, te juro que se me puso la piel chinita mientras estabas ahí, jalándote la que te conté».

Y luego le pidió permiso para subirlo a internet. Ah no, de paso le preguntó que en sus sueños, quién era el muerde almohada porque eso de «Hyung, muévete más fuerte» lo tenía en un tacón y sin tapita.

Total que Taemin no volvió a esa casa, al menos no por un tiempo, y Jongin tuvo que enfrentarse a su problema, solo. Solo había llegado al mundo, y solo iba arreglar todo aunque no sabía por dónde iba a empezar. Era un problema, Jongin fue víctima del foco de su madre porque no le creía que había desarrollado un TOC por lavar las sábanas todos los días, ya hasta se estaba quedando sin excusa, y el problema seguía ahí, recurrente y arrasando como la Thalía.

Jongin llegó a la escuela un miércoles malhumorado mientras todo daba vueltas y tenía sueño, también hambre, tenía de todo. Sus amigos estaban animados no obstante, incluso Yifan, porque cada vez se acercaba la culminación del curso escolar, pronto llegaría la graduación y lo que tenía a todos emocionados eran los preparativos para el acto de grado y la fiesta. Esto se daba todos los años, cuando los cursos llegaban a su final, por ende tendía a ser el boom porque el presidente de turno se encargaba de ello. Y Kyungsoo sí que se había puesto en esas labores.

El presidente escolar, que es igual al hombre de los sueños de Jongin (literal) tenía a todo mundo trabajando en su poder (más porque eran sus amigos), a los interesados, y los que necesitaban los puntos extracurriculares para sobresalir, y entre ellos estaba Jongin. Resumiendo lo que había pasado el día anterior, el asistente del director había pasado por cada salón conjuntamente con el presidente y el asistente del presidente (Baekhyun), para cariñosamente hacer la invitación (y amenazar, cabe destacar) a los estudiantes para que se inscribieran en aquello en lo que podían ser útiles para la organización. Había muchos comités; música, decoración, logística, baile, un montón de actividades impulsadas por Kyungsoo con su súper plan para que todo marchara bien y que todos tuviesen qué hacer en aquellas jornadas, de manera que el acto y el baile fuese súper espectacular, traducción de Baekhyun porque las palabras de Kyungsoo habían sido más serias.