Capítulo 17.

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Me mata el dolor de cabeza y tengo una sed impresionante pero al menos hoy la cama no da veltas.

A penas me despierto me pongo a hablar con romi como hago a diario desde hace casi un año.
Me pregunta como la pase anoche "Perdí la apuesta" le respondo. Hace poco más de un mes apostamos a que no teníamos que besarnos con nadie hasta que él regresara a ver a su madre en las vacaciones, una vez que volvía podíamos besar a quién quisiéramos. El que besara a alguien antes de ese lapso perdía y el premio para el ganador era una Coca-Cola.

Era la segunda apuesta que perdía con él. La primera la hicimos cuando me puse de novia con Matías, Román me apostó a que no durabamos más de tres meses, subimos la apuesta a seis meses (a pedido mio) y terminé perdiendo un novio y una Coca-Cola después de los tres meses y pico.

Romi me dijo que no había roto la última apuesta, Andrea es una amiga de su familia y es mucho mayor que él según me explicó. Por ende todas las cosas que imaginé en medio de mi autotortura fueron en vano.

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En los meses que estuve conociendo a romi me enteré de muchas cosas, como que el día que lo ví por primera vez estaba drogado y que eso era algo común en su corta vida o que él y mati habían sido amigos en el pasado, se distanciaron y en el momento en que aparecí en sus vidas terminaron definitivamente su amistad.

En ese tiempo odié a su madre por dejar que su hijo desde tan pequeño ande sólo o con malas compañías en las calles, por dejar que frecuente lugares de adultos (a pesar de que gracias a eso nos conocimos) y por haber permitido que deje de estudiar sin haber terminado el segundo año de secundaria. La odié a ella y a su padre, a ambos por igual, aún sin conocerlos.

Nunca dudé en que todavía estaba a tiempo de enderezar su camino, tampoco en aconsejarle que deje de fumar y tomar y que vuelva a la escuela, ni dejé de quererlo un sólo segundo por llevar esa mala vida.

Lo único que me molestaba de él era aquello que aún no lograba saber.

Mi gran duda fue aclarada una noche en dos simples y reconfortantes palabras - aunque una vez leí:  (...)La verdadera esencia del romanticismo es la incertidumbre(...) O.Wilde, yo quería tener esa certeza -. De la nada, sin preguntarle él me dijo: "Me gustas". Otro momento de absoluta felicidad para mí, aunque sólo al día siguiente tuve el valor de confesarle que él también me gustaba y mucho.

Estoy inspirada :') Además de estar volviendo a sentir muchas cosas como si fuera la primera vez. Escribir también es sentir. Gracias por hacerme sentir estas cosas de vuelta y gracias por leer esto.

Yo también tengo mi historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora