Capítulo 2

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Saltaba por los edificios de Paris, no sólo apresurada por cumplir mi labor, sino también admirando el hermoso paisaje que se encontraba en todas partes.

Sobre el arco del triunfo, uno de mis lugares favoritos, estaba nuestra nueva víctima del día.

-¡Paris! como vuestro fiel compañero he de prometer dar mi vida por asegurar el bienestar de todos, yo AmourChiens, os juro libertad, para protegerlos de todo, cueste lo que cueste.

-Había escuchado que a los perros debes soltarles la correa de vez en cuando, pero estos se pasan. - Mi fiel compañero sorpresivamente estaba junto a mi.

-Creo que los perros son mil veces mejores y de los grandes amigos del hombre. - Su rostro denotó tristeza - Pero aún así, siempre he preferido a los gatos. - Dije al momento que le regalaba un sutil guiño.

-¡My Lady! - Se abalanzó, creo, a abrazarme.

-No es momento para eso Chat, ¿ya lo observaste?, ¿lo encontraste?

Parecía desorientado, dándome como señal un breve parpadeo múltiple.

- Debes poner más atención gatito, Paris se ha vuelto una ciudad complicada, no hay tiempo ni para errores ni para jugar.

-¿My lady? ¿Te ocurre algo? Noto que estás más alerta de lo usual. - Sus ojos y orejas caían, causaba ternura ver esa expresión de preocupación.

-No es nada Chat, sólo que cada día es lo mismo, a veces desearía salir de esta rutina, aunque no negaré, que suele ser divertido ser la heroína de todo Paris.

Con mi yoyo en mano, lo lancé fuertemente para balancearme, quedando a sólo unos pasos del villano.

-Chiens, está bien proteger a los que quieres pero no les puedes privar de su libertad.

-El mundo es insignificante para ti insecto, para los perros es mucho más grande, debemos proteger a nuestros amos, no importa si son infelices mientras estén seguros, haré lo necesario para mantenerlos así.

-Pero Chiens, ¿estas dispuesto a ser odiado por quien amas?

-Yo lo haría.

-¡Chat Noir! me asustaste.

-Tal vez tenga razón My Lady. No me importaría ser odiado si con eso pudiera mantenerte segura a mi lado.

-¡Gato tonto! no es momento para tus juegos.

Era demasiado tarde, mientras estaba distraída por las tonterías de Chat, AmorChiens escapó. Distraída por las palabras de mi compañero ni siquiera pude al menos ver la dirección en que se fue.

Un tanto enojada, le miré de reojo, pero no recibí lo que esperaba. No había rastro de mirada de culpa o la sutilidad de un cercano "lo siento". Fruncía el ceño, mientras me observaba detenidamente.

-¿A caso hice algo para molestarte?

-Ladybug... lo que dije antes, era cierto.

Supongo que me sobresalté un poco.

-No es momento para esto, debemos apresurarnos en purificar el akuma.

Antes de lanzar el yoyo, parecía tener la intención de decirme algo, pero no deseaba continuar esa conversación.

Desde hace un tiempo, sus coqueteos habituales no eran como antes, siempre llegaban a un punto melancólico y en ocasiones, como esta, a cosas mucho peores que hasta me han llegado a asustar.

Un Trébol De Cuatro HojasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora