7.-

71 5 0
                                    

-¿Qué dijo? ¿Necesita algo?

-Se van.

-¿Se van? Acabamos de llegar, Pí.- Pablo se levantó muy molesto de la sala y se fue a su cuarto.

-Tengo que ir a hablar con él. No tardo.

-Oye, Pía, nosotras creo que vamos a ir con mis papás a cenar, te queremos. Cualquier cosa nos marcas por favor.

-Muchas gracias, Jay.- las niñas se salieron de la casa y Piña se levantó del sillón.

-Nosotros también ya nos vamos, Pía. –tomé a Piña por la mano y lo detuve.

-No, no se vayan todavía. Por favor.- Piña me vio con tanto entendimiento o luz o no sé, pero me apretó la mano y me dijo que esperaría.

Fui al cuarto de Pablo para explicarle bien las cosas. No era lo mismo de siempre. Ahora era diferente todo esto y necesitaba entenderlo.

-Pablo, escucha.

-¡Toca antes de entrar, Pía!

-Pablo, de verdad escúchame. Nosotros no nos vamos.

- ¿No?

-No.- me senté con él en la cama y le expliqué. –Mis papás se van dos semanas. Hay un congreso en España y tienen que ir, pero nos podemos quedar aquí, o en un hotel o en casa de la abuela, si quieres.

-Pini, tenemos 22, no tenemos que quedarnos en otro lado que no sea nuestra casa, aparte, no necesitamos a nadie más que a nosotros, ¿no?

-No, vamos a estar muy bien solitos.- Pablo ha sufrido problemas de ansiedad por mucho mucho tiempo, hemos llegado juntos hasta el hospital. Él sabe que siempre voy a estar aquí para él, pero a veces se siente solito y con las mudanzas y dejar algo a lo que ya estábamos acostumbrados, para él es muy fuerte y doloroso.

-Bueno, Pía, vamos a la sala como si nada hubiera pasado.

-Sí, hablando de eso, las niñas se fueron a su casa y sólo están Netza y Piña.

-Oye, hablando de Piña, ¿porqué estaban tan abrazaditos y dormidos en la hamaca del patio?

-¿Hamaca? ¿Abrazados? No, no me suena. No sé de qué hablas. –salimos a la sala y Piña y Netza estaban muy metidos en su celular y Pablo les gritó como para asustarlos.

-¿Todo bien, oigan?

-Sí, todo muy bien, Netza, gracias por preguntar.

-Pues, qué bueno, aquí el perrazo y yo estábamos platicando, ¿verdad perrazo?

-Verdad, perrazo.

-Y le propuse ir a nuestra casa y sacar las guitarras, pasamos por unas chelas antes se arma bonito.

-Jalo, y aparte, Pía canta muy bien, ni saben lo que se han perdido toda la vida.

-Eres un exagerado, Pablo, pero sí me gusta la idea. Voy por mi bolsa y a dejarle una notita a mi mamá de que salimos, para cuando venga a hacer la maleta no se le haga extraño que no estamos. Ya vengo.

Me subí a mi cuarto a buscar mis cosas y un sharpie para escribirle a mi mamá...

{Pablo P.O.V.}

La Pichu se subió a su cuarto y yo, como buen hermano y amigo obviamente iba a molestarla a ella y al Piña

-Entonces, Piña, ¿porqué abrazabas anoche a mi hermanita en una hamaca?

-ja j aja ¿Nosotros? Nombre, a lo mejor viste mal, Pablo.

-¿Sí sabes que es más chica que tú? – de verdad podía ver cómo empezaba a sudar y Netza sólo se reía.

-No, mira, era eso o adentro de la casa.

-Ah, ¿sí?

-¡Pablo! –Pía apareció de la nada volándome la cabeza con su rayo láser.-¿De qué hablaban?

-De nada, ¿verdad, "perrazos"?

-Verdad, perrazo.

{Pía P.O.V.}

Alcancé a oír que Pablo le reclamaba a Andrés y me dio mucha risa, pero cuando dijo que pudimos estar adentro de la casa me dio tanta vergüenza o "no sé qué" que preferí interrumpirlos.

-¿Nos vamos?

-Por favor- Piña abrió la puerta de la casa y nos dio el paso.

Nos fuimos en mi carro a un oxxo súper cerca de su casa. Me acuerdo un poco dónde viven porque cuando vine era de noche, pero aún así soy muy buena con las direcciones y para orientarme. Pablo y Netza se bajaron a comprar cositos para comer y tomar y así y Andrés y yo nos quedamos en el carro.

-¿Y...?- quería romper el hielo antes de que llegar Pabs

-¿Y qué?

-¿Te preguntó algo Pablo?

-Sí, pero no te apures. No dije nada, como me lo pediste.

-Muchas gracias, Andrés.

-No, no agradezcas, no creas que te va a salir barato, eh.

-¿Ah, no? ¿Qué piensas hacer, entonces?- me giré para verlo en el asiento trasero y lo único que pude ver con certeza fueron sus labios en una bellísima sonrisa. 

Siempre hay más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora