¡Déjame en paz!

Capitulo 13

¿Podemos hablar? - masculló atropelladamente.
Mafumafu apenas volteo a verla sonrió con alegría y un leve brillo en los ojos, aquí estaba frente a la chica que acaparaba sus pensamientos de sol a sol, quien le robaba los suspiros y provocaba aquel escalofrío en su espina dorsal con el simple hecho de pronunciar su nombre.

Claro Miku-chan ¿en qué puedo ayudarte? - respondió con una voz dulce y melodiosa que sólo utilizaba con ella, después de todo ella era especial para el, era aquel diamante que uno tenía la oportunidad de hallar tan solo una vez a lo largo de su vida.
¿Pue-puede ser en privado?- el nerviosismo se notaba en la voz de la joven, después de todo ¿quién no estaría nervioso en una situación cómo esta?
Ambos adolescentes caminaban por los pasillos de la escuela, esos pasillos en tonos blancos y acabados de madera, con altos techos y grandes ventanales con unos delicados enrejados metálicos que daban al precioso jardín, hecho matemáticamente por algún experimentado jardinero.
Algo que era bastante común a la vista de lo demás, pero a ciertas personas les llamó la atención de sobremanera. No solo el verla caminar junto a Mafumafu, si no que el hecho de que sus dedos estuvieran entrelazados firmemente.
Finalmente llegaron a una zona poco visible de la escuela, detrás de un muro de rosas se encontraba un pequeño espacio, cubierto por un verde pasto y una que otra pequeña y delicada flor, que te recordaba a aquellas hermosas fotos donde las flores se ven perfectas, en el centro había un viejo sauce que aún se mantenía firme luego de muchos años, otorgándole sombra y un aspecto fresco y romántico a aquel oculto lugar, el suave crujido de sus hojas se hacía presente, tal como el sonido de las agujas del reloj provocaba una sensación de melancolía y tranquilidad.
La primera en pronunciar una palabra fue Miku, aún nerviosa hablo con labios temblorosos, intentando mantener su mirada en aquellos ojos rojo carmín, su corazón latía estruendosamente, tanto que le asustaba el hecho de qué tal vez el pudiera escucharlo.
Yo... bueno... eh- respiró hondo- Mafu-kun, cre-creo que tú también me gustas.
Antes de que el pudiera responder, la aguamarina se acercó a sus labios con los ojos cerrados, el al comprender sus intenciones cerró sus ojos y comenzó a acercarse lentamente, el momento era perfecto, ambos se acercaban con delicadeza, sus cálidos labios estaban apuntó de encontrarse era como si el mundo a su alrededor se hubiera puesto en pausa y solo existieran ellos dos sobre la faz de la tierra, pero antes de que sus labios pudieran siquiera rozarse alguien los separó bruscamente.
Miku ¿¡qué crees qué estás haciendo!?- el chico de cabello tonalidad mostaza intentaba usar un tono de voz neutro, pero su cara de total fastidio lo delataba.
N-Nero yo estaba- su mente quedó completamente en blanco, estaba perdida, entre dos chicos, por un lado estaba Mafumafu, a quien se acababa de declarar y estaba a punto de besar y por otra parte estaba Nero su primer amor, quien había presenciado aquel "casi beso" entre Mafu-kun y ella.
Estaba a punto de besarme- hablo Mafumafu mientras la rodeaba por la cintura atrayéndola a su costado- porque es mi novia.

En ese instante para ellos el mundo se detuvo, es como si por un momento todo a su alrededor hubiera desaparecido, parecía como si su corazón hubiera dejado de palpitar contra su pecho, como si lo hubieran apagado por unos instantes que Ma bien precian eternos. Para cualquier otra persona este evento no tendría mayor importancia, pero para Nero y Len quien escucho la conversación a lo lejos, es como si poco a poco, su mundo se comenzara a desmoronar.
Vaya vaya- se escuchó una voz que sobresaltó a los tres jóvenes- así que el enano fastidioso, logró enamorar a mi querida Miku, es una lástima que ya no podremos ser tan "cercanos" gracias a tu novio, pero las cosas pasan por alguna razón ¿no?, felicidades tortolitos.
Dijo el joven rubio, hablado con una tonalidad un poco irónica, de hecho no miraba a nadie, es como si le hablara a la nada, como si no estuviera presente.
¿Len?- preguntó Miku, aunque era obvio que se trataba del menor de los Kagamine, había algo diferente en su mirada se veía  perdida y sin brillo, aunque parecía que ninguno de los presentes lo notó.
Continuará...