CAPITULO 12

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HOPE

La cucharita de té apoyándose sobre el platito de la taza, es el único sonido que se siente en mi habitación.

Sip.

Acá estoy.

Por la tarde, ya en casa y tratando de procesar conmigo misma como dije en frío, la dichosa apuesta de mi sexi primo.

Y digo tratando, por dos cosas.

Una.

Por lo que menos estoy es fría, maldita sea.

Las huellas de calor del cuerpo de Caleb con el mío y los dos contra el tanque, permanece en mí.

Como sus labios palpitantes, húmedos e hinchados al romper el beso, para mirarme con su rostro tan cerca del mío y que podía sentir la calidez de su aliento.

Colmándome de sensaciones, tanto nuevas como las viejas.

Doy un sorbo sin ganas a mi taza de té.

Mierda contigo, Caleb Montero.

Y dos.

Tratando de asimilar estos 45 días próximos, que comenzaran mañana con este puto juego o competencia entre ambos de mi ego, contra su elevada esperanza.

Subo el volumen de la música que había dejado en mute, para concentrarme y procesar un plan de escape o en su defecto, para hacerlo perder a Caleb ante del periodo estipulado.

Carajo.

La punta de mi bolígrafo entre mis dedos, no deja de golpear en la hoja en blanco una y otra vez.

Mierda.

Porque, soy una jodida genia en esto y no se me ocurre nada.

¿Cómo, puede ser?

Después de cerrar la puerta tras sí y dejarme de cara con sus palabras de su todo por el todo frente a un importante grupo de activos y testigos en el predio bajando del tanque, no volvimos hablar con Caleb, más que esporádicos cruces por pasillos y corredores del Holding.

La Gran Apuesta Parte®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora