CAPITULO 2

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HOPE

¿Esposa?

¡ESPOSA!

Las palabras no me salen, porque mis labios tiemblan por la burrada que dijo y frente a Mathew.

Mi índice que sostiene la lata de gaseosa, se levanta para apuntarlo apretando esta con tanta fuerza, que tengo miedo que su contenido salpique mi ropa.

O para mi mayor deleite, la de Caleb.

Ya no escucho la música.

Ya no veo gente a mi alrededor.

Solo somos Mathew, el enano metiche y yo.

- Retráctate... - Le murmuro entredientes.

Mejor dicho.

Lo amenazo.

Y me mira fijo.

Quiero mandarlo al cuerno con mi sarcasmo patentado.

Pero, solo balbuceo.

¿Qué, me pasa?

No me salen las palabrotas y créanme, soy muy buena en ello.

Sus ojos van a mi escote donde tengo mi mano ahora, para luego nivelar sus ojos a los míos otra vez.

Porque y por solo un instante sentí, que mi pecho se expandió y apretaba en este.

Y no, por esos condenados ojos color chocolate que lo que tienen de lindo lo tienen de tierno.

Sino.

Por la forma en que lo hace.

Negando lentamente mi amenaza con ese rostro de simetría infantil y de rasgos lindos, dulces como perfectos.

Caleb de niño, no siendo agraciado en altura y con su pequeña contextura física a diferencia de los chicos de su edad y agréguenle la poca ayuda a eso, los bráquets para alinear su dentadura por años.

Era como el pequeño patito feo del grupo, pero con esa dulzura sumado a su carácter determinante y alegre tan propio de él, no había mujer de la edad que fuere o que no caiga rendida a sus encantos.

La Gran Apuesta Parte®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora