4. But, would you please keep a secret?

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-Lydia... ¡Lydia!

Había estado mirando fijamente a Allison mientras pensaba en cómo diablos le explicaría a Scott que en un universo alterno él era un hombre lobo y tenía un mejor amigo que había sido secuestrado por unos fantasmas, y que este necesitaba su ayuda para ser rescatado. También pensó en contarle a más gente. Como Deaton o Allison. Pero, ¿sería correcto que la ayudara a encontrar su propia muerte? ¿Sería egoísta? Al decidir entre Allison y Stiles, era obvio que elegiría a Stiles. Quién sabe donde estaría en ese momento, o si "estaría" en alguna parte, o si estaría bien. Pero justo frente a ella tenía a su mejor amiga muerta, sana y salva. No tenía el valor para confesarle la muerte a una persona que tanto quería, y menos para provocársela. Pero a la vez, Allison ya había sido asesinada, ya había muerto. 

-¡Lydia!

-¿Qué?-reposicionó su visión y se concentró para responder algo coherente. La razón de que hubiese tenido la posibilidad de perderse en sus pensamientos era la conversación tan mundana que estaban teniendo los dos individuos a su lado. Se preguntaba si así habría sido su vida de no ser por ese chico cabello color almendra. Allison nunca se hubiese enterado de que era cazadora; Scott nunca hubiese sido mordido; Derek... Comenzaba a formársele un plan en la cabeza. Uno de esos que suelen fallar. Pero era lo mejor que tenía. Y era algo con lo que empezar.

-Lydia, ¿qué te pasa?

-Nada -respondió al fin-. Estoy preocupada por algo. No importa -miró a su alrededor y no vio a Jackson-. ¿Y...?

-Se fue a buscar algo de tomar.

Habían ido a una heladería cerca de la escuela. Lo primero que habían hecho al llegar era hablar. Hablar, hablar y hablar. Pero por supuesto no era algo que a Lydia le interesara en absoluto. Así que cuando le daban la posibilidad de participar en la conversación ella solo respondía o no.

-¿Lydia? ¿Qué es lo que te preocupa? Puedes contarme lo que sea. De verdad. Soy tu amiga. Quiero ayudarte.

-Yo no...

-Soy Allison -seguía insistiendo-. Confía en mí.

Seguramente no tenía ni idea de lo que estaba diciendo. Claro que confiaba en ella. Pero contárselo sería poner sobre sus hombros el peso de una vida. De miles de vidas, que sin Stiles estaban perdidas. 

-Si te lo cuento creerás que perdí la cabeza.

-Claro que no Lydia. Tú pierdes la cabeza por cualquier cosa. Ya verás que no es nada.
De verdad que no sabía lo que decía.

-¿Estás dispuesta a arriesgarte por lo que estoy a punto de decirte?

-¿Arriesgarme? Lydia...¿en qué te has metido? -se acercó y bajó la voz para que de alguna manera la conversación fuese más privada.

Ya era demasiado tarde para no decirle. Tenía que hacerlo. E igualmente, necesitaría ayuda. Allison era, suponía, la única persona que de verdad confiaba en ella en aquel mundo paralelo. Así que la tomó del brazo y la llevó a su auto. Le pidió disculpas a Jackson y le dijo que tenían un asunto de mujeres que atender. Le preguntó si los jugadores de lacrosse seguían en la escuela, y esperó no sonar muy sospechosa entonces.

Condujo lo más rápido que pudo. Allison permaneció callada, demasiado asustada o confundida como para no estarlo. No quería soltar más detalles antes de tiempo, así que ella tampoco habló. Al llegar a la escuela, cruzaron los pasillos algo de prisa. Y cuando estuvieron en el campo, le preguntó a su amiga si conocía a Scott. No tenía ni la menor idea de quién era. Incluso creyó notar que Allison se sorprendía al saber que Lydia sí. Sin embargo, hizo caso omiso de ese detalle y la condujo hasta la banca. Allí estaba sentado Scott McCall.

Lydia hubiese hablado con él. Pero después de lo que había ocurrido aquella mañana, prefirió no hacerlo.

-Allison, ve e invita a ese chico a salir. Hoy a la noche, En tu casa -le dijo mientras señalaba a Scott con algo de verguenza. 

-Pero...

-Si quieres que te cuente todo, necesito que ese chico de ahí venga con nosotras. Está involucrado. Y creo que ya lo asusté lo suficiente -Allison trató de resistirse, pero no lo logró-. Por favor. De cualquier manera, aunque no quieras que te lo cuente, lo voy a necesitar. Así que hazlo por mí.

Tímidamente, Allison fue acercándose hasta Scott y se sentó a su lado. Hablaron, pero Lydia no alcanzó a oír. Minutos más tarde, una amplia sonrisa se encendió en el rostro de su amiga, la cual contagió al chico. Al llegar a su lado, Allison conservaba su sonrisa. 

-¿Funcionó?

-Funcionó.

Cuando encendió el horno, el olor a gas la golpeó en la cara. Se notaba que en la casa de los Argent no cocinaban mucho. No era una verdadera cita, pero comida y algún que otro detalle ayudarían a que el ambiente fuera más acogedor. Así que, además, encendió unas cuantas velas y se aseguró de que su amiga estuviese arreglada. Ella ya se había preparado. Y al sonar el timbre, Allison abrió la puerta.

-Hola -dijo con su excelente actuación de buenos ánimos.

-Buenas noches -Scott llevaba puesto un esmoquin. También le entregó unas flores.

Al ver que Scott esperaba para pasar, Allison entornó la puerta.

-¿Te molestaría un ligero cambio de planes?

-¿A qué te refieres?

-Bueno -Lydia estaba empezando a impacientarse. Si esto salía mal, Scott no querría hablar con ninguna de ellas. Y eso significaría un grave problema-, mi amiga, Lydia, su mamá tuvo un accidente, y tendrá que acompañarnos esta noche. ¿Te parece bien?
Increíble excusa. Ahora le tendría lástima.

Scott asintió, y al entrar, su amiga cerró la puerta. Lydia lo saludó y al estar sentados en la mesa, y haber dejado que ambos conversaran unos minutos, hizo que le prestaran atención.

-Por favor, no se asusten ni piensen que estoy loca por lo que les voy a decir.

-Bien -dijo Allison, harta de juegos, mientras que Scott le dedicó un semblante lleno de incertidumbre.

-Es una mentira...


Remember (Stydia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora