Harry Potter » One Shots.

彡 Draco Malfoy

   Después de la Segunda Guerra Mágica, Draco Malfoy prácticamente quedó destruido. Cuando caminaba por las calles, siempre terminaban llamándole traidor y, a veces, las personas le arrojaban piedras o cualquier objeto que encontraran cerca.
Pero la vida le permitiría darle otra oportunidad, y esa oportunidad tenía nombre y apellido.

   Draco Malfoy tiró ligeramente de la manga interna de su abrigo y la pasó sobre una herida que tenía en el rostro, donde pequeñas gotas de sangre caían sobre su frente.

   Se detuvo al sentir la impotente figura de un hombre, levantó la cabeza y observó bien al sujeto; tanto el cabello como sus ojos eran de un gran color oscuro, que apenas y se lograban distinguir entre la noche.

   Draco pensó que de ese color debía tener el alma.

   —Maldito traidor. —El hombre escupió las palabras con asco y lo empujó a la pared.

   Miró hacia arriba y se encogió de hombros. Ya no le importaba, le había sucedido varias veces, que para él era normal.
Sacudió con fuerza su traje, pero la suciedad era eminente, imposible de quitarla. Eso era lo que él merecía, estar en un agujero, como la vil rata que se sentía.

   Aún en el suelo, giró lentamente la cabeza para ver dónde estaba: frente a un bar. Sobre una vieja puerta de madera, había un cartel colgante con el nombre del lugar.

   Según tenía entendido Malfoy, solamente acudían a aquel sitio las personas más despiadadas de mundo mágico. No le importó; ya su imagen estaba demasiado destruida, y que lo vieran entrar a un bar como ese, no haría la gran diferencia.

   Entró tranquilamente y observó el lugar detenidamente; en los rincones habían como seis mesas llenas de personas ebrias. Justo en medio, una chica morena estaba encima de un señor rubio que aparentemente le doblaba la edad, ella rozaba los labios en su cuello y el hombre por supuesto se reía.
Sí que era un lugar desagradable.

   Volteó la cabeza en otra dirección, para después sentarse frente al mixólogo.

   —Un Whisky de Fuego —pidió.

   El hombre lo miró con una expresión divertida. Draco lo ignoró e inclinó la cabeza para apoyarla sobre su palma derecha.

   —¿Malfoy?, ¿qué haces aquí?

   Draco viro los ojos. ¿Es que acaso ni en el lugar más repulsivo podrían dejar de hablarle? Por supuesto que quería ignorar a aquella persona, pero la voz tan familiar que tenía le hizo imposible evitar no voltear y encontrar a una persona que creyó que jamás volvería a ver.

   Parvati Patil traía el cabello suelto y hasta la cintura, usaba una enorme cantidad de maquillaje, tanto que su piel se veía clara. Al principio, Draco no había reconocido a la chica como la que se besaba con el hombre justo en medio del bar. Ella traía puesto un vestido rojo pegado al cuerpo con un gran escote que dejaba poco a la imaginación. A penas y podía creer que era la misma chica con la que Harry Potter asistió al baile.