Zeyla abrió un viejo joyero de madera -obsequio de su madre, por su dieciseisavo cumpleaños-, agarró un pequeño dije color escarlata y lo sostuvo entre su dedos un par de segundos.
Ya no creía haber sido buena idea el aceptar la propuesta de su padre en invitar a su novio. Cuando Lucius Malfoy viera a George Weasley entrar por aquél corredor... ¡Que Merlín le salvara de tan horrenda situación!
Sin embargo, ya no había marcha atrás, lo hecho estaba hecho y sólo le tocaba afrontar la terrible consecuencia.Agarró un lápiz de labios color coral y se colocó suavemente en el labio inferior, para luego juntar ambos y dejar un discreto color rosado en sus pequeños y delgados labios.
Terminó de arreglarse y se recostó en la cama, miró el reloj de pared, las manecillas marcaban las diecinueve horas con dos cuartos. ¡Genial, ya casi era la hora! Y con ello, su miedo iba en aumento, no hacía falta ser un genio para deducir que de aquella cena iba a estallar la segunda guerra mágica.
Por supuesto que amaba a George. Claro que lo afrontaría sobre sus padres y defendería su amor ante cualquier situación. Pero también lo quería vivo y, tenía la terrible sensación de qué por lo menos un par de hechizos saldrían de algunas varitas.
Pasando diez minutos, bajó al comedor para reunirse con el resto de su familia. Intentó arreglar un par de veces su vestido para intentar bajar los nervios, pero no servía, las manos le temblaban a más no poder. Cerca del vestíbulo, un exquisito aroma de comida inundó sus fosas nasales. ¡Perfecto! Tal vez la comida ayudaría en algo. Todos saben que gracias a la comida se crean las mejores relaciones -o eso esperaba-.
—Zeyla, apurate, tu novio no tarda en llegar.
Escuchó la pausada voz de su madre. Se acercó a ellos. Recorrió suavemente la silla y se sentó junto a su madre, quedando así: Lucius en la cabeza, junto a él -del lado izquiero- estaba sentado Draco; en el otro extremo de la mesa y frente a Lucius, Narcissa esbozaba una cálida sonrisa; al lado a ella, el lugar que le pertenecía a Zeyla y a un costado se encontraba una silla vacía, la que obviamente era para George.
—Que impuntual es tu novio, hermanita —Si las miradas pudieran matar, Draco Malfoy estaría a más de cien metros bajo tierra—. Ya han pasado diez segundos de la hora acordada y aún no llega.
—Ese no es asunto tuy...
—Tu hermano tiene razón, Zeyla —interrumpió Lucius—. Un hombre nunca debe hacer esperar a una señorita.
La rubia se limito a asentir con la boca cerrada. Ahora no tenía ganas de alegar con su padre, porque sentía el corazón en la garganta.
Treinta segundos pasaron para que un par de pasos sonaran por todo el lugar. Zeyla sentía el corazón apunto de explotar. La cabeza había comenzado a dolerle y sentía un par de gotas caer por su frente. ¿Y ahora?
—Señor Malfoy, el joven Weasley.
Weasley...
Ese apellido hizo que los tres miembros de la familia alzaran la cabeza sorprendidos. Los ojos de Lucius parecían dagas muy filosas, su mirada viaja del joven a Zeyla un par de veces. Por otro lado, George traía puesto un traje moderado que le quedaba un poco grande, en la mano derecha sostenía un sencillo ramo de margaritas.
Bajo la mirada de todos los presentes, Lucius se levantó despacio de su lugar y con pasos lentos y cortos caminó hacia el muchacho. La tensión se podía percibir por todo el lugar.
—¿Quién te ha dado permiso de entrar a mi hogar, asqueroso traidor de la sangre? —escupió con desagrado lo último.
George aclaró su garganta y meditó un poco lo que iba a decir antes de continuar: —Disculpe, señor, pero usted fue el que me invito, sino mal recuerda. Invitó al novio de su hija Zeyla a cenar. Aquí estoy, con un humilde ramo de la flor preferida de ella.
Zeyla estiró los labios levemente formando una sonrisa. Tan dulce era su novio. Pero la borró tan pronto cómo vio a su padre sacar la varita del bolsillo de su pantalón.
—¡¿Y cómo pretendes ser novio de ella?! —exclamó furioso—. ¿En serio creías que apareciéndote aquí con inútil e inservible ramo de margaritas... —Le quitó las flores de la mano y las arrojó al suelo para luego pisarlas—. Te dejaríamos estar con ella? ¡Jamás dejaría que mi familia se mezcle con ustedes! ¡Son una deshora para el mundo mágico, tú y el resto de tu asquerosa familia deberían estar muertos!
—¡Padre!
Zeyla se posicionó frente a George con los brazos extendidos, antes de que el señor Malfoy se atreviera a tocarlo con la varita.
—¡Yo amo a George! Y nada de lo que digas me hará cambiar de opinión.
Por atrás, sintió la mano de George tocar la suya y entrelazar los dedos, dándole apoyo.
—¡La familia Weasley son excelentes personas, y no te permitiré que les llames de esa forma!
—Zeyla, por favor...
—No, madre. Los amo, sí. Pero también amo a George, él junto a su familia me han apoyado y dado todo el confort que me faltó durante dieciséis años. Nada de lo que digan me hará cambiar de opinión.
—Draco, ¿tú sabías de esto?
Todas las miradas pasaron al joven rubio. Las mejillas de Draco se tornaron coloradas. No sabía que responder.
Zeyla inhaló y exhaló antes de responder por su hermano.—Él no sabía —mintió. Sabía que si les contaba la verdad, a Draco probablemente le iría peor que a ella. Jamás se perdonaría que le hicieran algo a su hermano menor—. Y regresando a lo mío con mi novio. —Apretó con fuerza la mano de George y se acercó a él—. No lo voy a dejar, hagan lo que quieran, pero yo me quedo con George.
Lágrimas bajaban por las mejillas de la chica. Mordía su labio inferior para intentar no sollozar.
—¿Estás segura, Zeyla? —Jamás había escuchado esa voz de su padre. No era la fría y pausada que acostumbraba usar. No. Ésta, en cambio, parecía estar muerta, como si en cada palabra que soltaba no saliera nada—. Olvidate que existimos. Jamás formaste parte de la familia Malfoy. Desde ahora, eres una asquerosa traidora de la sangre. No quiero volverte a ver. ¡Y ni se te ocurra tener contacto con Draco.
Finalmente los sacó de la casa, cerró la puerta y las luces de adentro se apagaron.
Zeyla se sentó sobre el césped y comenzó a llorar, escondió el rostro entre sus piernas. George recogió una flor de las que había traído y se acercó a su novia. Le colocó la flor sobre el cabello.
—Te ves hermosa. —Sonrió—. Ey, tanquila, rubia, no estás sola. Verás cómo mi mamá te aceptará feliz en la Madriguera, hará un gran festín con tus platillos preferidos. Fred, Ginny y Ron estarán más que felices por tener ahí, tienes un hogar con nosotros. Eso sí, tienes que pagarme las flores, porque las corté de contrabando y cuándo mamá se entere...
Ella rió levemente y levantó el rostro, mostrando una débil sonrisa. George, con el pulgar limpió despacio sus lágrimas y le besó un par de segundos los labios.
—Te amo demasiado, Zeyla.
—No más que yo, Weasley, no más que yo.
ESTÁS LEYENDO
Harry Potter » One Shots.
Fanfiction❝Es importante recordar que todos tenemos magia dentro de nosotros.❞ -J.K Rowling.- ➳ Obra originalmente publicada el 30 de Julio del 2016. ➳ Obra terminada el 30 de octubre del 2018.