彡 James Potter

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   Danielle deambulaba por toda la casa, intentando calmar los nervios que sentía en ese momento al no tener a James Potter -su prometido- junto a ella.
Hace un poco más de cuatro horas que había salido sin previo aviso, lo único que hizo fue dar un sonoro beso en la mejilla de la pelinegra y se fue sin decir más. A ella le preocupaba que no le hubiera dicho nada, y no por el hecho que de se pudiera haber ido a encontrar con otra mujer. No. Le daba temor que hubiera ido en busca de algún mortífago para enfrentarlo y que hubiera fallado en el intento, siendo Potter el lastimado.

   Negó con la cabeza tratando de borrar ese horrible pensamiento, no podía estar pensar en ello, debía distraerse y pensar en otra cosa.
La joven se sentó en un acogedor sofá color marrón que se encontraba frente a una pequeña, pero caliente chimenea.
Agarró una gran manta de lana y se cubrió las piernas para taparse del molesto frío que hacía esa oscura noche de invierno.

   Dirigió sus delicadas manos a su pequeño y un tanto abultado vientre que apenas tenía dos meses de embarazo; comenzó a acariciarlo con cariño, aún no podía creer que dentro de ella se podía encontrar una pequeña personita con vida, la cual había sido el hermoso resultado del gran amor que ella y James se tenían. Sonrió con ternura y agarró de un plato, una galleta con chispas sabor chocolate, que se encontraba en una mesa junto al sofá.
Dio el primer mordisco y se deleitó con el exquisito sabor a chocolate que soltaban las chispas, sin duda James Potter sabía cocinar. Iba a dar un segundo bocado, pero un estruendoso sonido proveniente de la puerta la hizo ponerse alerta y levantarse rápido, sujetó la varita con ambas manos y apuntó en dirección a la entrada.

   La puerta seguía moviéndose de manera muy violenta, como si alguien tratase de tirarla; Danielle abrió la boca para pronunciar un hechizo hacia la persona que trataba de abrir la puerta, pero segundos después, una gruesa voz masculina, y unos grandes y fornidos brazos rodearon su estrecha cintura.

   —Danielle... mi amor, hermosa, mi vida. Te extrañe tanto —susurró James sobre su oído, mientras le acariciaba el cabello con delicadeza.

   Ella se limitó a abrazarlo. Estaba molesta con James, sí, pero durante el abrazo lo sintió temblar demasiado y no pudo evitar rodearlo con sus pequeños y delgados brazos.

   Duraron unos minutos en esa posición; James le rodeaba la cintura con sus fornidos brazos, mientras que con una mano le daba caricias en la cadera y con la otra pasaba sus dedos entre los mechones oscuros del cabello de su prometida; Danielle lo abrazaba por el torso con sus brazos, y tenía la cabeza apoyada en el pecho de James.

   James fue el primero en separarse.
Dirigió una de sus manos a la mejilla de ella y le dio un suave beso en sus labios, pasó la otra mano a la mejilla sobrante. Sostuvo el rostro de la chica con ambas manos y lo examinó con demasiado cuidado.

   —Estás bien... —susurró y sonrió. La mujer lo miró confundida.

   —¿De qué hablas, James? —preguntó.

   Él la miró y caminó con ella hasta el sofá, ambos se sentaron. —Es que... cuando estaba allá afuera, escuché a unos magos decir que había ocurrido un ataque... por aquí. Me asusté. —La chica se levantó rápido.

   —¿C-cómo? —Tembló.

   —Eso —murmuró James—, me temía que la atacada fueras tú, así que vine rápido tratando de encontrar a mis bebés sanos. —Acarició la mejilla de la mujer que amaba.

   Sonrió.

   «Mis bebés».

   Así era como James Potter solía referirse a su futuro hijo y a ella.

   —No te preocupes, amor... —La pelinegra agarró las manos de James y las dirigió a sus labios, dándoles un suave beso—. Estamos bien, ni enterada estaba... pero debemos ir a donde ocurrió el ataque, ¿y si estaba alguno de nuestros amigos?

   James negó, la subió en sus piernas y la abrazó contra su pecho.

   —Para nada, muñeca. El bebé y tú deben quedarse a salvo.

   Danielle frunció el ceño.

   —Pero...

   —Pero nada... —interrumpió—. No me perdonaría si a nuestro bebé o a ti les pasara algo, sería... sería... Por Merlín, ni siquiera quiero imaginarmelo. —Negó con la cabeza—. Y no fue nadie de la orden, lo sé.

   Susurró y abrazó más fuerte a su chica.

—¿En serio, Potter? —interrogó ella.

—En serio, amor —respondió y le besó la cabeza.

   Ambos se acurrucaron uno contra el otro tratando de buscar el calor corporal de su pareja, pero Danielle se acordó de algo y se separó de golpe.

   —¿Qué pasa, bebé? —preguntó James con el ceño fruncido.

   —Aún no me has dicho el porqué saliste sin decirme nada. —Se cruzó de brazos.

   —Oh, eso... —James rió—. Salí para encontrar esto. —Le pasó un paquete—. Fue difícil encontrarlo, pero nos será útil, en especial durante tu embarazo.

   Ella miró la mediana caja color chocolate, volteó a ver a James y la abrió de una esquina.
Dentro de la caja venía una cámara fotográfica muggle.

   —Es una... ¿cámara fotográfica?

   —¡Sí! —exclamó James emocionado —, es de esas que usan los muggles para capturar momentos importantes.

   —Sí, lo sé —respondió—, ¿pero para qué nos va a servir? —Alzó una ceja.

   James se pegó en la frente.

   —¿Es en serio? —Ella asintió confundida—. ¡Para tomar fotos a tu vientre durante el embarazo! —chilló feliz.

  —Espera, ¿cómo? —rió.

   —Mira, una vez al mes podríamos tomarle una foto a tu vientre para ir viendo su crecimiento mediante fotografías, sería hermoso. —Los ojos le brillaron con emoción.

   Ella soltó una carcajada y se acercó a James, colocó una mano en la nuca de su novio y la otra en el pecho de él, se acercó a sus labios e hizo un pequeño roce.

   —Te amo, James —susurró, ambos alientos se estaban mezclando y para este punto, James ya estaba como idiota sin poder aguantar las ganas de saborear los dulces labios de su prometida.

   La pelinegra acortó la distancia que había entre los dos y lo besó, haciendo que ese beso fuera uno de los mejores que se pudieron haber dado en sus tres años como pareja.

   Un poco antes de que se separaran, de uno de los bolsillos de su abrigo, James sacó una linda y simple cadenita de oro, en ella venia grabada las iniciales de la pareja.

<J&D>.

   Ella se separo y lo miró con admiración. James sonrió y le dio un corto beso. —Te amo —susurró y la volvió a besar, haciendo de este beso un poco más salvaje e intenso que el anterior.

Harry Potter » One Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora