Anastasia Blanchard

398 32 18
                                    

Anastasia Blanchard

—Buenas tardes, padre —saludo a mi progenitor, haciendo una respetuosa reverencia. Al menos los Semenov ya se han ido, quedando solamente Alexander conmigo en esta residencia, en la que han ocurrido tantas desgracias—. Lamento llegar tarde a la cena.

—No hay problema, pequeña princesa. Sólo te pediré que no salgas de la mansión sin compañía, ya has visto todos los problemas que han ocurrido.

—Lo sé. Haré lo que usted me ordene —asiento. Mi nuevo amigo aún está dormido, pasó toda la noche encerrado en su habitación, leyendo otros libros que por casualidad encontramos en nuestro viaje a la biblioteca.

—¿Cómo van las cosas, Rhoswen? —Me pregunta, después de haber dado un sorbo a su jugo de naranja.

—Estoy mejor que nunca, gracias —contesto, con la voz cortada. Claro que es una gran mentira, pero él no tiene porque saberlo.

—No me gusta que vivas en Suntown, hija mía. Antes era un lugar seguro, pero ciertamente en los últimos días se ha transformado en pueblo peligroso, y por lo de Ethan… —se queda callado, mirando al vacío—. No quiero que nada te ocurra, eres lo único que tengo.

—Todo va a estar bien, lo prometo. Pero sí que me gustaría alejarme por unos días, para pensar —comienzo. Esta es la mejor oportunidad que tengo para hacerle mi petición—. Quiero ir con mi tía Anastasia.

—Rhoswen —dice, sorprendido. Ha dejado de comer para mirarme directamente, sorprendido por mi repentino cambio de tema—. ¿Qué estás diciendo?

—Hace mucho que no la visitamos, y la extraño mucho. Me cuidaba cuando era pequeña, y ahora ella ya es una mujer mayor, me gustaría devolverle el gesto.

—Estoy de acuerdo con eso, pero no creo que irte así sea una opción viable. Puedes salir lastimada si vas sola —explica. Puedo ver en sus ojos el sacrificio que implica dejarme ir tan fácilmente. Me rompe el corazón.

—No viajaré sola. Alex… perdón, el señor Winchester me acompañará. Y Miranda, si ella quiere. Recuerda que necesita distraerse por lo que pasó con Ethan, la pobre está en una etapa muy difícil. Con ambos no corro ningún riesgo.

—Tienes razón. Y mis viajes de negocios comenzarán en cualquier momento, así que puedes irte mañana y quedarte en su casa una semana cuando mínimo. Regresa y te aseguro que estarás mejor.

—Lo sé, gracias, papá —susurro.

El resto del día es toda preparación para lo que haré mañana. Alexander está contento, al fin tendremos una forma de encontrar algo de verdad en todo este mundo confuso en el que vivimos. Sigo estando asustada, pero más que nada siento una fuerza maravillosa que me invade. La bruja no me matará, no dejaré que lo haga, y tampoco a mi familia. Seré yo quien la detenga, porque se ha metido con nosotras, entró en mi mente sin permiso, invadió el pequeño santuario privado de mis sueños, y eso es algo que simplemente no dejaré pasar como un acontecimiento simple.

Por si fuera poco, le quitó la vida a una persona que conozco, a Ethan. Rompió el corazón de sus padres, de Miranda. ¿Eso no es suficiente como para merecer un castigo? Yo creo que sí.

    El carruaje se tambalea, obligándome a despertar. Llevamos horas viajando, y todavía no veo que estemos en Londres. Miro la noche a través de la ventanilla, suspirando. Extrañamente no tengo frío, a pesar de que el aire es fresco. Me siento más a gusto que nunca, con esa calidez desconocida que me envuelve. Miranda está dormida, luce realmente cansada.

Al principio no reacciono, no me doy cuenta de la situación. Quiero decir, ni siquiera sabía en que estaba apoyada, hasta que reconozco un perfume muy familiar que me llega a la nariz, embotando mis sentidos. Hay una explicación para esto: Alexander.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 21, 2013 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La bruja de SuntownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora