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10 de febrero, 2016.

La chica de pelo ondulado se quedó parada ahí, delante de la puerta de la mansión.

—¿feliz de volver? Primita—preguntó la rubia, exaltando a la otra chica.

—mucho—dijo ella.

—entra, ¡ya!—empujo la mas alta a la mas pequeña.

Ya las dos dentro, observaron la nueva decoración.

No solo las cosas cambiaron.

Los colores era aún mas pasteles.

—bienvenidas de nuevo, sobrinas—dijo la rubia teñida de su tía.

Ambas sonrieron y subieron a sus respectivos cuartos.

El de la rubia se decoraba con colores celestes y blancos, ambos pasteles.

La habitación era neutra, sin embargo, estaba a la moda (al igual que la dueña).

Mientras que la habitación.

La de la pelo ondulado.

Era mas colorido.

Estaba lleno de vida. Pintado con rojo, rosa, verde, todos los colores.

No interesaba que este a la moda, era bonito, como su dueña.

—¿remodelaron?—preguntó una voz tan amigable pero sutil a la vez.

—casi nada, solo detalles—habló la chica mirando el techo. Pequeñas estrellas se asomaban, todas en color celeste o algún color  flúor, también, la acompañaba una bonita luna flúor blanca con brillos.

—tengo lo mismo—se acercó la rubia—...solo que con un sol—cambió de dirección al mirar las estrellas.

—¿te eh preguntado?—rió la chica de su lado.

—te odio—habló la otra riendo.

—ya...ya—pararon ambas—vamos al roller—la de pelo ondulado tomó unos botines con ruedas, el cual, ella llamaba alas.

La rubia, por otro lado, tomó los botines con ruedas, aquellos sin nombre.

Solo bajo las escaleras una de ellas, aquella fue la mas pequeña.

Le siguió el turno de bajar a la mas alta.

—vamos—habló una pasando por el lado de la otra y caminando hacia la salida.

∆×∆×∆×∆

Ambas llegaron a la pista.

Todos las saludaban. Ya que, hacia rato, las reinas no aparecían.

Pero por todos me refiero a...Nico, Pedro, Támara,  Jim, Yam, Gaston, Nina, Simón y...uno de ellos faltaba.

Al terminar los saludos, Ámbar, se quedó con los chicos, en cambio Luna, cambio sus conver's por los patines y salió como rayo hacia la pista.

En ella se encontraba poca gente que no conocía excepto uno.

Igual, comenzó a patinar sin importancia del chico similarmente conocido.

Los pasos más complicados del free-style  ya le salían perfectos.

Su coordinación, postura, alegría y adrenalina, se hacían presente cuando ella dejaba sus alas en la pista.

∆×∆×∆×∆

Dos horas después, la chica de hermosos ojos , patinaba con el mismo entusiasmo que al empezar.

Y así era Luna, era una de sus grandes cualidades.

Al rededor de 6 pasos más, ella frenó para ir en busca de agua.

Mientras se iba con un accesorio en la mano, el cual era de su prima, comenzó a salir de la pista.

—¡hey! ¡Chica de los ojos verdes!—gritaron detrás suyo.

Se dio vuelta para saber de quien se trataba, aunque no vio de quien provinio el sonido.

Dejó pasar el tema, ya que capas, ni era para ella.

Pero...otra vez hablaron.

—¡chica de los ojos verdes! ¿a caso no recuerdas este acento?—del que provenía el sonido, sonrió como todo un engreído.

Ahora si la chica bajo de las nubes y lo reconoció.

Era él.

Era aquel acento que hace un año, se mataba por escuchar.

Sin mas, se dio de nuevo la media vuelta y lo observó.

No estaba tan cambiado.

Solamente estaba mas alto, y, en definitivo no eran los patines.

De todas formas el podría crecer hasta los 21.

Apenas tenía 19.

—Ma...—comenzó pero se abalanzó hasta donde estaba el chico en busca de un abrazo.

—haz vuelto...—habló ella en un susurro.

—...tu también—dijo él.

Al separarse se quedaron mirando.

La última vez que se vieron, estaban en lo alto de edificio, mirándose como dos estúpidos enamorados.

Aunque las miradas se cortaron para poder unirse en un beso.

Y...esa fue la última vez que se vieron, a excepción del momento.

Luna no sabía si hablar y hacerlo recordar todo lo pasado el ante-año pasado o dejar todo así.

Matteo, por otro lado, quería hablazarla, besarla y no soltarla. Quería aprovechar el tiempo que tenía antes de volver a irse.

Chica de los ojos verdes ↬ Lutteo #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora