Capitulo 3

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By Bill.

Desperté, sintiendo que ya había dormido lo suficiente. Le di una ojeada a mi brazo al no sentir aquella infernal aguja.

Al lado de la cama sobre una mesita se encontraba mi ropa, doblada y planchada. Me levante despacio y tome mi ropa para así cambiarme.

Entre al baño que hay en la habitación para despojar mis necesidades. Por el espejo observe cuan demacrado me veía, mi rostro no lucia para nada bien, las muestras de ojeras eran bastante visibles. Le reste importancia y comencé a arreglar mi cabello, como siempre lo llevaba; con mucho volumen.

Me coloque mis zapatillas y salí de la habitación. No había ni un alma, ni ruido, nada. Todo era tan pacífico y con aroma a limón.

La casa de Tom si era grande, y para mi gusto era demasiado blanco el lugar. Los sillones eran la única excepción, frente a ésta colgaba un plasma y abajo una chimenea. Cerca de los enormes ventanales vi varios estantes con muchos libros y todo tipo de cd's, algunos de estos estaban en el suelo. Me acerque a ver que clase de música escuchaba Tom; todos eran derivados al rock, y metal. No voy a negar que tiene buenos gustos musicales.

—Al fin despiertas—su voz me hizo sobresaltar. Se acercó hasta mí pero hasta una distancia prudente.

—No puedo creer que escuches esta música—reí.

—¿Por qué?—me sonrió.

—Pareces un sujeto serio.

—No lo soy del todo.—asentí mordiéndome el labio, notando aquel tono con cierta picardía— Y bien, ¿ya estas listo?—frunci el ceño al no saber de que iba.

—¿Listo para qué?

—Pues para irnos. ¿Recuerdas que te dije que iríamos de compras?

—Oh sí. Ya estoy listo—sonrió negando con la cabeza. Parece que le gusta sonreír mucho, y no es que me disgustara su sonrisa. Es hermosa, y lo era aún más con aquel piercing adornando en su labio.

◆◇◆◇◆

—Bien, ya estamos aquí, eres libre de escoger lo que quieras.—expresó.

—¿Hablas en serio?—cuestione incrédulo al ver demasiadas tiendas a mi alrededor.

—Por supuesto.—afirmó.

—Tom, no quiero que gastes tu dinero en alguien como yo. Suficiente que me has sacado de aquel lugar y me dejas estar en tu casa. No quiero tu pena.

—No es pena, jamás pienses eso. Te dije que quiero ayudarte. Vamos, ve a la primera tienda que te llame más la atención.—me animó.

—Gracias—deje un beso en su mejilla y pude notar lo tenso que se había puesto ante ese acto.

Comencé a ojear el lugar, viendo que había demasiadas cosas. A lo lejos pude distinguir un local de cosméticos, mi labios formaron una gran "O" y mis ojos se tornaron brillosos, como aquellos niños que desean el mejor juguete de la tienda. Tomé la mano de Tom y corrí con fuerza.

—Woah, ¿dónde vamos?—preguntó él quedando sin aliento al igual que yo.

—Aqui.—solte entusiasta. Tom observó el lugar sorprendido al ver donde entraríamos. Me observó y sonrió.

—Ve, yo te espero aquí —me tendió una tarjeta dorada pero yo negué con la cabeza.

—Tú entras conmigo—Lo tomé del brazo con brusquedad hasta entrar a ese gran salón.

—Joder, para ser tan flaco tienes fuerza eh.—pase por alto ese comentario y pasamos por cada estante que veía. Tom tomó un canasto dando a entender que dejara los delineadores, sombras, esmaltes, perfumes, y tintura para el cabello ahí dentro.

Beso de ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora