Capitulo 4

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By Tom.

Jamás pensé que Bill haya tenido que pasar por tanto. Además de pasar la muerte de sus padres y hambre, siguió adelante con su hermana. Si eso no es ser fuerte, no sé que es.

Me estacione en frente del hospital. Mire de reojo al pelinegro el cual noté sus ojos cristalizados.

—¿Vamos?—pregunte.

—Sí por favor.—respondió entusiasta.

Bajamos del auto y nos adentramos al hospital. El olor a remedio y gel desinfectante invadía en mis fosas nasales. Odiaba los hospitales.

Seguí a Bill que iba por un pasillo largo.

No obstante un sujeto de cabello cobrizo y ojos azules con uniforme medico abraza al pelinegro dejandome desconcertado.

—¿Cómo está Dante?—cuestionó el pelinegro safándose del abrazo.

—El proceso va saliendo bien. Ella es muy fuerte para solo tener 10 años.—la mirada del ojiazul conectó con la mía—¿quien es él? —le preguntó a Bill.

—Ehm, un amigo, se llama Tom.

—Oh. Un gusto, soy Dante Prior, el medico que atiende a Olivia.

—Un gusto—acepte su saludo en forma cortante. No me agradaba en lo absoluto, su sonrisa coqueta hacia Bill me daban ganas de golpearle.

—Dan ¿puedo verla?

—Sí. Y para tu suerte está despierta. Iré a dejar estos papeles a la secretaria. Y quizás debo rellenar más. Así que puedes estar vario rato.

—Gracias.

Seguí a Bill en todo momento, hasta detenernos en una puerta. Él respiró con nerviosismo y entrelazó nuestras manos con fuerza haciendo que yo lo mirase confuso.

—Quiero que entres conmigo por favor.—asenti ante su pedido. Abrió la puerta con lentitud dejándome ver el pequeño cuarto de paredes azules. En la camilla se encuentra una niña descansando de tez blanca y cabello rubio; ésta le llegaba hasta menos de los hombros. Varios cables estaban sobre sus brazos conectados a una maquina que no dejaba de a hacer pitidos molestos.

Bill tomó la pequeña mano de la niña, y está abrió sus ojos grisaceos por inercia.

—Hola preciosa—la saludó sonriente. Era una sonrisa débil, sabía de ante mano que quería llorar.

—¡Billy!, hace mucho no te veo—saludó ella. Su voz era tan tranquila y llena de fuerza.

—Asi es, pero ya no me apartaré de ti nunca más Livvy.—la pequeña sonrió creyéndole por completo. No obstante su mirada se clavó en nuestras manos, no me había percatado que aún seguían entrelazadas.

—¿Tú eres el novio de mi hermano?—soltó sin más. Haciéndome reír ya que Bill negó con la cabeza frenéticamente.

—Es un amigo.—aclaró él.

—Oh...—la niña cambió el semblante a uno cabizbajo.

—Hola campeona, me llamo Tom—le sonreí y ella también lo hizo.—eres muy valiente ¿sabes? No cualquiera a tu edad resistiría tantas operaciones.

—Lo sé. Aunque no me gusta la comida de aquí. ¿Billy me puedes traer algo comestible?

—Claro, ¿qué quieres?

—Lo que sea menos fideos hervidos—bufó la pequeña haciendo una mueca de asco.

—De acuerdo.—sabia que Bill no traía dinero. Por eso rápidamente saque cien dólares de mi bolsillo y se lo tendi.

—Gracias—me susurró. Salió dejándome sólo con Olivia.

—Al fin—murmuró ella. Algo me decía que quería estar a solas conmigo.—Tom, gracias por cuidar a mi hermano, él es muy buena persona ¿sabes? Siempre ha cuidado de mi, incluso más que mis propios padres. No me gusta verlo sólo, y me refiero a sin pareja. También sé que estuvo privándose de muchas cosas. Muy pocas veces he escuchado cómo discute con Dante por dinero o por su empleo, se ve que Dan le ha querido regalar dinero pero mi hermano siempre se niega. Bill nunca me dice de que trabaja. Y sé que no es un trabajo adecuado, ya que siempre que venía a verme su rostro era como el de un vampiro, y no de los lindos.—me quede perplejo ante el vocabulario de la niña. Tan solo diez años y era bastante madura.

—Te prometo que Bill no volverá a ser un vampiro feo. Tendrá un trabajo digno y estarás orgullosa como él lo esta de ti.

—Ya estoy orgullosa de él. Pero también sé que mi tiempo de vida tiene un limite muy corto. No quiero que él se desvele por mí. Billy tiene una vida, quiero que la disfrute.—eso no me lo esperaba. Ella tiene muy en claro todo a su alrededor y pobre del que la subestime.

—No digas eso Olivia. Tú saldrás de está, Bill estará siempre contigo. Él no te dejara, nunca ¿entiendes? Te quiere con su vida, puedo notarlo.

—Por es mismo Tom. Cuando yo no este en esta vida él quedará debastdo, y quizás esté en un feo agujero negro. Tu debes estar ahí ¿Lo prometes?

No obstante es interrumpida por la puerta que deja ver a Bill con una bandeja de arroz con leche y galletas con chispas de chocolate.

—Esto es lo único que me dejo traerte Dante, princesa.

—Me gusta el arroz con leche—exclamó ella. Dándome una breve ojeada sabia que esperaba mi respuesta. Asenti ante eso.

—Bien, creo que iré a fuera para que puedan charlar. Cualquier cosa estoy afuera Bill. —dije no antes de dejarle un beso en la frente a Olivia. Ella rió a causa del cosquilleo de mi barba.

—Adios Tom.

Salí del cuarto y me senté en una de las sillas que había al frente del lugar.
Oliva si me había dejado con un nudo en el estomago, esa niña tenia tan claro todo que asustaba aveces su intelecto; pero también era algo de admirar, ella también pensaba en la felicidad de su hermano. Incluso podía notar esa pizca de desesperación en sus ojos. Yo iba a cumplir esa promesa, no iba dejar a Bill sólo, no ahora, él merece ser feliz tanto como su hermana.

—¿Tom?—levante la cabeza encontrándome a Leah con su típico uniforme de enfermera y cabello atado en una coleta.

—¿Trabajas aquí? —cuestioné sorprendido.

—Sí, hace poco me transfirieron aquí. ¿Qué ocurrió? ¿Por qué estas aquí?—se oyó preocupada.

—Vinimos a ver a la hermana de Bill.—frunció el ceño—¿qué te ocurre?

—Crei que te habías liberado de ese chico.

—No lo haré. Ahora más que nunca no lo dejaré Leah.

—¿Por qué? — preguntó derrepente.

—Por qué ¿qué?

—¿Por que te has vuelto tan hospitalario?

—Solo quiero ayudarlo.—me encogí de hombros.

—¡Ja! ¿Y qué harás cuando se entere de los rumores?,—cuestionó burlona— sabes que no le puedes privar de salir a la calle.

—¡Ya!—me exalte. Su tono estaba irritandome—¿qué demonios te pasa? ¿Desdé cuando te has vuelto tan entrometida?

—¡Desde que trajiste a ese chiquillo a tu vida!

No obstante oigo que la puerta del cuarto donde se encuentra Olivia sale un Bill sonriente.

—¿Nos vamos?—preguntó. Se lo veía muy feliz, tanto, que había pasado por alto la presencia de la pelirroja.

—Vamos—le Sonreí.—nos vemos luego guapa.—me despedí de Leah, ella solo me observó con enojo.





¡Hola! 🙌, Bueno quiero agradecerles por sus votos y por la oportunidad que le dan a esta historia (ya que soy nueva en esto de escribir). Sus comentarios constructivos son muy bienvenidos😉.
Muchas gracias y espero que les este gustando hasta ahora 🌠

Besos y abrazos de panda🐼💋

«Olivia en multimedia👱»

Beso de ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora