Compañia Funtom.

37 0 0
                                    

~3 años despues~

Tras haber celebrado él mejor cumpleaños de toda mi corta vida, las cosas cambiaron...mucho, pero no para mal si no para mejor.

Sebastian y yo nos habíamos mudado a la mansión dejando la casa de Londres a cargo a Agni y Karum.

Al llegar a la mansión todo estaba bastante...sucio y dejado, por lo que Sebastian y yo nos pusimos manos a la obra. Aunque el no hacia más que decirme que no limpiara, que él ya se ocupaba de todo. Pero claro... Soy tan cabezota que no pare hasta que me subí a una escalera para limpiar la gran lampara de araña y mi torpeza hiciera que me resbalara, cayera y me rompiera un pie...si! Un puto pie!

-Te lo advertí..... - decía él Poníendo mi pie en alto, mientras yo me tumbaba sobre unos de los enormes sofás.

-Callate. Mi cara estaba como un tomate.

como tres meses después de mudarnos, decidí que mi cama era demasiado grande como para dormir sola así que convencí a Sebastian para que "durmiera" conmigo ya que siendo un demonio no dormia, solo cerraba los ojos de vez en cuando.

Una de las veces en las que dormimos juntos, recuerdo despertarme en mitad de la noche y ver a Sebastian mirándome con los ojos súper abiertos. Me pegue tal susto q casi me caigo de la cama, si no llega a ser por Sebastian él cual me agarro.

Al año de mudarnos, ya había conocido todas y cada una de las tiendas de juguetes de la compañía Funtom y también la fabrica.

- A Ver señores.- Estaba en una de las muchas reuniones de la empresa para sacar al mercado productos nuevos.- Ya tenemos un conejo, un gato y una rana pero...que es lo que nos falta?
A los niños no les gustan los animales demasiado grandes como osos o leones, y los perros ya están muy vistos...

-Que tal flores?.- hablo una de las chicas de marketing.

-No, lo mejor serían los pingüinos.-Tomo la palabra uno de los ancianos del grupo.

-No...tiene que ser un ser elegante, perspicaz, bello...algo como...

-Una mariposa...-Hablo sebastian mientras todos nos girábamos para mirarle.

-Eso es! Es prefecto! Las mariposas lo tienen todo! - le sonreí orgullosa.

Después de que gracias a Sebastian las ventas de la fabrica aumentaran, todo se había vuelto bastante normal... Todos los días eran casi iguales, lo hacíamos prácticamente todo juntos; desayunabamos juntos, paseábamos juntos, siempre se quedaba conmigo en él despacho....pero había algo que no habíamos hecho todavía ...y eso que llevábamos ya 3 años y medio juntos.

A ver, nos besábamos y nos achuchabamos pero no habíamos llegado mas lejos que eso, y para una ya con 18 años encima era poco... Necesitaba mas.

Era viernes y acabábamos de llegar de revisar unas cosas de la empresa.

Al entrar en la mansión le di mi abrigo a sebastian y le dije q estaría en mi cuarto y que bajaría a la hora de la cena.

Cerré la puerta de la habitacion con seguro por si acaso, me diriji hacia el armario y cogí una caja que estaba al fondo de este. Me di la vuelta y puse la caja justo encima de la cama pero, cuando levante la vista me asuste y caí hacia atrás pegando un grito.

-Ahh!! PERO QUE?! .- La razón del susuto? Una larga cabellera roja de la cual su dueño se había sentado en mi cama.

-Hola mocosa, sabes donde esta sebastian?.-Se giro y con un ligero movimiento aparto el pelo carmín de su rostro.

me quede mirándole atónita, tenia a mi segundo Shinigami favorito delante de mi, preguntándome por mi novio infernal mientras a mi se me iva notando cada vez mas mi cara de fangirl obsesiva.

Aquí no existen las alucinaciones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora