"¿Quieres jugar? Los juegos suelen venir acompañados con reglas, aunque, normalmente, los jugadores suelen romperlas. Triste ¿no? dime, ¿Te gustaría jugar un juego en el que las reglas no pueden romperse? ¿Te gustaría jugar... conmigo?, Alister... ¿Quieres jugar?"
"Una vez que sabes las reglas estás obligado a jugar, o eso es lo que dicen las reglas".
La profunda voz se silenció haciendo que una abrumadora oscuridad lo rodeara. Susurros incomprensibles llegaron de todas direcciones llenando el silencio que había quedado en aquel lugar. El tictac de un reloj y el sonido de hojas pasando con velocidad hacían coro a las voces. Alister se encontraba completamente perdido en el color negro, hasta que un rayo de luz lo iluminó todo, con una gran precipitación.
—¡...er!... ¡...ister!... ¿Me escuchas? ¡Alister!
Abrió los ojos abruptamente al escuchar que alguien lo llamaba.
Los rayos del sol se filtraban a través de las hojas del roble bajo el que se encontraba, cegándolo momentáneamente. Una vez que su visión se acostumbró a tanta luminosidad, pudo ver el rostro de su hermana viéndole desde arriba. Tenía los brazos cruzados y una sonrisa de lado a lado en el rostro.
—¿Erika? —apenas se incorporó, la extraña sensación de haber olvidado algo importante se apoderó de Alister. ¿Qué podía haber sido?—. ¿Qué haces aquí?
Erika suspiró con desgano. Su largo cabello castaño estaba atado con un lazo —violeta con rayas amarillas— que hacía juego con su largo vestido. Un collar verde esmeralda colgaba de su cuello, resaltando el color de sus ojos y en su blanca piel se podía ver un poco de maquillaje, su hermana se esmeraba mucho para verse perfecta, aunque no hacía mucha falta porque, de cierta forma, ya lo era.
—Te quedaste dormido mientras leías, otra vez —remarcó esa última frase con una sonrisa. Era cierto que Alister se quedaba dormido con mucha frecuencia mientras leía, era un mal habito suyo, y que lo encontraran mientras dormía abrazado a algún libro ya se había convertido en una especie de rutina de su hermana—. ¿Al menos soñaste algo interesante? Dormiste un largo rato.
—¿Soñar? —«un sueño» pensó mientras se estiraba con algo de pesadez, «¿soñé algo?» . Su cuerpo estaba entumecido por la posición en la que había estado durmiendo; aplastando su brazo y pierna izquierda mientras tenía el cuello demasiado estirado. Dese hace algún tiempo había dejado de preguntarse cómo era que lograba dormir en esas posiciones tan extrañas e incomodas—. No lo recuerdo con claridad. Alguien me decía algo acerca de respetar las reglas de un juego.
—¿Reglas? ¿Qué juego ibas a jugar? —preguntó Erika con curiosidad.
A la lejanía se escuchó a un pájaro carpintero agujerando la madera de algún viejo árbol. Una corriente de aire cruzó donde estaban y levantó algunas hojas y ramas que descansaban en el suelo.
—No lo recuerdo. Creo que la persona no lo mencionó, sólo dijo que no debía romper las reglas —Alister desvió la atención hacia el libro que sujetaba su hermana—. Por cierto, ¿Ese es el libro que te presté el otro día?
—Sí, recién lo terminé; nunca hubiera imaginado que al final morirían, todo apuntaba a que tendrían un final feliz, juntos. Aunque me gustó bastante la parte después de la despedida, no la esperaba. Le dio un toque dulce a tan amargo final —respondió con algo de euforia en su voz mientras le devolvía el libro a Alister—. ¿Puedo preguntar de que trataba el libro que leías antes de quedarte dormido?
El libro que había estado leyendo Alister antes de caer rendido estaba a unos pasos de distancia de ellos. Sobre un montón de hojas que se había formado hacia rato.
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Alister in Wonderworld
Fantasy¿Qué tal si jugamos? Es un juego donde nadie puede romper las reglas e incluso los que no participan tiene reglas ¿Te interesa? Es un juego como las escondidas y el pilla-pilla. Un juego como el ajedrez y los naipes. Se deben de buscar objetos para...