Un aburrido juego de croquet

43 2 4
                                    

El sonido del mazo con forma de flamenco golpeando la pelota era lo único que se escuchaba desde hace un rato.

Todos los miércoles, la Reina de Corazones organizaba un pequeño juego de croquet en el patio, haciendo a todos los que trabajaban en el castillo los únicos invitados. Algo así como una reunión privada para jugar al croquet. No se admitía gente de otro reino ese día, al igual que todos los trabajadores del castillo estaban obligados a participar.

Jake muchas veces había advertido a la Reina de lo peligroso que era dejar el castillo desolado, pero debía admitir que estar un día sin trabajar como "el gran guardia de la Reina de Corazones" era lo que le irritaba. Días de descanso de su preciado trabajo, esa era la única verdadera tortura que existía para él. Aunque lo único que cambiaba en esos días era que no tenía ese título que portaba con tanta elegancia y orgullo, pues seguía escoltando a la Reina de Corazones y encargándose de los pequeños problemas que surgiesen.

Otra vez el sonido seco del mazo golpeando a la pelota.

El croquet era un pasatiempo para muchas personas, pero Jake no le veía nada de entretenido o divertido al juego, para él, las cosas más "divertidas" que habían en ese juego eran: los extravagantes diseños de los mazos que tenían algunos, y la cara de la Reina al ver que perdía contra uno de sus súbditos —aunque la cara que ponían estos al ver que estaban superando a la Reina era también muy graciosa—.

Un grupo de guardias se alejó de la zona de juego y se apresuró a entrar al castillo sin decir nada. Al parecer alguien había entrado al castillo.

Era una gran ventaja que los guardias no esperaran ordenes cuando eso sucedía. Debido a que el lugar que esos guardias tenían sólo lo conseguían aquellos con mejor audición, sólo era necesario el más mínimo sonido para que ellos entraran en acción; aunque era un desventaja que no fueran realmente rápidos o astutos.

A Jake le hubiera encantado ir con ellos, pero su lugar en esos momentos era a lado de la Reina. El lugar por el que años atrás había hecho lo imposible para conseguir, y no se retiraría de su lado al menos que ella se lo pidiera.

Arrugó la nariz. Esa situación era justo del tipo que le hacían cuestionarse la labor que él mismo se había indicado.

—Su majestad, ¿me permitiría ir a ver qué ocurre dentro del castillo? —preguntó, tratando de sonar lo más benevolente posible.

—Sé lo que ocurre —dijo la Reina mientras se preparaba para golpear la pelota con forma de puerco espín—. El Sombrerero o alguno de sus sucios amigos entraron al castillo y terminaron por asustar a Mariana.

El sonido del mazo golpeando la pelota hizo que Jake hiciera una mueca. Ese sonido vacío ya le estaba crispando los nervios. ¿Cómo podían estar los otros tan calmados? Pareciera que Jake era el único que no disfrutaba del juego, pues a todos se les veía mucho más relajados que cuando trabajan.

—¿Y qué tal si es el Gato el que entró? —se aventuró a preguntar. Tal vez lograba que la Reina lo enviara revisar al castillo.

—Él vendría aquí inmediatamente —se apresuró a responder la reina mientras mostraba una pequeña sonrisa victoriosa. La pelota con forma de puerco espín había cruzado uno de los aros decorados con cartas; algo seguramente bueno en ese juego.

Resignándose, Jake miró a su alrededor en busca de cualquier cosa que pudiera distraer su mente. Los pájaros, las expresiones de los secundarios, el cielo arbitrario, el castillo...

Mariana salió corriendo de éste casi al mismo tiempo en el que Jake había posado su mirada en él. La criada tenía la cara pálida, como si acabara de ver a un fantasma o algo por el estilo, y corría lo más rápido posible como si estuviera siendo perseguida por los guardias.

Alister in WonderworldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora