Juicio

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Caminaron hasta llegar a una gran puerta doble de color rojo. La Sala Real estaba al otro lado según había dicho Jake. Esperaron fuera unos minutos hasta que, desde el interior de la habitación, alguien abrió la puerta.

Jake caminaba en silencio, a paso lento, parecía estar algo ansioso aunque lo ocultaba bien. En cambio, Nithan, que estaba a la izquierda de Alister con el rostro inexpresivo, era rodeado por un aura bastante pesada, la cual había aparecido desde que su escolta había mencionado a la Reina de Corazones. Y por la forma en la que observaba las cosas que había dentro de la habitación —como asegurándose de que todo estuviera en su lugar—, era fácil concluir que no era su primera vez en ese lugar exacto. 

Alister no podía ocultar la curiosidad que sentía al respecto, pero sabía que ese era el momento menos indicado para hacer preguntas. Todo en el ambiente se lo repetía. Aunque su curiosidad era demasiada, logró contener sus ganas de hacer alguna pregunta.

Al fondo de la habitación, se encontraba una mujer sentada en un gran trono. Tenía un largo cabello color escarlata y ojos del mismo color; ella usaba un vestido largo color carmesí, con otros tonos de rojo en él, además de que, en la parte superior de su pecho, se alcanzaba a ver un corazón dibujado con tinta roja. La corona que portaba con elegancia tenía un rubí con forma de corazón en el medio, y en su mano derecha sostenía con firmeza un cetro dorado que terminaba en un corazón rojo. No quedaba duda de que era la Reina de Corazones.

Detrás de ella había un par de guardias con sus armas en alto.

—Así que, a final de cuentas, él sí entró al castillo —la Reina habló con tono rudo y firme. Tenía el ceño fruncido, y aunque la primer persona a la que centró atención fue el Sombrerero, apenas vio a Alister comenzó a analizar su rostro como si hubiera algo fuera de lo común en él—. ¡Jake!

—¿Sí, su eminencia? —el recién llamado se adelantó un par de pasos de sus prisioneros. Tenía el puño derecho en el corazón, como si hiciera una especie de señal de respeto o saludo, además, parecía evitar mirar a la Reina a los ojos.

Hacía un poco de eco en la habitación debido a las pocas personas que había en su interior.

—¿Por qué no lo trajiste de inmediato a mi presencia? —lo riñó—. Creí haberte dicho que lo hicieras.

La Reina parecía estar bastante molesta por la pequeña falta de su guardia.

—Eso es lo que tenía planeado hacer, su Majestad —se defendió—. Yo pensaba que sería más oportuno llevarla a ver al visitante, pero las cosas se complicaron cuando entraron algunos habitantes indeseables —remarcó las últimas palabras volteando a ver, indiscretamente, al Sombrerero—. Además, no estaba en el jardín cuando fui a buscarla.

—Así que... es sólo un visitante... —el rostro de la Reina, por unos cortos instantes, fue asaltado por una mueca de decepción, y algo parecido a la tristeza, aunque como la expresión se borró casi al instante, Alister no estaba muy seguro de qué había sido esa mirada en sus ojos. Ella no pareció prestar mucha atención al resto de las palabras de Jake—. Eso explica por qué la Oruga no me dijo nada de un nuevo principal, pero el hecho de que sea sólo un visitante no lo libra del... castigo por haber entrado al castillo sin mi consentimiento —el rostro de la Reina se suavizó un poco mientras miraba a Alister; de alguna forma parecía haber encontrado un rostro familiar en él, pero su expresión volvió a ser la misma al reparar nuevamente en la presencia de Nithan, parecía haberse olvidado de que él también estaba ahí—. Pero primero, Sombrerero, ¿qué fue lo que te advertí de entrar a mis dominios?

Nithan sonrió complacido al ver que la Reina otra vez le estaba dando algo de importancia.

—Bueno, creo recordar algo sobre contaminación, pero no lo recuerdo muy bien —comentó con una voz que crisparía los nervios a cualquiera.

Alister in WonderworldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora