Nothing Left To Say

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Cuatro años.

La noche era totalmente oscura. Una débil luz bañaba al auto por dentro en una atmósfera ámbar; por los vidrios escurría lluvia a chorros, y los limpiaparabrisas se movían obsesivamente de un lado a otro, librando al parabrisas del agua durante unos cuantos segundos.
El pequeño Tao, sujeto al asiento trasero con correas de seguridad, se aferraba a su Winnie Poh de peluche, mientras hacía un puchero.
—¡El niño tiene que vivir conmigo! —alegaba su madre en el asiento del copiloto, alzando mucho la voz.
Llevaban rato peleando, y el pequeñín estaba asustado.
—¡Se volverá histérico igual que tú! —le respondió su padre, que conducía.
El hombre estaba echando lumbre por los ojos, aferrándose al volante como intento de descargar su ira.
La mujer profirió una carcajada burlona. —¡Por favor!
—Mi hijo estará mejor conmigo y con Boa —le riñó el hombre.
—¿Piensas hacer eso? ¿Quitarme a MI HIJO para llevárselo a tu amante? —la mujer gritó muy fuerte.
Tao se abrazó a su osito, y profirió alaridos de terror.
—Mami.
El pequeño la llamó.
—¡Cállate! —le gritó ésta de vuelta.
En seguida, el pequeño rompió en llanto, ésta vez más ruidosamente.
—¡Vamos! Ambos sabemos prefieres ir a flirtear como una mujerzuela en vez de cuidar al niño, maldita —dijo, centrando su atención en la mujer, que lo miraba irónica.
—¿Qué me dices tú, eh? Tu amante podría ser la hermana mayor de Tao —le escupió la madre—. ¡MI HIJO SE QUEDA CONMIGO!
El hombre se volvió, y con la mano derecha abierta, golpeó a la mujer en la mejilla.
Tao quería liberarse de las correas de seguridad para ir a socorrer a su madre, pero no lo logró. La mujer se cubrió la mejilla agredida, y se lanzó hacia su marido, encajándole las uñas en el rostro.
Éste trataba de quitarse a la mujer de encima con su diestra, mientras que con la izquierda controlaba el vehículo.
El pequeño gritó con horror cuando el rostro de su padre comenzó a teñirse de carmesí por los rasguños proferidos de la mujer.
El padre tomó a la mujer del rostro, y la aventó con todas sus fuerzas hacia un lado, alejándola. La madre se golpeó la cabeza con el vidrio de la ventanilla de la puerta del copiloto, lo cual, la dejó aturdida. Tao no podía parar su llanto, sus bracitos y pecho temblaban por la desesperación de liberarse.

Un brusco movimiento hacia la derecha.

Una expresión de terror en el rostro del padre.

Un grito desgarrador y, por encima del sonido de la lluvia en el capó, el ruido de un montón de metal aplastándose.

                          🌸🌸🌸

El primer capítulo lo tendrán en la nochesita, sí, sí 7u7
Lamento mucho el descontento que se causó con la antigua historia, no tiene nada que ver, es muy independiente. ^^
    
                                                     —Agnes

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