I.- Cinco Sentidos

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Me gusta esto de hacer el amor contigo, de perderme en tu piel que, bajo las palmas de mis manos parece que acariciara una estatua de terciopelo.

Quiero vivir por siempre en el hueco que se forma entre tus senos pequeños y escalar la cima de los huesos de tu cadera. Esos que ahora muerdo mientras gimes; me llena de magia el sonido que emana de tu boca, el placer convertido en decibeles gracias a nuestras caricias, a mí dentro de ti.

No hay labios que hayan sido diseñados para encajar con los míos, sólo los tuyos, lo mismo que tus piernas amoldadas fijamente en mi cintura.

Me gusta cómo cierras los ojos y abres la boca cuando el calor te invade en las zonas correctas, que te aferras a las sábanas como si sintieras que caes en el agujero del conejo, lo que no sabes, amor mío, es que yo te sostengo, aquí sobre la cama y en el fin del mundo si me lo pidieras.

Me tienes la piel enamorada, que al rozarte se eriza en donde debe, de sudores que hacen que nuestros cuerpos resbalen, que hagamos la fricción más deliciosa posible y que aún con ropa, me sea imposible no tomarte la mano o ponerte el cabello tras la oreja, tocarte siempre, porque quien sabe cuándo te me puedas ir.

Y de ver tu silueta desnuda en las penumbras después de habernos dado dos o tres orgasmos, dibujando desde la cama las curvas de tu cadera y de tus nalgas, los pezones, tus hombros y luego tu nariz de muñeca fina. Me llena de magia admirarte así, saberte mía. Tus ojos en mis ojos, me miras como si me adoraras desde tiempos remotos, te miro como si me pertenecieras de otras vidas.

Y oler en tu cuello el perfume que previa y cuidadosamente has usado para hipnotizarme, que junto con el sudor y tu aroma propio me enloquece, embriagándome en seguida el olfato, me marea y me inflama los pulmones. Estar ahí, pegada a ti, con mi nariz-imán creando una orgía de olores.

Escucharte decir mi nombre, gemir de nuevo, respirar profundo. Los latidos de tu corazón en mi oído, sabiendo que la sangre que corre desbocada dentro de tus venas es tan roja como la pasión que nos envuelve en esta atmósfera de caricias lujuriosas.

Saborear tu sexo en la punta de mi lengua, clítoris dulce, te pruebo y me pruebo en ti, el néctar de la flor que admiro y venero. Te escribo que te amo y tu me lo dices también con las piernas que me aprietan la cabeza, tus uñas clavadas en mi espalda, mi lengua enganchada a tu entrada.

¿Comprendes que todo esto es por ti y para ti? Cada uno de mis sentidos se pone borracho con tu existencia, te amo con mi tacto y te amo al escuchar que te ríes, que me gimes en el oído, que dices mi nombre como en eco. Así, con ver tu cuerpo desnudo o con fundas oscuras, de tus ojos olivo y esos labios de formas perfectas. De ese modo, con los aromas de tu piel entera.

Hacer el amor contigo es la parte favorita de mi vida, ahora, así, con tu mano entre la mía, suavizando la energía, entrando en letargo. Tú sobre mi pecho, mi alma en tu alma.

Así, con mis cinco sentidos te amo, te amo como se debe amar: sin sentido.


KatarsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora