Me incorporé en mi lugar inicial flexionando lo más que podía para que mi figura no fuera vista desde aquel punto, y observé como el chico SWAG abría la puerta del armario metiendo consigo la luz suficiente para ver que sacaba fuera a una chica cuyas ropas reconocí al instante, era mi vecina oficinista, estaba inconsciente. Fueron algunos segundos que contuve la respiración.
El armario se cerró. Debí agradecer que no abriera la puerta contigüa. Debí...
Minutos después salió de la habitación.
Debí salir...