II

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El gato café sabía de algunos humanos que eran débiles frente a sus ojos cafés oscuros, estuvo dando algunos saltos hasta encontrar alguna casa que simulaba ser hogareña y con un balcón con ventanas. Una casa ideal.

Encontrando una de su tipo en una esquina, se aproximó con algunos saltos, tenía que ser lo más adorable posible. Con la puerta frente suyo, comenzó sus maullidos y un — quisiera un poco de leche tibia por favor miau —. Pudiendo escuchar pasos cercanos a la puerta, dio una de sus mejores miradas felinas engatusadoras de humanos para que quien fuese cumpliera con sus caprichos.

Grande fue su sorpresa cuando vio a otro felino con un pelaje mucho más brilloso y claro abrir la puerta. Su belleza por así decirlo, lo cautivó, quedándose embobado por largos minutos. Aquel gato le comenzó a hablar pero era inevitable que el gato café se pierda entre los ojos del foráneo, viendo como su boca se movía y un pequeño ceño comenzó a marcarse. Fue hasta las últimas palabras que comenzó a poner atención. Lamentablemente la charla había acabado cerrándole la puerta en la cara, despidiéndose con un —No me vayas a pegar tus pulgas —.

Gato callejero ✄ VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora