Gato callejero ✄ Vkook

III

JungKook se autoproclamado un gato mucho más bonito que todos. Su piel blanca llegaba a contrastar con el pelaje color miel que cubrían sus orejas.

Era un gato elegante con modales que cualquier otro amo desearía.

Amaba el lugar en donde estaba, aquel hogar que le brindaba todo tipo de comodidades, una suave cama mullida, deliciosas comidas, con sus favoritas latas de atún que su amo humano le engreía.

Quizás lo que menos le resultaba agradable, eran aquellos baños a los que tenía que verse sometido, el agua no era un gran aliado que digamos. Era una pelea constante de dar y aflojar en que él daba y aflojaba, pero pese a ello cumplía con bañarse todos los días.

Cuando salió de uno de sus baños usuales, escuchaba a uno de los gatos techeros reclamar por leche tibia. Estaba a punto de tirarle un balde de agua fría, pero decidió por conversar con aquel felino.

—Hola soy JungKook— decía con una sonrisa ante aquel gato con orejas café

—¿Cómo estás?— daba frases cortas esperando una respuesta, pero el otro se encontraba mirándolo fijamente —¿Tienes nombre?— Le había escuchado pedir leche ¿por qué no hablaba? Enojado, se reprendió haber pedido su tiempo con aquel que aunque era atractivo, el hecho de haberlo ignorado ya merecía su desprecio.

La brisa de la noche le provocaba escalofríos, estaba seguro que Jimin ya le estaba esperando con la secadora en la sala. Y aquel gato corriente no tenía ni la decencia de responder alguna de sus preguntas, ya cansado de la estúpida expresión de aquel gato café, dio por concluida aquella primera impresión con un portazo.