Después de unos minutos de charla animada con Liam llego el mesero con lo que pedimos. El capuchino estaba delicioso, en serio, a pesar de que me queme la lengua varias veces y que Liam se rió de mi por eso, fue el mejor cafe que había probado en toda mi vida.
Y yo era amante de la cafeína, así que podía presumir un poco de mis conocimientos acerca del buen cafe.
Pero el pastel se llevaba sin duda el premio al mejor pastel del mundo.Era chocolate sobre chocolate con mas capas de chocolate. ¿Se imaginan? Aparte de las miles de calorías, eso sonaba súper delicioso ¿O no te gusta el chocolate? Sinceramente si no te gusta el chocolate estas loco.
Salimos de aquella linda cafetería y caminamos un poco hasta tomar un camión de esos rojos con dos pisos. Y nos subimos hasta arriba.Y yo me sentía como una niña pequeña completamente emocionada.
Nos dieron un pequeño tour por la ciudad, yo puse atención a todo lo que decía aquel hombre gordo y calvo tratando de ignorar el maldito frió que empecé a sentir cuando el autobús anduvo con mas fuerza.
Me rodee a mi misma con mis brazos y frote un poco mi cuerpo sin dejar de poner atención a todo.
—¿Tenes frio? —Asentí con la cabeza y lo mire .Él se empezó a quitar la chaqueta que traía, quedándose solo con una sudadera—toma—Gracias —me la puse y me abrace de nuevo. No por frió, ni tampoco porque la chaqueta de Liam estaba demasiado cálida, sino por el simple hecho de tener su aroma por todo mi cuerpo. Y no podía dejar de sonreír.
Sabia que Liam conocía la cuidad al derecho y al revés, y que quizá aquel tour le resultaría demasiado aburrido y poco interesante. Pero a pesar de eso, mantuvo una tierna y sincera sonrisa todo el tiempo y me miraba solo a mí.Cuando se acabó el recorrido fuimos al centro de la cuidad. Liam estaba empeñado en comprarme ropa y aunque me sintiera un poco dependiente con el por estar viviendo en su casa y aparte hacerlo gastar en ropa, no pude evitar ese instinto comprador compulsivo que se apodero de mi cuando vi las tiendas. La ropa era fantástica.
Entramos como a unas diez tiendas, de todas salíamos con más de una bolsa. Liam se empezó a aburrir a los 10 minutos de compras y se quejaba cada dos segundos.—Ya vámonos, volvemos mañana —Me pidió con la voz cansada apoyado en un estante de una tienda. El traía todas las bolsas—Por favor, estoy cansado
—Esta bien —rodé los ojos—no aguantas nada... ¡Espera! Mira este vestido ¿No es hermoso?
—Si, lastima que ya nos vamos —empezó a caminar a la salida.
—Es el ultimo que me mido —le avise y me metí al probador con ese hermoso vestido celeste. Lo escuche renegar a mis espaldas.
El vestido Llegaba hasta arriba de la rodilla. Ceñido hasta la cintura y la falda volada. La mitad de la espalda quedaba desnuda, por lo tanto no podía subirlo por mi misma. Salí con una sonrisa enseñándole a Liam el vestido. Pero el estaba con la cabeza agachada, pensando en no se que cosas.
—¡Es un vestido hermoso! —Exclamo una chica rubia muy linda que veía unos vestidos por la tienda —y te queda muy bien
—Muchas gracias —le sonreí. Liam subio la cabeza y se me quedo viendo—¿me subes el cierre?
—Claro —me voltee de espaldas a él y espere a que lo cerrara—¡No te cierra!
—¡¿En serio?! —pregunte alarmada. Escuche dos risas a mis espaldas.
—Si te cierra, no estas tan gorda —Se burlo Liam subiendo el cierre. Me voltee y lo fulmine con la mirada— siempre quise hacerlo
—Uy si que risa —me reí sarcásticamente—me va a quedar un trauma