Capítulo 8

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Dipper

13 de noviembre.

La invitación de William me había tomado por sorpresa, pero no tanto como la rapidez con la que mi hermana había aceptado. Algo no me cuadraba, pero tampoco le di mucha importancia.

¿Era raro que realmente quisiera asistir a aquella fiesta? Generalmente rechazaba cada invitación e incluso sin rechazarla jamás asistía, pero con esa, hasta sentía un poco de entusiasmo por ir, pero no terminaba de entender por qué, tal vez era porque (aunque jamás lo admitiría en voz alta), William Cipher me agradaba.

¿Debería darle un regalo? Tal vez, algo que no sea muy ostentoso, tal vez una pequeña broma escondida como regalo.

¿Por qué? Era la pregunta que más rondaba en mi cabeza, ¿por qué estaba preocupado por encontrar un buen regalo? Pero la respuesta a mis preguntas internas siempre eran un "No lo sé y no me importa"... pero ya no estaba tan seguro de ello.

Era viernes por fin y no había conseguido nada aún, mi clase de esgrima había acabado y en una hora tendría que ir a la Tienda de la Telepatía a hacer el espectáculo semanal, pero tenía una hora.

Esa hora era más que suficiente.

Había descubierto que Will asistía a los shows de la Tienda de la Telepatía regularmente, pero había preferido no hacer comentarios respecto a eso, no sabía porque, pero era bastante curioso.

Deambulé por la plaza un rato, sin tener una idea segura de que era lo que buscaba con exactitud. No sabía que era lo que quería darle.

Hasta que, pasé por una tienda de relojes, perfecto, hasta podría ser una pequeña broma, yo siempre le reclamaba por su impuntualidad.

No estaba seguro de porqué me estaba esforzando tanto por un tonto regalo.

Cuando salí de la tienda con el regalo ya envuelto eran más de las 7, mi tío iba a matarme.

Me fui directo a casa, no tendría caso ir a la Tienda eran casi las 8, el espectáculo ya habría terminado.

Cuando llegué a casa no había nadie esperando, por lo tanto, fue fácil escabullirme a mi habitación para poder arreglarme e ir a la fiesta, antes de que den las 10, ya estaba listo.

—¡Mabel! —la llamé desde afuera de su habitación—, ya estoy listo, date prisa.

—¡Ya voy! —contesto desde el otro lado—, espérame abajo y nos vamos.

Bajé las escaleras dispuesto a esperar a Mabel en la sala, tenía el regalo de Will en el bolsillo de mi chaqueta listo para que, en el momento en que mi hermana bajará fuéramos a la tan dichosa fiesta, pero alguien arruinó mis planes, como siempre.

—¿A dónde crees que vas, Mason? —pregunto mi tío Ford, tenía fe en que la regañada llegará mañana, no fue así, odiaba que me llamará así.

—Eso no te incumbe —replique.

—Oh niño mimado, claro que me incumbe —habló molesto—, me incumbe cuando faltas al espectáculo.

—No fue mi culpa, me distraje con... un asunto.

—No me importa qué estabas haciendo ni porqué, no es posible ¿no puedes llegar a tiempo a la Tienda pero si a lo que sea que vayas a ir? —su tono de voz era cada vez más severo—, no puedo permitir tal irresponsabilidad a tan poco tiempo del aniversario de la Tienda, ya es este viernes así que no irás a ningún lado. Te quedarás a ensayar.

—No quiero.

—¿No quieres? —soltó una carcajada cínica—, con qué el niño quiere jugar a eso de nuevo, escúchame bien... no irás a ningún lado, a menos que quieras que te enseñe una buena lección como cuando eras niño —dijo lo último en apenas un murmullo, pero eso bastó para que me erizara por completo.

—N-no —medio balbuceé—, me quedaré tío —sonrió triunfante y dejó la habitación, subí y le avise a Mabel que no iría.

No quería repetir los castigos que mi tío aplicaba en mí y en Mabel cuando desobedecíamos de pequeños... golpes, golpes y más golpes era lo único que me venía a la cabeza de todo eso.

Mabel y yo habíamos tenido que aprender a ser tal cómo él quería, educados, correctos, apropiados, perfectos. Porque cuando no hacíamos lo que nos pedía, usualmente implicaba por lo menos unos buenos golpes o bofetadas, un día sin comer o cualquier otra cosa que se le ocurriera.

Tuvimos que renunciar a todo lo que nos hacía nosotros que no le pareciera, tuvimos que ser los "Perfectos gemelos Gleeful, los perfectos gemelos telepatía".

Me resigne y me encerré en mi habitación derrotado, frustrado y humillado; podía ser la persona más orgullosa y arrogante que existía, pero no podía en contra de mi tío, no importaba cuánto quisiese. Tendría que recomponerme velozmente, ya que por órdenes tendría que bajar a practicar el número del Aniversario, dejé el regalo de William en mi mesita de noche y bajé a lo que podría ser la noche más dura de ensayos de mi vida.

Mi mente seguía vagando, incluso mientras ensayaba... ¿Por qué?

¿Por qué tenía tantas ganas de ir a aquella fiesta?

¿Por qué me sentí mal al no poder darle su regalo a Will?

¿Por qué siquiera me importaba?

Tal vez era porque William era el primero que no pasaba tiempo conmigo por Ford, o para mantener la imagen de la familia.

Tal vez era porque Will era la primera persona con la que había hablado sin que fuera por compromiso.

Tal vez era porque él era una de las pocas personas que había visto mi otro lado, no la cara de la compañía siempre tan... perfecto, había visto al grosero y arrogante y aun así siempre me recibía con una sonrisa.

Tal vez porque con él no fingía todo el tiempo.

—Desde el principio idiota —gritó Ford por milésima vez—, a este ritmo serás una desgracia en el show, es patético.

—Sí, tío Ford —respondí sin ánimos, ya no quería discutir.

Cuando mi tortura finalmente terminó pude irme a dormir, vi el regalo de Will en la mesita de noche y decidí que se lo llevaría mañana, y de paso la diría por que no fui a su fiesta.

¿Por qué le vas a dar una explicación?

No sé.

14 de noviembre.

La mañana llego y para mi buena suerte mis tíos no estaban... por ahora.

Mabel estaría en su habitación probablemente vomitando o con una resaca bastante fea.

Tomé mis llaves y salí de ahí antes de que mi tío Ford llegará, si se llegaba a enterar tal vez me castigué, pero aun así quería ir.

La Mansión Cipher no estaba muy lejos, en pocos minutos ya me encontraba frente a ella, bajé de mi auto velozmente, con el reloj en el bolsillo, toqué la puerta y un empleado me abrió.

—¿Qué se le ofrece? —preguntó.

—Vine a ver a William Cipher.

—Un momento —el señor cerró la puerta, pasaron unos minutos y finalmente regreso—, por aquí por favor.

Me dirigió a la sala, misma donde Will y yo habíamos estudiado otras veces, éste apareció y le sonreí por inercia.

¿Por qué?

—¿Qué haces aquí? —preguntó evidentemente sorprendido.

Tal vez se debía a que... William Cipher era mi primer amigo.

Control |WillxDipperG|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora