CAPÍTULO II.

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La muerte se impone en la vida del hombre. Querer esquivarla equivaldría sencillamente a una falta de realismo. Nada tan cierto como la muerte. Todo es incierto; sólo la muerte es cierta.

Hace ya más de veinticuatro horas que perdí a mi mejor amigo, siempre he pensado que el ser humano se adapta al contexto, a la situación que lo rodea, eso significa que se debe acostumbrar a vivir con lo que lo está a su alrededor, teniendo en cuenta que todo está sustentado a cambios y que nada es sempiterno, es decir, que nuestro entorno es tan vulnerable como nosotros, este tiende a cambiar y nosotros debemos aceptarlo, entonces la idea que todo el mundo tiene en su cabeza es, ¿Seguir adelante sin importar lo que pase? Pero si aquello es horriblemente indecible, ¿En algún momento dejara de importar? Es decir, ¿Se encontrará una manera efectiva de superación que abarque todos los espacios? En pocas palabras, ¿Podré vivir sin el? Una incógnita que no estaba preparada para responder.

Solo ha pasado un día de su muerte y mi tía Karol insiste en que debería ir a un psicólogo, siento que tiene miedo de que no pueda superarlo, ¿cómo quiere que lo supere si solo ha pasado un día de su muerte? Obviamente estoy en un shock intenso, a veces me hundo en pensamientos y olvido lo que sucedió.

Entonces ya no me siento triste, siento ira, rabia y deseos de venganza, ¿Será normal sentirme así? Solo deseo saber a quién se le pasó por la cabeza hacer algo tan atroz, ¿Cómo alguien querría hacerle daño a Mark?

Existe la envidia.

El odio también.

Pero aún así no entiendo, ¿Cómo sucedió esto? ¿Cómo consiguió mi número? Esto es tan borroso.

Solo pensar que alguien estaba ahí afuera, acechando, esperando que tenga un momento de descuido para así acabar contigo en cuestión de segundo, ¿Así de fácil era acabar con una vida? Me estaba llenando de temor sin darme cuenta.

Todos estos pensamientos acechaban mi mente y me hacían querer averiguar el por qué de lo ocurrido, así que pensé en llamar al oficial Collins, quería saber qué noticias me tenía.

Tome el teléfono y llame al número que estaba en la tarjeta que me había entregado en la comisaría.

Espere un momento y atendió.

—Oficial Collins, ¿Con quién hablo? —dijo a través de la línea.

—Hola oficial, es Maya Hills —conteste de manera inmediata.

—¿Todo está bien? ¿Se encuentra bien señorita Hills?

—Si, estoy perfectamente bien —mentí— estaba llamando porque quería saber cómo van con la investigación, ¿ya saben de quién es el dueño del número que me llamó el día de la muerte de Mark? —pregunte.

—Estamos casi que en cero con la investigación, a parte de ello tampoco nos permiten revelar información del caso —hablo con un tono neutro.

—Lo único que sabemos es que la persona que llamó se encontraba en el instituto cuando realizaron la llamada, hemos intentado rastrear la línea pero sale inexistente, es algo extraño. —volvió a decir— hablando de eso, creo que nos quedaremos con su móvil, espero que no tenga problemas.

—No creo que exista algún problema, por mí está bien.

—Señorita Hills, ¿no ha notado nada extraño? —dijo cambiando el tema.

—No, ¿Por qué? ¿Sucede algo? —pregunte insegura.

—No, pero si siente que algo anda mal, o cree que alguien la sigue, no dude en llamarme.

—¿Temen que el asesino venga por mí? —pensé.

—Esta bien, manténgame al tanto de lo que sabe —dije.

—Lo intentaremos —hablo— si me disculpa señorita Hills tengo que revisar unos papeles, vuelva a llamar si necesita algo, me despido.

Me despedí y colgué.

Habían pasado horas desde que comí, en realidad días, mi tía estaba un poco preocupada por mi estado, no dormía, no comía, así que me ofreció una pastilla para dormir y relajarme, al principio me negué pero terminé aceptándola, minutos más tardes caí rendida, pasaron unas horas hasta que me desperté, eran la una de la madrugada e intente dormirme de nuevo, pero no pude, así que fui a la cocina a buscar un poco de agua y luego intentaría dormir de nuevo, todo estaba oscuro así que fui en busca de el interruptor para poder iluminar la sala, entonces me percaté de que un sobre estaba en el suelo, enseguida lo recogí y me dispuse a abrirlo. Me comencé a sentir mareada y asustada, dentro del sobre había una hoja escrita letras recortadas de revistas. Abrí el papel y lo que decía era...

Encuéntrame.

Y más abajo en letra muy pequeña.

Solo si puedes.

Al fondo del pequeño sobre blanco estaba la pajuela que solía usar Mark, era negra y estaba un poco desgastada, tenía el logo de su banda favorita The Killers, nuestra banda favorita.

Sentí una oleada de miedo, mi respiración se iba entrecortando, estaba aterrada quien quiera que dejó esto en mi casa tenía que ver con la muerte de Mark, entonces analice, ¿Cómo encontrar a alguien que aún no me ha dado ni una pista? ¿Acaso es un juego? Quizá si busco a la persona que dejó esto aquí consiga respuestas.

Seguía aterrada pero lo mejor para calmarme era intentar dormir, así que subí a mi habitación y dormí un poco.

Eran las cinco de la mañana y algo había golpeado mi ventana, pensé que había sido una rama pero a los minutos el ruido volvió a hacerse notar, en seguida me dirigí a ver qué era y entonces me congele, este tipo de cosas no podían estar sucediendo, ahí estaba Mark parado haciéndome señas para que bajara, parpadee un par de veces, inhale y exhale y aún estaba ahí, lo más lógico que pasaba por mi mente era que esto es solo una reacción secundaria del somnífero que había tomado hace un rato, pero aún así el seguía ahí abajo, luciendo tan vivo y tan real. Decidí a bajar, estaba segura que era el, no entiendo ni cómo ni por qué, pero era él, quizá estaba intentando decirme algo, mientras bajaba las escaleras note algo peculiar, las luces se encontraban apagadas, recuerdo haberlas dejado encendida, busque el interruptor con la mano y lo primero que mi vista enfocó fue la blanca pared manchada con sangre, habían escrito B25.

Corrí hacia el baño.

Vomite.

Volví a hacerlo.

Estaba asustada, el miedo me carcomía, la persona que hizo eso tiene acceso a mi casa, no hay manera de que me sienta más insegura y menos estable, estaba horrorizada, gritaba por dentro.

Volví a bajar y no había rastro de la sangre, quizá me estaba volviendo loca y no lo sabía, no me sentía bien y estaba segura de que había alguien que me asechaba o estaba intentando decirme algo.

Cuando me sentí más o menos estable entre a mi habitación y tome mi laptop, teclee lo más rápido posible B25.

No encontré nada.

Volví a buscar, y no conseguí nada que tuviese relación con lo sucedido. Mi mente daba vueltas y no conseguía nada relacionado.

Hasta que pensé, la bahía, para poder llegar ahí tengo que pasar por la calle 25. Entonces lo que sea que quiere que vea está allí.

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