CAPÍTULO III.

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Me dispuse a ir a la bahía, para averiguar que es lo que quieren que sepa, así que voy en busca de mis llaves del auto y mi chaqueta, en cuanto me dispongo a salir escucho unas pisadas venir de las escaleras.

—Maya, buenos días cariño —dijo mi tía con voz soñolienta.

—Buenos días tía —respondí con una sonrisa exagerada.

La verdad es que no se si decirle lo que me ha estado ocurriendo, tengo miedo que crea que necesito ver a un médico o que me estoy volviendo loca, sé que no es así, todo lo que está sucediendo es tan real.

—¿Para donde vas tan temprano querida? —hablo mientras me observaba con recelo, viendo las llaves del auto en mi mano izquierda y mi chaqueta en la otra.

—Iré a comprar algunas cosas a la tienda, ¿quieres que te traiga algo en específico? —dije intentando aparentar mi pequeña mentira.

—No cariño, no necesito nada —respondió pensativa—. Recuerda que hoy es el funeral de Mark, no tardes tanto.

—Lo sé, volveré en una hora.

Llevaba más de veinte minutos manejando hacia la bahía, me preocupaba llegar y no encontrar nada, pero una parte de mí se sentía nerviosa por encontrar algo. Quien quiera que esté haciendo esto quiere que descubra algo.

Aparque en el estacionamiento de una tienda llamada Cocochoco, donde se suponía que vendían batidos y helados a base de coco, solía venir mucho a esta tienda con Mark. Recordarlo duele.

Camine hasta la bahía, y lo único que pude ver fue a un señor de estatura promedio y de cabello blanco leyendo un libro en una banca. No había nadie exceptuando al hombre de melena blanquecina. Espere por una hora, observando cada detalle de la bahía.

Cansada de esperar por algo que no llegara, me dirigí a mi auto, para luego ir a la tienda y comprar cualquier cosa con que llegar a casa.

Pero entonces algo me da curiosidad, había una nota en mi parabrisas, la tomo y leo detenidamente.

Estas buscando en el lugar equivocado.

Pd: no podre ayudarte siempre. Abre los ojos.

Sentí un pequeño escalofrió al leer esas palabras, parecía como que si Mark lo fuese escrito, al leerla sentí su voz resonar en mi cabeza.

De manera inmediata entre a la tienda y le pregunté al encargado si alguien había entrado alguna persona desde que me estacioné o si habían visto a alguien acercarse a mi auto, lo cual le sorprendió y dijo que no había visto a nadie, que la tienda ha estado vacía por ser tan temprano.

                 •••••

El trayecto fue algo rápido, ya estaba en casa preparándome para el funeral, en cuestión de minutos estaría en el cementerio diciéndole adiós a alguien que no va a volver, siempre he odiado las despedidas, pero sé que existen tipos de ellas y la peor es esa que haces cuando solo uno de los dos puede despedirse.

Duele saber que esa persona estará fuera del libro de posibilidades de la vida.

Camino al cementerio note a mi tía extraña, me miraba de reojo mientras manejaba, se lo preocupada que está, es obvio que quiere que vea a alguien que me ayude a superar esto, aunque no sé si sea lo que yo quiero, de todas maneras no me atrevería a decirle lo que me ha estado ocurriendo y mucho menos que veo a Mark bajo mi ventana, pensaría que estoy loca y no es la idea, no quiero que se preocupe más de la cuenta, intentaré tranquilizarme y pensar que esto es por el reciente trauma.

Al llegar aparcamos un poco lejos, todo el lugar estaba lleno de carros y gentes, pensar que Mark era conocido y amado por todos era poco, será recordado por ser el chico más ejemplar del pequeño lugar donde vivo, todo el mundo quería a Mark por su forma de ser, tan caritativo, humilde y sonriente.

Una multitud de personas se encontraban alrededor de aquel ataúd, el cual estaba cerrado. Al pasar por la multitud sentí la mirada de todos posarse en mi, los susurros se fueron disminuyendo hasta quedar en un frío silencio, era tan extraño sentirse así y que la gente reaccione de esta manera, quizá están intentando expresar la pena que sienten por mi, a fin de cuentas saben quién soy solo por ser la mejor amiga de Mark, nunca he sido la chica sociable pero si era amable con todos y me la pasaba con Mark, lo cual hacia que la gente supiera quién soy.

—Maya, cuanto lo siento. Se lo duro que es perder a un ser querido —Dijo Ally, mi compañera de biología, haciéndome salir de mis pensamientos.

Esboce una pequeña y triste sonrisa, ella simplemente me abrazo y luego se fue a sentar con sus padres.

Así como Ally muchas personas se me acercaron, diciendo lo mucho que lo sentían por tan fuerte y repentina pérdida. Pero no era así, ninguno de ellos sabía lo duro que era perder a la persona que siempre estuvo para ti a cada momento, no había sentimiento alguno para describir tal tristeza, podría compararlo como caer al vacío, no sabía que me esperaba en el abismo, era como sentir que a medida de la caída se iba cortando mi respiración y que al llegar mi caída sería resivida por púas, me llenaría de heridas, algunas sanarían y otras dejarían cicatrices. El se convirtió en una, la más profunda.

Estaba un poco distraída, y pensativa, sentía dolor pero también rabia, estaba vuelta un mar de emociones, hasta que escuche una voz que me hizo voltear.

—Maya Hills —habló mientras caminaba hacia mí y esbozaba una sonrisa—. Soy Noah, he escuchado hablar de ti, Mark siempre te mencionaba —dijo, acercándose de manera que pudiera estrechar su mano con la mía. Sus ojos se posaban en los míos, tenían una mirada profunda, parecía ser del tipo de personas que te descifraban con solo mirarte. Su mirada era inquietante.

Lo mire fijamente por unos segundos y fue ahí donde caí en cuenta que era su hermano mayor, había escuchado sobre él pocas veces, Mark raramente lo mencionaba —no muy seguido— pero lo hacía y si mi memoria no me fallaba creo saber que vive en otra ciudad por razones de estudios, está a punto de culminar su carrera universitaria, aparenta aproximadamente unos veinte años.

Sonreí débilmente y le dije que también había oido sobre el, al detallar bien su rostro pude deducir que hacía dias que no dormía. Algo obvio, por razones obvias.

Me devolvió una sonrisa forzada y se fue a sentar a unos dos bancos de distancias de mi.

Mark era un chico ejemplar, el tipo de chico que tu madre amaría como yerno. También era capitán del equipo de fútbol campo del instituto, lo ha sido desde que estaba en tercer año, por ende todo el equipo estaba aquí, a mi lado estaba David Lawrence, su mediocampista, su mano derecha y también su gran amigo, se conocían desde que Mark entró al equipo a pesar del poco tiempo de amistad existía un gran vínculo entre ellos.

Había algo que no encajaba en mi contexto, y fue cuando noté que todas las personas que realmente quisieron a Mark estaban presente, pero la más importante se encontraba ausente.

Su padre.





¡Hola a todos! ¿Como están?, yo estoy bien, espero que ustedes estén excelente, quería agradecerles por su apoyo, cuando comencé solo me leían 6 personas y ahora somos más, muchas gracias por todo, los aprecio un mundo.

Quiero dedicar este capítulo a mis amigas novemberain2906, monreve_xox, marianajuliao y mariavf16. Son lo mejor gracias por hacerme retomar esta historia, las quiero muchísimo.

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