Capítulo 2

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Narrador oculto

Y aquí estaba yo...uno de los mejores de mi generación siguiendo a una niñata consentida. No creo que sea capaz de dañar a nadie y menos a uno de los nuestros. Anoche cuando la estaba siguiendo casi se caga del miedo. ¿Y por ella tanto alboroto? ¿Ella es la destinada a salvar a tanta gente?
-Otra- le dije al camarero mientras elevaba mi vaso en el aire. Esta situación me sacaba de mis casillas,necesitaba relajarme un poco.

Narra Amber.

-¿Y que tienes pensado para este sábado? - escuché la voz de Mike sacandome de mis pensamientos.Era uno de mis mejores amigos. Nos conocíamos desde que eramos pequeños gracias a nuestros padres. Estábamos en la cafetería de la universidad.

Este sábado era mi cumpleaños, por fin cumplía 18 .

-No lo he pensado aún. - dije con una mueca. La verdad es que se me había olvidado por completo. Mi cabeza estaba ocupada pensando en los exámenes y en la noche extraña del evento. Puede que le estuviera dando demasiada importancia pero no podía sacarmelo de la mente.

-¿Cómo que no? Si quedan 3 días! Tenemos que buscar algún local enorme, enviar las invitaciones...- deje de escuchar lo que chillaba Carol. Era mi mejor amiga. A decir verdad mi única amiga. No es que fuera una de las chicas tímidas a la que le costaba hacer amigos... Sólo que no me solía llevar muy bien con otras chicas. Carol me cayo bien desde el primer momento porque a pesar de tener padres famosos,ambos eran actores, era bastante humilde no como algunas pijas insoportables que conocía.
-¿Amber Williams me estas escuchando?- me dijo Carol con una mueca de enfado. -¿Se puede saber a que le estas dando tantas vueltas?- abría boca sin saber que decir exactamente pero el bendito timbre me salvó.

Al llegar a casa lo primero que hice fue tirarme a la cama y dormir. Fue un día agotador.

-Debes estar preparada.Queda poco tiempo, no lo olvides Amber. - escuché una voz suave de mujer pero no podía ver nada. Sólo oscuridad.
-¿Poco para qué? - pregunté con voz temblorosa. De repente me sentía asustada, sin entender del todo el porque.
-No tengo tiempo para responderte a tus preguntas. Solo recuerda: se fuerte. Todo depende de ti... Eres...

La voz se cortó de golpe dejándome en aquella oscuridad sin escuchar absolutamente nada. Me sentía impotente. No podía ver ni oír nada, era una sensación de lo más agobiante. No se cuanto tiempo paso pero se sentía como si fuera todo una eternidad.

Me desperté sudada y con la respiración agotada gracias a la melodía de mi móvil.
-¿Hola?- dije al coger el teléfono.
-Amber esta noche vamos a ir a un nuevo club, lo abren esta noche. - era la voz de Mike. - te recojo a las once- y sin darme tiempo a reprochar colgó.

Me quedé un buen rato mirando el techo de mi habitación pensando en el extraño sueño. Francamente no parecía un sueño, sentía como si fuera de verdad. Puede que suene muy loco pero así era. Ese sentimiento tam abrumador al encontrarme en esa oscuridad sin saber como salir de ella era demasiado... ¿real? No se cual seria el adjetivo correcto.

Miré la hora. Eran las diez. Debía de empezar a recogerme. No me apetecía mucho ir pero sabía que Mike no me iba a dejar en paz. Además así me olvidaría un poco de todo. Un poco de diversión me vendrá bien, pensé.

Tras una hora exactamente me estaba mirando en el espejo. No había quedado tan mal en tan poco tiempo. Llevaba el pelo planchado, un poco de maquillaje, unos pantalones negros largos y una camiseta plateada y brillante sin tirantes a juego con los tacones.

El club estaba bastante bien. Era grande y a pesar de ser nuevo ya era bastante famoso. Estaba repleto de gente. Me encontraba bailando con un chico que conocí en el local. No sabía dónde estaban todos mis amigos. Los fui perdiendo a lo largo de la noche. Sinceramente no sabía ni la hora que era. Había perdido la noción del tiempo y la cantidad de chupitos que me había tomado. Necesitaba aire ya que el chico me empezó a agobiar un poco. Le dije que enseguida volvería y salí casi corriendo sin darle tiempo a contradecirme. Durante mi huida me choque con un chico. -Lo siieeentto- grite sobre la música pero no podía asegurar que me había escuchado. Vaya... no podía ni hablar bien. Puede que fuera peor de lo que pensaba.
El chico me echo una mirada asesina. La verdad es que no me daba buena espina. Parecía mala persona. Y puede que este mal juzgar a las personas sin conocerlas. Pero... era muy raro. Sus musculosos brazos estaban llenos de tatuajes que parecían símbolos extraños. Su pelo era corto y desordenado. Su mirada oscura era imponente. Era como si emanara maldad. Parecía salido de una secta. O de la cárcel.

Me aleje de él sin esperar respuesta. Su mirada me había intimidado.

Salí fuera y respiré aire fresco de la madrugada. No había notado lo agobiada que estaba hasta encontrarme fuera. Tenía mucha calor y la música estaba demasiado alta ahí dentro. Me quería ir a casa. Pero me había venido en el coche de Mike que seguramente estaría en algún lugar con alguna de sus "chicas de una noche." Cómo las solía llamar él. Y yo ahí tirada. Mire a mi alrededor para encontrar alguna cara conocida pero me quedé helada al escuchar una voz gruesa y ronca cerca de mi.
-¿Pérdida? - susurro demasiado cerca. ¿En que momento se me había acercado?
Giré de golpe y volví a ver esa mirada oscura que solamente me causaba escalofríos.
-No, alejate- agradecí mentalmente que mi voz haya salido firme. Ya que por dentro estaba asustada. Puede que no tuviera motivos. Pero solo la presencia de ese hombre me causaba incomodidad.
Su mirada se paseo lentamente desde mis ojos hasta mis pies. Dio un paso más hasta mi y abrió su boca para decir algo pero fue interrumpido por Mike. -Amber al fin te encuentro.- se escuchó un grito a lo lejos. Aprovechandolo y sin dudarlo ni un momento me giré y salí corriendo en dirección a mi amigo quien no podía ser más oportuno.

Cuando por fin llegamos a su coche me senté en el asiento de copiloto y solo ahí me atreví mirar en la dirección donde se encontraba aque misterioso chico. Y para mi mala suerte lo vi. Estaba ahí apollado en la pared en una pose despreocupada,con las manos en sus bolsillos y con su mirada clavada en mi. Una mirada que parecía tener una promesa oculta.

The DivisionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora