Capítulo 1

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Mucho tiempo después.

Volví a mirarme en el espejo una última vez antes de salir. Llevaba un vestido negro que llegaba hasta el suelo.  Con un corte en el lado izquierdo que llegaba hasta un poco más arriba de la rodilla y unos tacones rojos.
Mi pelo liso estaba recogido en una coleta alta, la verdad es que sigo sin poder definir de que color es. Es un color castaño claro con reflejos grises.Nunca se lo había visto a nadie más. Mis ojos son grandes y verdes. Y mis labios de un color rojo intenso casi granate. De pequeña me solían decir que parecía que los llevará pintados todo el tiempo.

-Amber, cariño llegamos tarde - escuché la voz de mi madre adoptiva.

Me adoptaron cuando tenía cuatro años tras la muerte de mis padres por culpa de un accidente y según ellos no tenía más familia. Me da mucha pena no recordar a mis padres que al parecer eran lo único que tenía.
Los Williams siempre me habían tratado como a su propia hija ya que ellos no podían tener una. Eran una pareja muy adinerada y bastante conocida. Mi padre, Andre Williams era muy buen abogado hasta me atrevería a decir que uno de los mejores del país.  Y mi madre, Chloe Williams era una escritora muy reconocida en prácticamente todo el mundo. Puede que mi amor por la lectura sea gracias a ella. Pero a pesar de lo bien que me trataron a lo largo de toda mi vida no he podido evitar sentirme fuera de lugar. Como si no perteneciera a este mundo. Sentía como si me faltará algo. Un pedazo de mi... como si necesitará algo más en mi vida.

Suspire aún viendo mi reflejo y tras coger mi bolsito de mano salí de mi habitación. Esta noche mi padre tenía un evento importante y estaba obligada a ir.

Llegamos al gran salón lleno de mujeres vestidas de forma elegante y hombres con trajes caros. Todos sonriendo de forma hipócrita y hablando de temas que para mi eran de lo más aburrido.

Pase entre la gente sonriendo amablemente a los conocidos de mis padres y me senté en mi sitio asignado mientas me preparaba mentalmente para pasar otra noche aburrida.

Tras una cena eterna y la típica sesión de fotos para alguna revista. Mi padre por fin me dejó irme a casa. 

No me había traído mi coche por lo que mis opciones eran llamar al chófer o ir andando.Preferí dar un paseo ya que hacía una noche preciosa. Sabía que a mis padres no les haría mucha gracia pero vamos... ¿Qué podría pasar? Era uno de los mejores barrios de la ciudad y no estaba lejos de casa.

Empecé a caminar a paso lento mientras dirigía mi mirada al cielo en el que se veían millones de estrellas. Simplemente precioso. Cuando lo veía me daba la sensación de que había mucho más allá de lo que conocíamos los seres humanos, algo mágico y oculto...

Cuando me faltaba poco por llegar a mi casa sentí una mirada puesta en mi. Y se que puede sonar ridículo pero en serio que lo sentía. Mire a mi alrededor sin ver nada. Típico. Pensé y empecé a caminar pero esta vez más rápido. Me dije a mi misma que debería de dejar de leer tantos libros. Pero entonces empecé a escuchar pasos detrás de mí. No sabía que hacer... podría empezar a correr pero con los tacones que llevaba no llegaría lejos. También podría gritar pero todas las luces de las enormes casas estaban apagadas.
Me pare en seco negandome a salir huyendo como una cobarde y giré rápidamente para solo ver una sombra esconderse detrás de un árbol. Caminé a paso lento hacía ahí pero al llegar no vi absolutamente nada. ¿Es que me lo estaba imaginando? No, claro que no. Se lo que vi. Estando ya realmente asustada me quité los tacones y empecé a correr lo más que me permitía el vestido largo y ceñido que llevaba puesto.

Llegue a casa sin más sucesos extraños y jadeando. ¿Cuanta probabilidad había de que fuera mi imaginación?  

Al llegar a casa me di una larga ducha que solía relajarme aunque esa vez no lo había conseguido del todo. Y después me fui a dormir.

Esa noche soñé algo extraño...
Estaba en medio de un bosque. Parecía embrujado. Tenía un aire misterioso, casi mágico. Pero escuché un gritó lleno de dolor que rompió toda la armonía del precioso bosque. Me giré en la dirección de la que provenía y solo vi una sombra desaparecer detrás de los árboles. Un impulso me obligó a correr detrás pero antes de poder darme cuenta el camino se acabó y me caí por un acantilado.

Me desperté de golpe por la desagradable sensación de caer. Miré por el gran ventanal que tenía en mi habitación y note que ya se estaba haciendo de día. Era de madrugada.
Intenté dormirme otra vez pero no podía. El grito cargado de dolor y angustia se repetía en mi cabeza una y otra vez.

En ese momento solo pensé que esa noche era extraña y que deseaba que llegará a su fin. Que ingenua era... Lo que no sabía es que ese solo era el principio de todo. Y lo más extraño y difícil estaba por llegar como una ola enorme arrasando con todo y destruyendo mi vida tal y como la conocía para siempre.

The DivisionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora