Pasaron unas semanas después de lo sucedido en la clase de biología de la señorita Novotny. El director habló con ella y al final no hubo castigo, ni expulsión, ni nada.
Natalie conoció a más gente de su clase que le caían súper bien. Pero las chicas que mejor le caen son las amigas de Ellen: Elizabeth y Agnes. Se volvió más sociable.
Natalie y Ed salieron al Starbucks e invitaron a Ellen y a sus amigas también.
***
Era sábado y Natalie se disponía a bajar las escaleras con su pelo rubio y liso en una coleta enredada cuando de repente sintió que alguien le tocaba el hombro. Ella se dio la vuelta pero no vio a nadie, volvió a girar la cabeza y justo delante de ella estaba un chico moreno de ojos azules con unas enormes alas blancas detrás. Natalie abrió los ojos como platos. Se quedó mirándole así, durante un largo rato, asimilando lo que estaba viendo, cerró los ojos y gritó. Cuando se dispuso a abrirlos otra vez, quien había delante de ella no era aquel chico alado, sino su madre agitándole para que parara.
-Natalie, hija mía -gritó Zoe, la madre de Natalie, asustada- ¿Qué te ocurre? ¿Por qué gritas?
Natalie no respondió.
-Bueno, baja a desayunar y luego hablamos.
Natalie bajó si decir nada tampoco. Desayunó, subió las escaleras, se tumbó en la cama y miró los WhatsApp que le habían enviado. Uno de ellos era de Ed pidiéndole que si se podían ver en el Starbucks de al lado de la casa de Natalie. Natalie le contestó que sí y que a qué hora. Ed dijo que ya.
Natalie corrió a vestirse y a peinarse esa melena rubia enmarañada. Se puso lo primero que pilló, una camiseta y un pantalón corto. Cogió su móvil y un bolso marrón junto con 20 $ y las llaves y se marchó corriendo hacía el Starbucks. Natalie suponía que lo que Ed le tenía que contar era muy importante.
***
Cuando llegó vio a Ed sentado y con una carpeta azul en la mano. Se acercó sigilosamente y le dijo en la oreja “Bu” con un pequeño susurro. Ed pegó un pequeño salto y se giró con una cara de susto impresionante. Natalie al verla no paró de reír hasta que le dolían los mofletes. Ed también se rió pero en seguida se recompuso.
-Bueno, lo que te quería decir es que hoy he soñado con Ellen pero no de una manera normal, sino que le he visto con unas alas de ángel grandes y blancas que le salían de la espalda y...
-Espera -interrumpió Natalie estupefacta- ¿has dicho ángel y alas?
-Sí, ¿por qué lo dices?
-Pues a mi hoy me a pasado algo parecido, solo que no era un sueño... creo.
-¿Cómo?
-Pues que estaba bajando las escaleras, noté que alguien me tocaba el hombro, me giré y me encontré a un chico moreno de ojos azules y con unas enormes alas blancas.
-Pues en mi sueño pasó algo parecido: Estaba durmiendo cuando de repente un estruendo hace que me despierte. Me levanté y todo el suelo estaba lleno de grietas, las seguí hasta llegar al cuarto de baño. Abrí la puerta y me encontré a Ellen sentada en el suelo y con unas enormes alas blancas. Justo en esa parte me desperté.
-Wow, ¿se lo vamos a contar a Ellen?
-Sí, precisamente, para que me entienda mejor le he hecho un dibujo de la que vi en el cuarto de baño. -Ed sacó una hoja en blanco de la carpeta azul y se la dio a Natalie-.
-¡Madre mía, que bien dibujas Ed!
-Bueno, todavía le quedan algunas cosillas y tal... -Ed se sonrojó-.