El taxi doblo por una calle, luego entró en la avenida, estaba cerca del terminal de trenes. Se cruzó un bus por en frente, el conductor freno rapidamente, pero no fue suficiente...
El auto volcado, goteando combustible, la fría mañana estaba presente de espectador en primera fila, Jack se arrastró hacia fuera del auto, con la frente sangrando y una parte del brazo.
-Abuela! Abuela!- Gritaba y gritaba desesperadamente, buscó bajo el taxi, y allí estaba, bajo mitad de taxi, con las piernas aplastadas y sangrando hasta no poder. Jack trató de sacarla angustioso y acelerado, hizo miles de intentos hasta que no pudo más, pero no podía descansar hasta sacar a su abuela, no, a ella no, no la perdería... no lo dejaría sólo. No más.
Dejaba caer lagrimas desesperado, se escuchó una sirena, eran los bomberos.
Estacionaron el carro, y rapidamente fueron donde el chico y lo sacaron de ahí.
-NO! NO! NO! Mi abuela! MI ABUELA!-Grito desgarradamente, gritaba para que todo el mundo lo escuchara, lloraba y lloraba sin poder más, su rostro era un mar de lágrimas, lo único que deseaba era salvar a su abuela, no quería dejarla, no queria que lo dejaran.
POR FAVOR! MI ABUELA! MI ABUELA!- Gritaba rogando.
Los bomberos lograron sacarlo de la escena, se dirigieron a sacar a su abuela y al chofer, pero ya era tarde. Jack escuchó un ruido de llamas, mucho fuego, encendiendose sin represión. Jack, observó como se incendiaba el taxi, su abuela, vio como se iba todo, como todo desaparecia en un segundo.
El choque fue justo, frente al terminal de trenes, y ahí estaba, observando, cada pulso, cada movimiento, cada respiración. Ese cuerpo frío pero caliente, ese rostro frío, inexpresivo, solitario.
Jack se dió cuenta de su presencia, observó ese rostro, recordó absolutamente todo de aquella mañana fría y oscura mañana de invierno. Sintió como si esta mañana, fuera exactamente la misma. Revivió todos los momentos. La madre en la línea, el padre en la línea, y ese rostro frío, inexpresivo y solitario, todo paso por su cabeza. Lo vió, en ese mismo lugar, en esa fría y oscura mañana... al Vigilante.
Jack Wells, a sus 14 años, observó todo denuevo, como lo perdía todo, como todo lo que tenia y amaba, desaparecía en un instante. Había descubierto lo que era ser huérfano, solitario y horrorizado.

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El Vigilante
Mystery / ThrillerFrío, inexpresivo, solitario. Así lo describiría cualquier persona al apuntarle con el dardo de punta roja etiquetado con un papelillo en las letras llamativas pero apagadas siguientes "Peligroso", nadie lo conocía exactamente, nadie sabía realmente...