—¿Te pasa algo mi Lady?
Ladybug y Chat Noir se encontraban en lo más alto de la torre Eiffel, otra vez. Era de noche y el cielo estaba cubierto de brillantes y hermosas estrellas que le daban un toque romántico a la escena, pero los ánimos de nuestra heroína estaban por los suelos y la situación se estaba volviendo algo incómoda para ambos.
—Chat...creo...creo que es tiempo de olvidarme de Adrien—dijo la azabache rompiendo el largo e incomodo silencio.
—¿Pero, por qué dices eso?—¿Acaso Adrien le había hecho algo a la chica detrás de la máscara? Claro que no, Adrien no recordaba haber rechazado a ninguna chica. Pero Marinette sí recordaba todas las veces que trató de decirle lo mucho que le gustaba y no pudo, ella sentía que tal vez era tiempo de rendirse
—¿No te alegra?—preguntó ella confundida. Porsupuesto que a Chat Noir no le alegraba ni un poco. Se sentía terrible el que Ladybug ya no quisiera a Adrien, que ya no lo quisiera a él.
—Solo me pondría contento si tú lo estuvieras—contestó intentando ocultar el verdadero motivo de su tristeza
—Seguro que te estoy aburriendo gatito. Cuentame ¿Hay alguna chica que te haya robado el corazón?
—Solo tú tienes mi corazón mi Lady, desde el primer momento en que te vi- a Ladybug se le ruborizaron las mejillas
—Me refería a...alguna otra chica.
—Eres la única que logra hacer eso conmigo mi Lady. Aunque seguramente yo consigo hacerlo con todas las chicas de París, mejor dicho de toda Francia, aunque Francia es muy pequeño, creo que en realidad de todo el continente, o tal vez del mundo entero. Creo que tienes bastante competencia Bogaboo —y volvía el Chat Noir presumido y divertido
—Mira Chat—le dijo ella señalando lo más alto del oscuro cielo estrellado. Él alzó la vista inocentemente y no econtro nada realmente nuevo
—¿Qué?—preguntó confundido. Ella le sonrió
—Tu ego
—Muy graciosa bugaboo—dijo sarcásticamente mirandola con los ojos entrecerrados. Un silencio tranquilizador invadio el lugar cuando dejaron de mirarse
—¿Sabes Chat Noir? a pesar de que eres un poco presumido, engreído, malo con los chites, muy malo en verdad...
—Ok ok ya entendí
—...eres de las personas que más quiero. No podría ser Ladybug sin ti—y era verdad, ella se sentía muy apegada a él y a pesar de que muchas veces lo rechazaba, su corazón se aceleraba cuando él le decía cosas bonitas. En un acto de impulso ella se acercó a su rostro y le dió un tierno beso en la mejilla. Ambos se sonrojaron a más no poder
—Yo también te quiero, más de lo que crees—le respondió el héroe siendo sincero
—Gracias gatito, ahora debo irme porque mañana tengo...
—...escuela, igual yo. Hasta luego mi Lady, siempre es un placer estar contigo— se despidió y saltó de techo en techo hasta llegar a su enorme mansión. Una vez deshecha la transformación, Adrien se tiró sobre su cama y se puso a pensar en todo lo que había ocurrido ese día
—Dame queso amigo—le pidió Plagg aburrido por su silencio
—Coge lo que quieras de esas latas Plagg —dijo el rubio y sin pensarlo dos veces, el pequeño kwami voló hasta las dichosas latas y devoró todo el queso de un bocado
—¿Por que tan generoso?—le preguntó Plagg extrañado por lo rápido que accedió a darle su preciado queso
—Mi día acabo muy bien. My lady me dijo que me quiere. Aunque el día en general no haya sido tan bueno.
