Capitulo 6

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Lydia

Aún fuera de la iglesia podía escuchar a las personas dentro, voces desconocidas presumían y parloteaban sobre sillas de madera. Horas antes, madre había entrado en mi habitación a obligarme a pararme de la cama <<No has salido de aquí todo el día de ayer... >> Me había dicho, molesta <<Es la boda de tu hermana y tienes que asistir.>>.

Salí por la puerta de madera enfundada en mi más extravagante vestido verde, el color que según mi madre hacia lucir mis ojos, cosa que yo nunca había logrado notar.

Entre por las primeras puertas dobles lentamente repudiando cada paso hacia el pasillo nupcial, al notar el sonido de las voces de nuevo trate de volver, pero entonces vi a mi hermana a un lado de la puerta encendiendo una vela peligrosamente cerca de la tela del camino nupcial que sobresalía por debajo de la puerta.

En cuanto me vio me dirigió una mirada asustada y con un dedo en su boca me pidio silencio, gesto al cual respondí con un asentimiento con la cabeza mientras su mirada se volvía conspiradora, yo seguí caminando hacia mí lugar detrás de ella antes de que madre llegará con algunas hijas de sus amigas, me encontré confundida por mi reacción a con mi hermana y aturdida por haber pasado dos noches enteras llorando.

Vi su blanco vestido de novia atravezar la entrada con pasos seguros y al abrir las puertas dobles directamente en frente de mi a unos cuantos metros de distancia sobre una escalinata, se encontraba Petter, quien al verme abrió la boca en un suspiro inaudible gracias al piano que anunciaban la entrada de Elizabeth.

Petter

Mientras Elizabeth caminaba nerviosa hasta su lugar junto a mi, yo solo veía a Lydia, no podía dejar de verla, la seguí con la vista hasta que llegó a donde la señora Bormott le señalaba, se veía hermosa, aún con los ojos tan rojos como sus labios.

Elizabeth llego hasta mi lado y la tomé de las manos, como nos habían dicho que teníamos que hacer, el padre comenzó a hablar pero antes de terminar su primera oración todo se sumió en el caos. Personas desde todos lados comenzaron a gritar aterrados por el fuego que de alguna manera bajo nuestras narices había comenzando a consumir las cortinas que hacían marco a la puerta. Todos comenzaron a correr en diferentes direcciones, temiendo por su vida, entonces fue Padre el que empezó a dar ordenes. Una serie de pasillos daban a una segunda salida subterránea, a la que todos se dirigieron atropellado a todo lo que se les interpusiera. En segundos me vi arrastrado por las personas que empujaban sin ver la dirección, y fue entonces cuando me di cuenta de que Elizabeth ya había desaparecido, pero Lydia no, ella buscaba espacio para alejarse de las llamas que consumían las telas del pasillo nupcial, hasta que desapareció engullida por las personas que la rodeaban, mientras que las llamas consumían todo el pasillo a segundos.

El humo se comenzó a acumular en el techo, asustado, traté de acercarme a donde ella estaba, pero a cada paso que avanzaba retrocedia dos, así que dejé de intentar llegar a ningún lado y comencé a correr con los demas hacia la promesa del aire fresco.

En cuanto pude salir, busque con la vista a cualquiera que me pareciera conocido, pero las caras que pude ver eran irreconocibles por las muecas de horror en sus rostros y las cenizas que oscurecían sus faciones.

Elizabeth

Salí a la fría mañana invernal con un tumulto de personas de las que me deshice fácilmente con solo hacerlas a un lado con la mano. Corrí sobre la nieve sin importarme a quien dejaba atrás y tomé de las riendas al primer caballo que se cruzó en mi camino, lo zafé del carruaje al que estaba atado y azote los tacones en sus costillas para hacerlo correr, cosa que me tomo un poco por sorpresa, ya que su acelerado arranque hizo que me hizo resbalar peligrosamente sobre su trasero. Me acomodé y le grite para que corriera aún más rápido.

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⏰ Última actualización: Apr 22, 2019 ⏰

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Egoista: La Vida Que Escogí Para MiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora