Confession

471 57 18
                                    

Narra Luh:

Estaba nuevamente en el recreo. Rose estaba junto a mí. Ella me miraba fijamente, y mis nervios aumentaban, no podía mirarla a la cara y desviaba la mirada para todos lados. Dio un paso hacia mi, y comencé a temblar. Ella me dejó en claro que le gustaba Gona, y que no le intereso, no sé por qué está pasando esto.

Rose: Luh...-La manera en la que pronunció mi nombre (o más bien, mi apodo) fue sencilla y perfecta. Me miró y también pude notar algo de nerviosismo en ella.-Lamento haber herido tus sentimientos. Las palabras que me dijiste fueron muy bonitas y me hicieron sentir como nunca antes me había sentido. Tú fuiste muy valiente, decidido, y yo te rechacé.-Yo asentí lentamente. ¿A qué está queriendo llegar?.-Pero he pensado, y bastante. No sé si en realidad me gusta Gonzalo.

En ese momento una chispa se encendió en mí. ¿Esperanza?

Rose: ¿Sabes? Gonzalo es muy buena persona. Es inteligente, y aunque no he hablado mucho con él me parece bastante divertido. Además es muy lindo.-Asentí.-Pero ahora me doy cuenta de que él nunca se fijaría en mí, ni me dedicaría las palabras que tú me dedicaste. Fui una tonta al no aceptarte. Eres muy buena persona, y este tiempo que llevamos hablando, y compartiendo el recreo, lo he podido notar cada vez más. Te repito, no sé en qué estaba pensando.-Se acercó un paso más hacia mi, yo me quedé inmóvil, mirando sus labios.-Ojala pudiéramos ser algo.-Levantó los hombros y los bajó desganada. Se dio media vuelta para marcharse, pero la tomé del brazo y la besé. Ella cerró los ojos, me abrazó por el cuello y me correspondió. Yo la tomé de la cintura, y nos quedamos así un buen rato. Quería despegarme, pero no podía. Parecía que nuestros labios estaban unidos, y no había forma de separarlos. No me molestaba, sinceramente era algo que venía soñando hacía semanas.

Estábamos solos en el patio de la escuela. De pronto, Rose se separó de mí, y caminó lentamente hasta la salida, sin mirar atrás. La seguí, pero cuando ya estaba en la calle, subió al autobús. Intenté subir con ella, pero las compuertas se cerraron. Las golpee.

¿Por qué me está haciendo esto?

Se sentó en las últimas filas, y mientras el autobús arrancaba, con una sonrisa me saludó con la mano. Yo miraba como se alejaba, y me dejaba solo, parado en la salida de la escuela. Mirando hacia la nada, como un niño pequeño al que todavía no venían a buscar al colegio.

Caminé hacia mi casa, y el camino parecía hacerse eterno. Rose se había confesado y por un momento todo había sido perfecto. ¿Por qué tenía que marcharse?

Rebusqué en mi mochila las llaves de mi casa. Las coloqué en la cerradura, y al abrir la puerta, una luz blanca me cegó.

Secret Notes | GonuhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora