The Last Kiss

516 66 42
                                    

Narra Luh:

Ya no hay marcha atrás. Estos son los últimos momentos que tengo. Aproveché al máximo este tiempo, pero ya no queda más.

Decidí escribirle una carta a Gona. No iba a poder decirle esto en persona, así que la mejor manera que se me ocurrió, fue esa.

Estuve escribiendo toda la tarde, mañana se la daría. Hice todo lo que pude por plasmar todo lo que sentía y me pasaba en un solo papel, pero terminé escribiendo más de lo que debía.

 El día de darle la carta llegó, y me sentía realmente mal. No solo me sentía fatal por mi enfermedad, sino por que esta iba a ser la última vez que nos viéramos. 

Lo vi ahí, sentado. Sonrió al verme, lo abracé con todas mis fuerzas. 

Gona: ¿Qué pasa, osito?.-Noté preocupación en su mirada. 

Luh: Gracias, por ser como eres. Por haberme aceptado tan bien. Por haber formado parte de mi vida.-Le extendí la nota. Él la tomó, mirándome con tristeza. Yo estaba apunto de llorar.-Léela cuando llegues a tu casa.

Se estaba haciendo de noche. Tardé todo el día en decidirme a ir a verlo. 

Gona: ¿Qué es lo que está pasando?.-Exigía explicaciones, pero no iba a dárselas.

Luh: Solo... no quiero que olvides una cosa.-Comencé a llorar y Gona se estaba preocupando demasiado.-Te amo, y eso nunca cambiará.

Lo besé. Lo envolví con mis brazos y él se dejó llevar. Ese beso fue mágico, el último.

En la noche ocurrió lo esperado. El pronóstico era cierto.

Otra vez en el hospital, aunque también sería la última.

Este día hice muchas cosas por última vez, y me alegro de ello. 

Narra Gona:

Luh se fue de ahí, dejándome tan preocupado que no sabía si ir tras él, o irme a casa cagando leches a leer la nota. Opté por la segunda opción. 

Me encerré en mi cuarto, y abrí delicadamente el sobre.

Cuando comencé a ir a esta escuela, pensé que nunca encajaría. Me traicionaron el primer día, ¿vaya record, no? Cuando te conocí me parecías simplemente un chico simpático, que se preocupaba por los demás, amable y solidario. Nos fuimos conociendo, poco a poco aprendiendo más del otro. Empecé a recibir las cartas secretas, que iban carcomiendo mi cerebro, pensando en quién podría ser la persona que escribía esas cosas tan bonitas, esas palabras tan mágicas, que me hacían sonreír instantáneamente. Podría haber sido Rose, que, siendo sincero, me llegó a gustar, pero no hay día que no me alegre de que hayas sido tú. Al principio no lo podía creer, pero luego me di cuenta de que en verdad me gustabas, e iba a apoyarte en todo. A veces pienso, en por que la vida te golpea tan fuerte. Estaba tan feliz, contigo, cuando de repente, todo se vuelve tos, medicamentos, depresión y cáncer de pulmón. En cuanto me enteré, no hacía nada más que llorar, imaginando como sería mi futuro, o mejor dicho, nuestro futuro. Sé que jamás te dije lo que me pasaba, pero sabía que comenzarías a sufrir, y no quería eso para ti. También sé que me habrías ayudado hasta el final, pero no quería que te sintieras mal por mí, e hicieras alguna locura, cuando no merecía la pena. Ahora lo único que quiero, es que encuentres al amor de tu vida, seas feliz, y nunca me olvides.

Esté donde esté, siempre te tendré en mis recuerdos, y te cuidaré por siempre.

Lutfi.

Corrí hasta su casa. La velocidad y el viento hacían que mis lágrimas bajaran rápido por mis mejillas, dando lugar a las otras que iban saliendo.

Toqué el timbre. 

Nada.

Rodeé la casa, estaba todo apagado. 

Recuerdo el nombre del hospital en el que Luh había ido a hacerse los análisis. Corrí hasta ahí, aún siendo muchísimas calles. En ese momento no me cansé, corrí y corrí hasta llegar al hospital, donde le dije a la recepcionista el por qué estaba ahí.

-Sí, está aquí, pero por ahora no puede verlo. Espere aquí.

Ni siquiera me senté. Caminé de un lado a otro, hasta que pude notar a la madre de Luh, llorando. Me acerqué a ella, y volteó a mirarme.

-Gonzalo.-Me abrazó, yo la abracé, llorando junto a ella.-¿Te enteraste de todo?

Gona: Sí. No entiendo por qué no me dijo nada. 

-Eres muy importante para él. Creíamos que esto podía solucionarse, pero..-Desvió la mirada, secándose las lágrimas.

El doctor salió, y ambos nos incorporamos. Él bajó la mirada.

La madre de Luh y yo lloramos a lágrima viva. 

Esto no está pasando. JODER, ¡ESTO NO ESTÁ PUTO PASANDO!

Nos dejaron pasar. Yo tomé aire, y me digné a entrar. Comencé a llorar mucho peor cuando lo vi, acostado en la camilla. Sin vida.

Su madre lo abrazaba, susurrándole unas palabras que apenas oía. Ella me dejó acercarme, y yo lo abracé, aún sabiendo que no me correspondería, aunque tanto lo deseara.

Ojalá esto fuera un sueño, y pudiera despertarme. Él seguiría vivo, estaríamos juntos y todo volvería a ser como antes.


La última semana no quise salir. Apenas iba a la escuela, y cuando iba, apenas podía concentrarme. Tenía la mirada perdida, estaba pálido y ojeras por no dormir. 

Tenía la nota guardada en mi habitación. No quería volver a leerla, por que me ponía fatal recordar. 

Suena horrible decirlo, pero en su entierro, dediqué algunas palabras.

Gona: Has sido mi mejor amigo desde que llegaste. Quizás no te conocía tan bien como otras personas, pero te amé tanto como nadie. Comparto el dolor con todas las personas aquí presentes, que también te apoyaron hasta el final. No tienes idea de cuanto me haces falta, y cuanto te extrañamos. Nunca olvidaré los momentos que vivimos juntos. Eres un luchador, y una de las personas más maravillosas que he conocido jamás. Nunca entenderé por qué, en todo este tiempo, nunca me dijiste lo que te pasaba. Tienes razón, me habría preocupado, pero te habría ayudado y nunca me separaría de ti. Hoy, una horrible enfermedad nos ha separado, pero siempre estarás en mi corazón. Jamás te olvidaré, osito.

Secret Notes | GonuhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora