Capítulo diez.

380 50 0
                                    

Sabes que es todo por ti,
podemos hacer cualquier cosa que queramos.
Oye Derek, esta va por ti,
esta es para ti.

Mis manos tiemblan, por lo que las meto dentro de los bolsillos de mi sudadera.

—¿Nueva york? —pregunto incrédulo.  

   El hombre que estaba frente a mi sonríe.

—Así es, en la universidad Columbia, para ser exactos.

 Mi boca se abre y se cierra, sin saber qué decir, mientras el sudor en mi espalda y los nervios junto la emoción aumentan.

—¿Hay algún problema con aquello? —indaga con preocupación, colocando una mano en mi hombro.

—¡Por supuesto que no! —niego al instante—. Es solo que allí estudia alguien que conozco—rasco mi nuca.

 Byron era mi representante, es alguien extraño, pero no en el mal sentido. Su personalidad era burlesca, carismática, seria y cariñosa, una rara combinación, pero sin duda era un gran tipo.

—¡Ah!—exclama pasando su brazo por mis hombros—¡Problemas amorosos!, ¿quién es la jovencita? O jovencito, claro.

   Los colores suben a mi rostro, causando una carcajada en el mayor.

—No quiero hablar de eso —murmuré.

   El rubio alzó los hombros.

 —Tocaras para una fiesta que se realizará en esa universidad, serán tres de las canciones que compusiste, si me preguntas me gusta mucho esa en la que le hablas a un tal Derek, que casualmente ha partido a Nueva York para estudiar en una facultad, vaya ironía, ¿no crees? —sonsacó con picardía, dándome un codazo amistoso.

  Ruedo los ojos.

 —Muy gracioso.

   Él ríe levemente.

  —Chico, calmate un poco —sugiere—. Como decíamos, la fiesta se realiza cuando el año concluye, habrán unos cuantos alumnos. Será en un mes exacto, deberías prepararte, terminaremos los detalles cuando estemos con tu padre. Escoge tu mejor ropa, arréglate el cabello a tu favor, ya sabes, esas chorradas que le llama la atención a las tías.

 —Derek no me mencionó nada sobre una fiesta —susurro.

 —¡Uy, uy! No me gustaría estar ahí cuando se lo menciones.

 —¿Cómo sabes que se lo preguntaré?

 —Estuve en muchas relaciones y trabajé con muchos adolescentes, ¿sabes?

—¿Tú no deberías elegir el vestuario que usaré? —inquirí cambiando de tema.

 —Es algo en lo que nunca me he metido, los artistas deben portar su propio estilo, no el que los demás le digan, pero no por eso dejaré que salgas con un vestido rosa.

  Niego con la cabeza divertido.

 Luego de unos minutos en silencio, Byron habla.

 —¿Entonces si le dirás a Derek? —pregunta con inocencia fingida.

 —¿No te tomas en serio tu trabajo? —interrogué con vergüenza.

 —No con adolescentes, con tu padre, por ejemplo, si —asiente.

  Pasamos unos minutos más hablando sobre donde tocaría y cómo sería el circuito, sin entrar mucho en detalles por el momento.

 Cuando llegó el momento de que se vaya, al estar entrando en su auto, me gritó:

 —¡Dale mis saludos a Derek!

  Ahora algunos de mis vecinos me miraban mal, más que antes, cabe recalcar.

Porque si, ser hijo del sheriff del pueblo podía traer ventajas y desventajas, y una de aquellas desventajas era que la mayoría de mis vecinos estaban al tanto de mí, para poder contarle cualquier chisme mío a mi padre, importandoles una mierda si lo que decían estaba en lo correcto o si lo habían malinterpretado.

—Byron —gruño.


Hey there, Derek. [Sterek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora