Capítulo uno.

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Hola Derek,
¿cómo es eso de vivir en Nueva York?
Estoy a mil millas de distancia,
pero chico, esta noche te ves tan admirable, sí.
Times Square no puede brillar tanto como tú,
juro que es verdad.  

Derek me sonrió de esa manera tan especial y cargada de cariño que hacía que me derritiera, ¿cómo era posible que me sacara tanto con una simple sonrisa?

Ambos caminamos por las cálidas e iluminadas calles de Beacon Hills tomados de la mano hasta llegar a un parque, nos dirigimos a la zona menos habitada y nos sentamos en el pasto, de frente aún con las manos recogidas.

Últimamente, no teníamos mucho tiempo para vernos, Derek había estado ocupado a causa de los estudios para entrar a una buena universidad y su trabajo, mientras que yo de igual forma me mantenía centrado en los estudios, y por supuesto, la música.

Desde pequeño, mi madre Claudia quien había fallecido a causa de una enfermedad, me había transmitido el amor y la pasión por la música, eso junto a los gustos por el rock  que tenía mi padre, me hicieron todo un aspirante a guitarrista y cantante. Claro, eso y unos cuantos cursos de guitarra, ya que los que me había brindado mi mamá tan sólo eran para lo básico.

Pero... ¿Y Derek? Bueno, él añoraba con llegar a ser un famoso actor, tanto como para series o películas.

Tanto Derek como yo, presentábamos algunas dificultades económicas, por lo cual no nos podíamos dar el lujo de hacer ciertas cosas, pero aún así somos muy felices, ya que sabemos que esto solo será temporal hasta que nuestro esfuerzo empiece a dar frutos.

Él se ve tan contento, tan brillante, tan pulcro, tan feliz, tan Derek, que puedo presentir qué es lo que me dirá.

—¿Sabes? —comenzó—. Me han enviado una carta de la universidad Columbia.

  Yo bajé la mirada, esa facultad era a la que tanto esfuerzo ha estado poniendo Derek por entrar debido a que en la carrera de artes de teatro de esa universidad contaba con algunos de los mejores profesores en todo Estados Unidos centrados en aquel tema.

Eso suena genial, dirás tú, y es que de hecho lo es, el problema es que esa universidad se encontraba en Nueva York, eso quedaba un poco lejos de California, ¿no creen? Y más cuando él tendría que cursar por dos años.

Hablar de esa universidad era algo que me bajaba mucho el ánimo.

—¿S-si? ¿Y qué te han dicho? —pregunté con nervios.

   No podía verlo, pero podría jurar que sonrió.

—Me han aceptado.

—¡Eso es genial! —Me separé de sus manos y me aventé a mi novio para abrazarlo, él aceptó de igual forma.

—¿Por qué siento que mientes? —susurró escondiendo su cabeza en mi cuello.

  No pude evitar que unas lagrimas cayeran por mis mejillas.

—¿Stiles? ¿Estás llorando? —inquirió con preocupación, a la vez que se separaba un poco de mi y examinaba mi rostro.

—N-no puedo evitarlo —tapé mi rostro con mis manos y sollocé.

  Con delicadeza retiró las manos de mi rostro y las beso, otorgándome una sonrisa tranquilizadora.

—Sti, no es para siempre, te prometo que esto no hará ningún cambio en nuestra relación, nada ni nadie podrá cambiar lo que siento por ti, ¿De acuerdo?

  Me lancé a él nuevamente, sonriendo aún con algunas lagrimas.

Derek, ¿Como puedes gustarme tanto?

  —Mira lo que me haces, Sourwolf —regañé con cariño soltando una pequeña risa.

  Él acarició mi cabello y dio un corto beso en mis labios.

-

Al llegar a mi casa, subí con monotonía las escaleras, una vez en mi cuarto me arrojé a mi cama y sin pedirlo, las lágrimas volvieron de forma más torrencial.

Aunque la charla que Derek me había dado había hecho que me quedara más tranquilo, claro estaba que mis dudas y tristeza no desaparecerían así como así.

¿Qué pasaría si allí conoce a una linda (o lindo, en todo caso) neoyorkina y se olvidaba de mi? ¿si durante ese tiempo deja de sentir cosas por mi? Solté un grito de frustración seguido de sollozos de tan solo imaginarlo.

Escucho como la puerta de mi cuarto es abierta seguida de la voz de mi padre.

—Stiles, he traído la ce-

  se detiene en seco y escucho como literalmente corre hacia mi cama y se sienta a un lado mio, acariciando mi espalda de forma paternal en el proceso.

—Hijo, ¿qué es lo que sucede? ¿te has peleado con Derek? ¿alguien te ha dicho o hecho algo malo? Puedo mandar a Parrish a que le dé un susto si es así... —pregunta y sugiere con pesadumbre.

  Suelto una risita por eso último.

Levanté la cabeza para encararlo.

—Lo aceptaron, papá —musité abrazándolo con fuerza al igual que él a mi.

  Y fue increíble que no necesitara más palabras para que mi padre entendiera a la perfección mi situación y no tardara en darme cobijo e intentar animarme.

  —Derek es un buen chico, Stiles, dudo que él sea capaz de olvidarte o hacerte algo como engañarte, y si lo hace, bueno... Tengo contactos en Nueva York, si te interesa —bromeó.

Río levemente. 

Espero que algún día pueda llegar a ser un genial padre como lo es él, junto a Derek, por supuesto.

-

El día de despedirnos llega, me encuentro con el corazón en la mano mientras Derek me abraza tan fuerte que siento que mis costillas podrían romperse, pero eso no importa.

—No me olvides, p-por favor —murmuro sintiendo mis ojos arder y mi corazón latir desenfrenadamente.

—No te desharás de mi tan fácil, eh.

  Me besa de forma cariñosa, se da media vuelta y camina hasta la terminal y lo veo desaparecer no sin antes voltear y sonreírme a la vez que agita su mano en señal de despedida.

La mano de Scott aprieta mi hombro en señal de apoyo.

—Hasta pronto, Derek —susurro.

Hey there, Derek. [Sterek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora