Salí a las 13:00 horas de mi casa, tenía vuelo a las 16:40. Tiempo más que suficiente para las despedidas, los encargos que había que poner en la maleta y hacer los típicos tramites antes de subir al avión. Todo perfecto.
Cómo soy de niño especial, tengo una familia muy particular. Para la despedida, se separaron en dos facciones y se tomaron las dos equinas del aeropuerto. Embarque Nacional (facción mamá), Embarque Internacional (facción papá). Primero fue el turno de despedirse de la facción mamá, quienes se encontraron una bandera chilena abandonada, que utilizaron para adornar una improvisada sesión fotográfica, con cánticos y escarcha. Cómo se tenían que ir temprano a cambiar unos plumones al mall y aún era temprano para embarcar en el vuelo, realizamos una simulación de despedida, cuyas fotos están rondando por facebook. Luego, me reuní con la otra facción quienes se habían ido a almorzar. Todo Perfecto.
Ya era hora de partir, pero la facción papá se tomaba todo el tiempo necesario en cada bocado, como si el piloto del avión hubiese sido avisado que yo iba a viajar y me estuviesen esperando. A las 16:00 me aproximé a policía internacional, me tomé las últimas fotos de recuerdo por si no volvía o regresaba obeso y entré a encontrarme con mi vuelo. Al terminar mis tramites, me percaté alegremente que me quedaban 10 minutos para subir al avión, corrí a la puerta once y espere...
-Che, ¿Ésta es la puerta para Buenos Aires?.
-Si, no..., Si, no sé.
Le pegué una mirada discreta a la pantalla y para mi grata sorpresa, me habían cambiado la puerta de embarque. Me deslicé a un lado lentamente, para que los Argentinos no se dieran cuenta que estaba haciendo la fila de otro vuelo y corrí a la pantalla gigante donde colocan los vuelos y sus puertas. Puerta Quince "Last Call". Corrí y Corrí hasta la puerta y divise a lo lejos a dos mujeres bajando la escalera que da a la manga del avión, despidiéndose turbulentamente de mi. Miré al mesón de atención y no había nadie.
Mientras corría en círculos, llamé a mi papá para que me auxiliara. "Voy en el centro weón, busca a alguien de Latam" me dijo. Seguí corriendo en círculos y preguntándole a toda persona que se me cruzaba, como mierda llegaba a mi avión. Me mandaron a unos lugares secretos del aeropuerto y me subí al ascensor con una auxiliar de aseo. "Tiene la mochila abierta, se le están cayendo las guaguitas" me dijo para alegrarme, porque mi cara debe haber sido como una mezcla de poto, pánico y de haber cuidado a un amigo curao.
Corrí a informaciones de Lan, como no podía parar mi instinto de superveniencia aeronáutico, le seguía preguntando a la gente ¡¿Dónde está mi avión?!. "Voy a Madrid" me dijo uno, "vamos a Sao Paulo" dijeron otros. Después de unos minutos de agonía y poniendo a prueba todo mi entrenamiento para causar lastima a la gente, la niña de Latam le colgó al Jordan Mauricio y me preguntó, con su voz de Roz de Moster Inc:
-¿Qué le pasóoww?
-Me cambiaron la puerta de embarque, no me di cuenta y no sé que hacer. Lloré.
-Ahhhh, ya se fue ese vuelo culiao.
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Colecciones autóctonas de un viajero pobre.
ActionColecciones autóctonas de un viajero pobre. Detesto los famosos "Blogs" de viajes, en los cuales un tercero te relata en qué hoteles se hospedo, dónde comió, qué lugares visitó, etc, etc. Son aburridos y repetitivos, además las únicas personas que...