Al final logré abordar al avión. Por supuesto, estuve dos horas antes del vuelo sentado en la sala de embarque, procurando que la pantalla asegurara que aún estuviera en la puerta correcta. Sigo pensando que Latam estaba conspirando en mi contra, porque esta vez se demoro en embarcarnos en el avión, mucho más del tiempo esperado. Pero bueno...
Con todo lo de cambio de vuelo, perdí mi asiento que había reservado meses atrás. Ahora estaba al medio entre un hombre, presumiblemente Alemán, y una cuica clandestina. Al sentarnos nadie saludo, nadie se miró, pero estoy seguro que todos pensamos que podríamos vivir las 12 horas más intensas de nuestras vidas y solo estábamos los tres para protegernos. Se podía caer el avión, se podía abrir la puerta de emergencia y que saliera la cuica por la ventana, el Aléman podría ser Hitler modificado genéricamente, o yo podría mandarme mis típicos cagazos.
No, cuando hablaba de las 12 horas más intensas, me refería que dependíamos del Alemán para ir al baño, ya que él iba en el asiento del pasillo. En el momento en que él se paró para ir a hacer pis (supongo), con la cuica brincamos rápidamente y corrimos a hacer la fila detrás. "hay que aprovechar de ir al baño", me dijo. Yo solo me reí coquetamente. No sabia, que luego de ese gesto, seriamos "amigos" de asiento.
Pasaban lentas las horas, así que me puse a ver una película tras otra. Me pregunto cuál era la entretención de los viajeros de antaño, en sus enormes galeones, o de los jóvenes Chilenos, que viajaban durante días en tren a través del desierto, con el fin de ganarse la vida en el Salitre. Nosotros tenemos todo, hasta wifi le chantan a los pasajeros en algunas aerolíneas.
Después que mi compañera despertó de eterna siesta, contorsionándose para acomodar sus huesos en su postura original, quiso replicar mi sistema de entretención y ver unas películas. Lo que ella no sabia, es que yo las estaba viendo ¡Porque no podía dormir!, tenia toa's las patas hinchás. Acto seguido, intento ajustar sus pulcros audífonos de Iphone 6 plus dentro de la pantallita ordinaria de lan, cosa que a la pantallita le disgustó y rechazó. Ella replicó, intentando insertar los audífonos baratos que entrega la aerolínea, pero tampoco lo consiguió, ya que había que estar entrenados en las más oscuras posturas de kamasutra para lograr ajustar las patitas de la conexión jack.-¿Cómo se ponen estás wevás, ji ji ji?
-Pues... no se, yo le puse mis audífonos de luca y no tuve drama. Deja cachar.
Efectivamente, no era nada fácil colocar los audífonos, así que miré sigilosamente como la tía del asiento del frente lo había realizado. No hay caso.
-Ya, deja llamar a la azafata. le dije. Apreté una serie de botones en mi pantalla táctil y posteriormente se prendió una luz azul. Acto seguido, la pantallita le acepto sus cagas de audifonos de aifon, pero le quedaron un poco sueltos.
La azafata vino de todas maneras...
-¿Qué necesitan?
-No podemos poner los audifonos :c
-No, si ya pude. Dijo la cuica orgullosa.
-Ah, entonces no es nada, les dije. Cabra weona, pensé.
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Colecciones autóctonas de un viajero pobre.
ActionColecciones autóctonas de un viajero pobre. Detesto los famosos "Blogs" de viajes, en los cuales un tercero te relata en qué hoteles se hospedo, dónde comió, qué lugares visitó, etc, etc. Son aburridos y repetitivos, además las únicas personas que...