Aquella misma noche tuve una pesadilla. Hacía años que no tenía ninguna pese a que fueron habituales y rutinarias cuando empecé este trabajo. Me había acostumbrado y pese a ello, me encantaba mi trabajo. Cuando abrí los ojos, lo único que me vino a la cabeza era lo mal que había llevado todo el asunto con aquel chico desde el principio. Lo que debería haber sido una simple noche de pasión desenfrenada, una única noche a partir de la cual ya no volveríamos a encontrarnos, se había convertido en algo más intenso. Me había enamorando de aquel misterioso joven y estaba dispuesto a llegar hasta el final con tal de descubrir lo que ocurría en este caso, pese a las posibles consecuencias.
Transcurrió una larga semana donde el caso parecía no avanzar. Nada tenía relación con los surfistas, todo giraba en torno a Tyler y cada testigo al que interrogaba me llevaba a un callejón sin salida del que tenía que volver sobre mis pasos y empezar de nuevo a elaborar nuevas teorías. Estaba claro que Tyler tenía algo que ver en todo esto. Desde que se había marchado todo el asunto se había evaporado sin dejar ni la más mísera pista.
Esa mañana el despacho estaba poco ajetreado y aproveché para intentar entrar desde mi ordenador a la base de datos donde estaba Tyler. Había tantas cosas que a mí no me encajaban. Leí su ficha una y otra vez hasta que llegó mi compañero sorprendiéndome y sacándome de aquel trance en el que estaba. Lentamente me estaba obsesionando con Tyler y con este caso, quería resolver este rompecabezas.
- ¿Qué haces con la ficha de Tyler abierta? – preguntó John.
- Intentar averiguar qué está ocultando – comenté.
- Olvídate, es como si se lo hubiera tragado la tierra. He buscado su historial por todas partes, ha simplemente... desaparecido.
- Aquella abogada que vino... ¿te acuerdas?
- Sí.
- ¿Quién era? Conozco a todos los abogados de oficio que vienen por aquí y algunos privados y no la reconocí.
- Yo tampoco.
- Tyler me dijo algo extraño antes de marcharse, no lo entendí. Me dijo: "Creo que tenéis un grave problema de comunicación entre departamentos".
- Es posible que fuera un policía de incógnito y desvelase su tapadera – comentó John.
- No me sonó a eso precisamente. Sonó como si él estuviera fuera del cuerpo, un civil. Aquella mujer que vino... creo que no era abogada. Busquémosla. En recepción tienen que tener el registro de su visita, todos tienen que firmar para entrar.
Ambos cogimos el ascensor hasta la planta baja y le preguntamos al guardia de la puerta por el libro de visitas. No tardó apenas en sacárnoslo y nos ayudó a encontrar a la persona que estábamos buscando, Samantha Sanders. Ni siquiera era abogada o al menos, no dio tal credencial, así que mi incertidumbre crecía aún más a cada nuevo dato que descubría. Si no era su abogada, ¿quién era? No aguanté más y empecé a buscarla en la base de datos desde mi ordenador. Una hora de búsqueda y nada, no había forma de encontrarla.
- No aparece en ningún lugar – comentó mi compañero.
- ¿Quién tiene tanto poder como para hacer desaparecer o modificar documentos e identidades? – pregunté y la respuesta acudió sola a nosotros.
Nos miramos unos segundos incrédulos y luego mi compañero al verme sonreír, sonrió también tratando de impedirme que accediera a donde iba a hacerlo.
- No lo hagas, te meterás en un buen lío.
- Vamos, los dos lo sabemos perfectamente, si no es abogada, si Tyler está fuera de todo este asunto y todos los expedientes han sido modificados... sólo hay un departamento capaz de hacer algo así. Los Marshall.
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Lo que oculta un ángel
RomanceAdvertencias: Homoerótica. Todos los derechos de autor reservados. Adam Perks es un detective de homicidios en Miami, pero su vida profesional se verá enredada en la vida privada cuando en su siguiente caso, trabaje de incógnito para descubrir al as...