Era Viernes por la mañana, y Monica me había invitado a correr, pero era muy temprano así que decidí quedarme en la cama, 2 minutos después recibí un mensaje de Dylan
-Hoy tengo algo especial para ti mi amor-
-¿Ah si?-
-Si, solo quiero que te pongas mas guapa de lo que ya estas, paso por ti a las 8:30pm-
-Okay-
¿Que sera eso especial?, bueno solo me arreglare e ire por ropa nueva al mall
Dieron las 8:30 y ya estaba lista para eso especial que tenía Dylan para mi
Baje y vi a un chico guapo en traje negro, subí al carro, pero antes me beso, me beso como nunca antes me había besado alguien.
-Que guapa te ves hoy linda
-Gracias, aunque tu también lo éstas, y ¿que se supone que haremos?
- Tranquila, es algo especial
-Hace un poco de frío, y no traje nada con que taparme-
-Ten, toma mi chaqueta-
-Graci...
Comenzó a besarme, eran besos cálidos, dulces, no se en que momento el y yo estábamos recostados en el pasto, el sin camisa y yo solo con mi brasier, en que momento nos desvestimos. Continuaban los besos, y en un momento el ya no tenia su pantalón y yo ya no tenia mi brasier.
Era tan horny el momento que solo deje que sus manos pasaran por mi cuerpo, me acariciaba cada parte que constituye mi ser.
Flash Back
Sus besos eran tan cálidos que solo quería en ese momento solo me hiciera suya, el roce de nuestros cuerpos era tan peculiar, que parecia que fuimos diseñados el uno para el otro.
No se en que momento el empezó a tomarme, de la cintura, subió sus manos y me desabrocho el sostén, yo solo empeze a desabrochar su pantalón, se lo quite y solo notaba que su miembro estaba erecto, así que el me quito mi blusa, tiró de mí hasta que las sensibles puntas de mis senos tocaron su pecho. Las manos de John flotaron por mi espalda hasta cerrarse en mis nalgas y me levantaron.
La penetración fue asombrosa. Con la piel caliente y resbaladiza, nos unimos con una mínima sensación de roce o presión. Sin embargo, la presencia en mi interior era sólida e íntima, un punto fijo en un mundo acuático, como un cordón umbilical en los desplazamientos casuales del útero. Emití un sonido de sorpresa al sentir el flujo de agua caliente que acompañó su ingreso. Me asenté en mi punto fijo de referencia con un suave suspiro de placer.—Oh, me gusta —susurró, complacido.
—¿Qué te gusta? —pregunté.
—El ruido que has hecho. Ese gemido.
No podía ruborizarme. La piel ya había llegado al límite del enrojecimiento. Dejé que el pelo me cubriera el rostro.
—Lo lamento; no era mi intención ser tan ruidosa.
Rió y la carcajada profunda reverberó en las columnas del techo.
—He dicho que me gustaba. Y me gusta. Es una de las cosas que más me gusta de hacerte el amor, Leila,los ruidos que haces.
Me sujetó más cerca y puso la frente en su cuello. De inmediato, John hizo un ligero movimiento de caderas y respiré hondo para sofocar un nuevo gemido.
—Sí, así—murmuró con suavidad—. O... ¿así?
—Mmm —musité. Volvió a reír, pero siguió haciéndolo.
—Pensaba mucho en esto —comentó mientras subía y bajaba las manos por mi espalda y delineaba la curva de mis caderas—.
—Mejor aún... —Su voz era un murmullo caliente en mi oído—... cuando te penetro con fiereza y ansiedad y gimes y forcejeas como si quisieras apartarte, pero sé que sólo pugnas por acercarte más y que yo estoy librando la misma batalla.Sus manos exploraban con ternura y lentitud, como seduciendo a una trucha. Se deslizaban hacia mis nalgas y descendían para tantear y acariciar el tieso y excitado punto de unión. Me estremecí y exhalé con un jadeo involuntario.
—O cuando necesito penetrarte y tú me acoges en tu interior con un suspiro y un zumbido quieto, como un enjambre de abejas al sol, y me transportas al éxtasis con un gemido trémulo.
—John—supliqué con voz ronca que retumbó en el agua—. John , por favor.
—Todavía no, —Clavó las manos en mi cintura para acomodarme y retenerme. Me presionó hacia abajo hasta que gruñí. —Todavía no. Tenemos tiempo. Y quiero escucharte gemir así otra vez. Y que gimotees y solloces, aunque no quieras, porque no podrás evitarlo. Quiero hacerte suspirar, como si tu corazón estuviera a punto de romperse, y gritar de deseo y, por fin, estallar en mis brazos. Así sabré que te he dado placer.
El torrente surgió entre mis muslos y se disparó como un dardo hacia lo hondo de mis entrañas. Me aflojé y mis manos resbalaron laxas e indefensas de los hombros de Jamie. Mi espalda se arqueó y los redondos senos resbaladizos se aplastaron contra el pecho amplio. Temblé en la oscuridad caliente y Jamie me sostuvo para que no me ahogara.
Me desplomé contra él, blanda como una medusa. No sabía —ni me importaba— qué sonidos había emitido, pero me sentía incapaz de hablar con coherencia. Hasta que Jamie comenzó a mecerse otra vez con la fuerza de un tiburón debajo del agua oscura.
—No —protesté—. John, no. No puedo soportarlo otra vez. —La sangre todavía palpitaba en las yemas de mis dedos y el movimiento en mi interior era una exquisita tortura.
—Puedes porque te amo. —Su voz emergía amortiguada por mi cabello mojado—. Y lo harás porque te deseo. Pero esta vez, lo haremos juntos.
Sujetó mis caderas con firmeza y me impulsó con la potencia de las corrientes submarinas. Me aplasté contra él, como las olas contra las rocas y fue a mi encuentro con la fuerza brutal del granito, mi ancla en el caos embestidor.
Fin del Flash Back
Llegamos a un perfecto orgasmo, y después de gemir por un buen rato, me empezó a besar y dijo que era la mujer que el había soñado, pese a todo puedo decir que me gustó que me hiciera el amor.
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Un chico diferente
RomansaEl chico de aquella fiesta del antifaz negro, era totalmente diferente, sus ojos color miel se notaban en toda la fiesta, ese chico te hacia sentir muchas cosas nuevas, con el paso del tiempo poco poco nos fuimos conociendo, y nos fuimos enamorand...