Traped in Wonderland (#FNAFHS)

Capítulo 2a

Narración normal
Con Bonnie

El pelimorado caminaba sumido en sus pensamientos, lo que acavaba de pasar lo tenía aún muy confundido.

-¡Me gustas!- Exclamó el peliazul. -No como amigo, si no como algo más.-

-Bon, yo... no se que decir...- Bonnie entonces se fue corriendo en la dirección contraria, con el corazón en el estomago y los pensamientos revueltos.

Solo con recordarlo, a Bonnie se le ponían los pelos de punta. Aquello era demasiado confuso para él.

-Se supone que yo soy hetero...- Se llevó la mano al corazón y apretó la camisa entre sus dedos. -¿Por qué razón me siento así al pensar en Bon? Será que él... también me ¿gusta? ¡Ag! ¡No lo entiendo!-

El joven no paraba de dar vueltas por el parque, incapaz de pensar con claridad. Finalmente decidio volver a casa a descansar y poner en orden sus pensamientos.

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Ciudad desconocida, plaza central

Ante los ojos de Bonnie se alzaba imponente una tétrica iglesia.
No sabía donde se encontraba, nunca había visto aquel lugar.
Todo estaba cubierto por una neblina oscura, que hacia muy díficil determinar que hora del día era. El silencio era abrumador.

-Tiene su encanto, ¿no crées?- Una voz procedente del edificio al lado de la iglesia resonó en la vacia plaza. Una voz femenína.

-¿Qui... quien anda ahí?- Preguntó el joven de ojos rojos con algo de nerviosismo.

-Puees... estoy yo.- La voz esta vez sonó justo detras de Bonnie, el cual dio un traspies del susto, cayendo al suelo.

Una risa inundó toda la desolada plaza. Ante los ojos del confundido, y asustado, muchacho se encontraba una extraña pero linda chica, a pesar de tener orejas y cola de gato.

-¿Quien eres tú?- Preguntó Bonnie, aún inseguro, cuando se levantó.

-Soy quien sabe donde está él.- El chico la miró con confusión, ella solo se rió, llenando de nuevo la plaza con su risa cantarina. -Bueno, ¿te apetece dar un paseo? Estoy segura de que este lugar te resultara... interesante.- Añadió, sonriendo con malicia.

El chico aceptó su oferta, aunque no se sentía del todo tranquilo. Su instinto le decía que algo malo podía ocurrir en cualquier momento.

Ambos caminaron por las desiertas calles de aquella ciudad. No se escuchaba nada más que el ruido que hacian ambos al andar, ya que no habían vuelto a hablar desde su conversación en la plaza.

Entonces, un grito desgarrador se escuchó por toda la ciudad

A Bonnie se le heló la sangre, no solo por lo repentino del grito. Conocía bien esa voz, era perfectamente consciente de quien era su dueño.

-¡BOOON!- El muchacho echó a correr en la dirección de la cual procedía el grito.
En el rostro de la joven de aspecto felino se dibujó una sonrisa sádica y alegre.

-¡Que comience el primer acto!- Exclamó, jocosa.

Mientras tanto, Bonnie corría sin descanso por las calles de aquella ciudad desconocida, que parecía haberse transformado en un laverinto.
Gritaba el nombre del peliazul lo más fuerte que su garganta le permitía.
Tenía el corazón en un puño.

Finalmente, el joven llegó a un lugar que pudo reconocer: la iglesia donde había empezado al principio.
Su respiración era irregular y su cuerpo empezaba a cubrirse de un sudor frío.

-¿Parece que buscas a alguien?- La voz de la chica sonó a sus espaldas.

-¿¡Cómo has llegado hasta aquí tan rápido!?- Exclamó el ojirrojo, ya visiblemente alterado.

La joven rió suavemente. -Esta gata no piensa reverlar sus trucos.-

Un silencio amenazador se extendió por la plaza.
Bonnie empezaba a estar realmente molesto con aquella chica, pero no se atrevía a decir nada debido a la sensación de panico que surgía de su interior.

Un nuevo grito se escuchó en toda la plaza. ¿Su origen? La iglesia.

El joven corrio, lo más rápido que sus piernas le permitieron, hasta el enorme portón y empezó a golpearlo.

-¡BOON! ¿¡PUEDES OIRME!? ¡¡BOOON!!- No paraba de aporrear la madera mientras gritaba el nombre del otro chico, mientras sus ojos rojos empezaban a llenarse de lagrimas.

-Creo que ya va siendo hora de que te marches, ya has visto suficiente por hoy.- La voz de la chica era ignorada por Bonnie, el cual solo buscaba una forma de abrir la puerta.

La sonrisa que ella había mantenido en sus labios hasta ese momento empezó a desvanecerse. -¿Sabes? Detesto que me ignoren, es algo que realmente puede llegar a cabrearme bastantes.-

Bonnie se giró hacia ella, llenó de frustración y enojo. -¿¡Crees que eso me importa!? ¡Solo quiero abrir esta maldita puerta!-

Los labios de ella volvieron a formar una sonrisa.

-¿¡QUÉ TE PARECE TAN GRACIOSO!?- Bonnie explotó. Ya no le importaba aquella agobiante sensación de peligro.

-Tu desesperación.- Respondió con simpleza. -En el parque no parecía que te importara tanto.-

El de ojos rojos se quedó congelado.

-¿No dices nada?- Insinuó ella.

Un nuevo grito, aún más desgarrador que los anteriores, brotó del interior de aquel edificio.

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-¡¡BOOON!!- Bonnie despertó en su cama. Estaba completamente empapado en sudor y si corazón latía a tal velocidad que era hasta doloroso.

Trató de controlar su respiración. Aquel "sueño", mejor dicho, pesadilla, había sido demasiado real para su gusto.
Tardó bastante rato en serenarse, y ni siquiera fue capaz de hacerlo completamente. El grito desgarrador de Bon seguía resonando en sus oidos; además, era incapaz de sacar la perturbadora sonrisa de aquella chica de su mente.

-Solo ha sido un sueño... Solo ha sido un sueño...- Repetía una y otra vez, como si de un mantra se tratara.

Cuando se sintió un poco mejor, se acurrucó entre las sabanas en posición fetal. Su cabeza era una amalgama de pensamientos, imagenes y sonidos. Se sentía tan confundido.

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Narra Bonnie

No me sentía capaz de ordenar mis pensamientos, todo era confusión. Todo se mezclaba.
Los recuerdos de Bon confesandose aquella mañana, las imagenes y los sonidos de la pesadilla que acavaba de tener, mis propios pensamientos.

Aquella iba a ser una noche muy larga. Demasiado larga.

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Lugar desconocido
Narra Niara

Parece que el conejito morado lo está pasando bastante mal, ¿no crees?

Oh, ¡vamos! ¡No me mires así! Alguien tiene que darle movimiento a esta historia y, te guste o no, soy yo la que tiene ese papel. No te enojes conmigo.

Por otro lado, me preguntó que le habrá pasado a los otros...
Umm... ¿Qué te parece si dejamos a este adorable conejito morado pensando? Creo que un zorro rojo, una polluela amarilla y un osito dorado requieren de un poco de nuestra atención.

¿Te apetecen unas pastas mientras esperamos? ¿Tal vez un poco de té?
No te preocupes, ya lo traigo todo yo.

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