Shots TaoRis

I

YiFannie~... –llamó un joven, con ojeras parecidas a las de un panda, mientras caminaba a la oficina de un chico rubio de aspecto frío pero que con SU PANDA era lo contrario–.

¿Qué pasa, pandita? –el rubio elevó su mirada hasta el joven que cerraba la puerta y camina hasta el sofá para acostarse en este–.

No me siento bien, gege... –murmuró el joven mientras hacía un puchero y cerraba sus ojos sujetándose el abdomen–.

El rubio deja todo para levantantarse e ir a ver a su pequeño, se acerca a este y se arrodilla a un lado, posa su mano en la frente para checar su temperatura.

Estás con un poco de fiebre amor, será mejor que estés en cama, llamaré al médico para que te revise, ¿está bien? -besa los labios del pequeño suavemente, se para y lo carga estilo princesa para llevarlo a la cama. Una vez allí lo deposita con cuidado y lo cubre con las sábanas, toma el teléfono y llama al doctor antes de volver con el joven y sentarse a su lado a acariciar sus hebras azabaches-. Ya está en camino bebé, no te duermas.

Está bien, gege... No te vallas... –murmura y lo abraza apoyando su cabeza em el pecho–.

–sonríe con cariño a su pequeño y le susurra–. No lo haré bebé, tranquilo... –deposita un beso en su cabeza y rodea el pequeño y frágil cuerpo con sus brazos–.

Pasan alrededor de 15 minutos cuando una sirvienta entra seguido del médico a la habitación dónde están ambos, YiFan se para y deja que revisen a su pequeño, en su rostro se ve claramente la preocupación por lo qie pueda tener Tao, y es que, ZiTao es el mundo de YiFan. Es su vida, es su todo y no soportaría perderlo. Lo cuida como si en cualquier momento se fuera a romper, lo trata con un cariño que nadie creía que tenía, sonríe solo por él. Y daría su propia vida por la de su pequeño si fuera necesario.

¿Qué tiene, doctor? –pregunta una vez que finalizó el chequeo–.

Venga conmigo... –ambos salen del cuarto dejando a un dormido Tao–. Su pareja, ¿ha presentado algún otro síntoma además de malestar?

Bueno... –se pone a pensar y dice lo que recuerda–. Hay veces en las que duerme más de lo normal, vomita con frecuencia, sobre todo en las mañanas; tiene antojos raros, está más sensible y mimoso, y... –sus mejillas se colorean de carmesí–. En las noches es cuándo más travieso esta, si sabe a lo que me refiero.

–el doctor ríe un poco y asiente–. Si, lo sé. Sospecho algo pero no estoy seguro de que sea eso, para saber bien mañana lo llevará a hacerse unos exámenes, me buscará a mí y le confirmaré si es lo que sospecho o no, mientras tanto, complazca a su pareja. –y sin más que decir se despide y se va–.

YiFan suspira y vuelve a la habitación encontrándose a Tao sentado con un puchero refregandose los ojitos de manera muy tierna. Se acerca con cuidado y se sienta a su lado, no pasan mas de 5 segundo cuando Tao ya esta sentado en su regazo con cada pierna a los lados de su cadera y los brazos rodeandole el cuello.

¿A dónde fuiste FanFan? –murmura el chico contra su cuello, su aliento herizando la piel del mayor–.

Fui a hablar con el doctor y dijo que mañana hay que ir al hospital para que te hagan unos exámenes ya que quiere confirmar sus sospechas sobre algo que no me quiso decir. –y antes de que su pequeño pudiera escapar le rodeó la cintura con sus brazos evitando su huída–.

P-Pero no me gustan los hospitales YiFannie y lo sabes... –murmuró de nuevo el pequeño, eleva la mirada y lo mira con ojitos de cachorrito–. FanFan no me lleves allí, quedémonos aquí los dos juntitos y abrazaditos en la cama. Pul favuuul...

No, bebé. Debemos ir quieras o no. No me gusta verte mal y si el médico dice que hay que ir debemos hacerlo porque él sabe. Y no hay peros que valgan para faltar... Taozi no pongas esos ojitos, no van a funcionar esta vez bebé. –ríe y le besa la nariz viendo como el menor resopla sabiendo que no podrá hacerle cambiar de opinión–.