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Un joven caminaba entre la multitud de chicos bailando en la pista. Cuando llegó a la barra pidió un trago y se lo tomó poco a poco mientras que con la mirada buscaba una presa.

No muy lejos de él vió a un joven rubio, bailando con un alto de manera muy sensual, rozando su culo contra el miembro ajeno, las manos del chico firmes en sus caderas, su rostro pegado a la nuca del rubio mientras este tenía los ojos cerrados y se mordía el labio inferior. Decidió que el pequeño rubio sería de él y no de ese alto, así que decidido envió a su pequeño amigo para distraer al alto.

Su plan funcionó, el rubio quedo sólo y no le quedó de otra que dirigirse a la barra a por algo de beber. Se acercó disimuladamente hasta este y empezó una charla amena con el joven, su nombre era Tao, no dió más detalles, lo que era perfecto ya que no le interesaría más que eso, él se presentó con su apodo, Kris. Estuvieron charlando un poco más hasta que le invitó a bailar y Tao aceptó. El baile empezó rítmico, al tiempo perdió eso y se hizo más sensual y provocativo, Tao movía sus caderas lentamente, hipnotizando a todo aquel que lo mirara. La distancia entre sus cuerpos iba disminuyendo rápidamente, hasta ambos estar pegados el uno con el otro, Kris tenía una mano envuelta en la cintura de Tao mientras la otra le acariciaba toda la espalda hasta la nuca, sus ojos iban de sus labios a sus ojos y viceversa; los brazos de Tao estaban alrededor de sus hombros y nuca. Kris llegó a su límite de paciencia y sin poder evitarlo unió sus labios con los de Tao en un hambriento beso, el cuál el otro correspondió con la misma intensidad, gimiendo cuando las manos de Kris apretaron sus nalgas con fuerza, Tao llevo las suyas a los cabellos oscuros del otro undiendo sus dedos en estos y jalandolos.

Kris, dando pasos hacía atrás imperceptibles para Tao, lo llevó a la zona más oscura del club, dónde lo apoyó contra la pared con fuerza, bajando los besos al cuello del chico, mordiendo y succionando con fervor, saboreando esa suave piel, escuchando los ahogados gemidos de Tao ante tales cosas, olvidándose dónde estaban.

Los colmillos de Kris tomaron largura haciendose notar, raspo la sensible piel sintiendo el cuerpo de Tao estremecerse, y sonriendo contra su cuello perforó la piel de él, su mano cubrio la boca de Tao, evitando que un grito saliera de sus labios. Sin más, empezó a succionar con fuerza, el sabor de su sangre era delicioso, único, el cuerpo ajeno estaba perdiendo fuerzas al quedarse sin sangre por sus venas.

Una vez saciada su sed sacó sus colmillos y lamió la herida, elevó la cabeza viendo a Tao inconsciente y con el cuello a exposición. Lo cogió en brazos mientras su cabeza le decía que era su nueva fuente de sangre y su juguete sexual nuevo, salió del local con él, lo dejó en los asientos traseros, se montó en el lado del conductor, encendió el auto y partió dejando atrás ese lugar, en todo el trayecto tenía una sonrisa de oreja a oreja.

(...)

Al llegar a su casa (mansión) entró en una de las tantas habitaciones que poseía, acostó a Tao en la cama y se fué no sin antes lamerle el cuello.

Ya en su habitación se despojó de su vestimenta y fue a darse un baño. Al salir se puso una ropa cómoda y bajo a la cocina para prepararse algo de comer. Se hizo un sándwich, se sirvió jugo y se sentó a comer.

Una vez que hubo terminado subió a ver a su juguete, abrió lentamente la puerta viéndolo sentado en la cama observando todo el lugar.

Al fin despertaste... –sonrió al ver el sobresalto que tuvo y mantuvo la sonrisa cuando él le miro–.

¿A dónde me trajiste? –fue directo y sin rodeos–.

Te traje a mi hogar, seré sincero... Serás mi nuevo juguete, mi mascota.

No. No soy juguete, ni mascota de nadie. Así que ni pienses que tú serás el primero. –su ceño estaba fruncido y sus brazos cruzados sobre su pecho–.

Shots TaoRisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora