Capítulo 7

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Hola, es la primera vez que dejo "una nota" jajajaja, pero bueno...siempre hay una primera vez, solo era para pediros que si os esta gustando el fic le deis estrellita o me comentéis vuestras opiniones, os lo agradecería mucho. A si sabría si estoy haciendo un buen trabajo o no jejejee. Un saludo y aquí os dejo ya el capitulo ^^.



-¡Oh joder!- Mi cabeza dolía horrores. No recordaba apenas nada de anoche, debí a verme pasado con la bebida. Mi cabeza pulsaba y mi boca estaba seca. Llevé mis manos a la zona adolorida e intenté que el dolor pasase dándome unos leves masajes en las sienes. Pero fue caso inútil.

-Agua- balbuceé –necesito agua- mi voz salió rasposa, excesivamente ronca para mi gusto. ¿Pero qué bebí anoche?, pensé.

Hice un intento de levantarme, pero mi cuerpo no estaba por la labor. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, hacía frío esa mañana, o tal vez la razón era que apenas me cubría una fina sábana. –Bien Daniel, a pesar de tu borrachera, por lo menos te quitaste la ropa antes de desplomarte en la cama. Bien, eso es un gran paso para ti- dije en voz alta.

Pero espera un momento...estas no son mis sábanas.

-¡Oh mierda!- me llevé las manos a la cara -¿Pero qué mierda hice anoche?- imágenes borrosas vinieron a mi mente. Una chica mona y rubia nubló mis sentidos –vale eso es un paso- enfaticé –por lo menos era guapa-. Pero los recuerdos no quedaron ahí. –vale, se que bailé con ella...eso es bueno- forcé mi mente a que siguiera recordando. –Besos, si hubo besos...la voz de alguien diciendo mi nombre...- hice una pausa –Dan... ¡sí! Me llamaba Dan... ¿Pero quién coño me llama Dan?- eso me desconcertaba...la única persona que usaba ese diminutivo era... -oh, oh- vale concéntrate Daniel, me recriminé.

Imágenes de un callejón me abordaron. -¿Pero qué estupidez hiciste, acaso lo hice en un callejón?- alcé la voz desesperado. –recuerdo...recuerdo una cabellera rubia... ¡sí!... pero no era como la de la chica, si no más clara, ¿platinada?... ¡mierda!- no me lo podía creer- esto definitivamente no es bueno, porque esa cabellera no era larga... o dios...no era una cabellera de mujer...- susurré.

De repente como si hubiera tenido una especie de visión divina, miré a mí alrededor. La habitación, definitivamente no era la mía. Era la habitación de Tom. Estaba en el apartamento del rubio –rubio- susurré soltando un gemido lastimero -¿Oh Daniel que has hecho?- Divisé mi ropa encima de la cómoda. En ese momento me importaba poco la borrachera. Mi "gran revelación" me la sacó de un plumazo. Rápido agarré las prendas y me las puse intentando lo más decentemente posible no tropezarme con ellas.

A trompicones salí de la habitación, mirando alrededor como una gacela asustada, busqué si había "moros en la costa".

Con pasos sigilosos me dirigí a la puerta de entrada y ahí, pegada, se encontraba una nota escrita con una bonita letra. Es la letra de Tom, pensé.

"Daniel, he tenido que salir un momento a solucionar unos asuntos pendientes. Como sé que te vas a despertar tarde, te he dejado el desayuno hecho y unas pastillas para el dolor de cabeza, de seguro te dolerá.

No sé a qué hora regresaré, así que tómate tu tiempo en despejarte y comer algo.

Posdata: No te vayas sin desayunar antes, ambos sabemos que esa era tu intención.

Tom."

Leí. Por eso me dejó la nota en la puerta de entrada. Me conoce demasiado bien.

El día en que te des cuentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora