Capítulo 5

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Godric's Hollow

Lily Evans

Tarde 31 octubre 1981

-Sabes que lo tienes que hacer... -su voz era tentadora. ¿que tenía que hacer James? -Ya lo sabías.

-¿Por qué James, por qué?- le pregunté sollozándome.

-Lo siento -me dijo. -Crucio

Sentí como un dolor insoportable recorría mi cuerpo. Todo. Me sentía como si me clavaba 100 cuchillos, como si una descarga eléctrica se había adueñado de mi cuerpo, como si millones de agujas se me clavaban. No podía parar de gritar. Me dolía. Pero tenía que ser fuerte por Harry. Al menos seguía con vida.

Entre agonizantes chillidos escuchaba a Quién-tu-sabes reírse. Se estaba riendo. Moví lentamente la cabeza hacia Harry que seguí sentado donde yo le había puesto. No lloraba pero podía ver el terror en sus ojos. «Ay mi pobre Harry» me lamenté.

-Avada Kedavra -gritó el Innombrable
Pero no se dirigía a mí. Si no a Harry.

«¡HARRY!» chillé. Nadie podía oírme. Ni yo a ellos. Mis gritos eran estridentes. Note como empecé a sangrar. Por todas partes de mi cuerpo. Debía de ser un hechizo que desconocía. Me habían dejado aquí para que me desangrase. Empecé a llorar. Por Harry, por James, por mí.

Quise recordar lo feliz que fui con James mientras duró, si iba a morir quería morir pensando cosas bonitas. Saqué fuerzas de donde no las tenía y conseguí colocarme boca arriba.

Recordé como me había dicho la sanadora de San Mungo que estaba embarazada de Harry. Ese día fuimos James y yo a enviar cartas a todo el mundo menos a los que podíamos ir a ver, como Sirius que se pusó muy contento, al igual que Remus y Peter. También fui a ver a mi madre y a mi padre y a Petunia. En unos días nos llegaban cartas de toda la Orden felicitándonos.

»Tambien pensé el día en el que James me había pedido que me casará con él, yo di un brinco me subí hasta sus labios y le dije: sí.

»Cómo en nuestra primera cita el se había caído de la silla por lo nervioso que estaba. «que mono»

»O el día que entré en Hogwarts. Todo era tan mágico. Me pareció un sueño. Era de locos. Fantasmas, varitas mágicas, hechizos, dragones, encantamientos, pociones, lechugas que te enviaban el correo. Todo los cuentos que me contaron cuando era pequeña era realidad.

»O ese día cuando Petunia se estaba metiendo conmigo por ser "un mounstro" y salió Severus de aquél árbol. Severus. Un tiempo antes de que James me pidiera matrimonio me enteré de que Sev era un mortífago, se me cayó el cielo. Desde la salida de Hogwarts no habíamos vuelto a hablar. Semanas atrás había discutido con James, pues quería hacer las paces con él. Pero como Severus y James nunca se llevaron bien, me costó convencerle. Al final cedió de mala gana y me prometió que sería "menos insoportable" con él que de costumbre. Yo le sonríe le di las gracias y le besé.

Cuando había oído salir de la boca de ese asesino el nombre de Severus casi me dio un pasmo. ¿Por qué habría pedido a su amo clemencia para mí? Si hacía años que no hablábamos.

Oí como alguien volvía a subir las escaleras, pero lo oía muy lejos. Como si se alejara. Había perdido mucha sangre, se podía deducir por el gran charco de sangre que me rodeaba, la cabeza me empezaba a dar vueltas. Tenía ganas de cerrar lo ojos. Para siempre.

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